Cómo la empresa dueña de los ladrillos Rasti logró diversificarse en el negocio del juguete
Daniel Dimare, miembro de la familia dueña de la marca Rasti, cuenta cómo se transformó la compañía -que este año cumple 60 años- para ganar mercado y no ceder ante la caída de consumo. La innovación y las asociaciones estratégicas, como principales drivers.

Cecilia Valleboni Forbes Staff

Ya son varias las generaciones que crecieron jugando con los clásicos ladrillos Rasti. Tanto niños como adultos disfrutan las construcciones de autos, edificios, casas y hasta ciudades quienes son más habilidosos. Lo cierto es que detrás de está marca emblema del universo juguetero se encuentra la familia Dimare

Daniel Dimare, miembro de la familia dueña de Juguetes Rasti. 

Rasti fue creada en 1966 por Modellspielwaren Dr. Hasel & Co., una empresa alemana con base en Reichartshausen. Años después, la fábrica Knittax trajo la marca a las jugueterías argentinas. En paralelo, Antonio Dimare, inmigrante italiano que trabajó en un almacén, compró junto a sus hermanos una fábrica de plásticos que se dedicaba a elementos de cotillón en 1965. Pero le dieron una vuelta: se volcaron por los juguetes didácticos. 

Fue en la década de los 70 que Rasti comenzó a tener problemas económicos y abandonó su foco en el país. Siguieron con la fabricación en Brasil, pero la presencia en Argentina se fue diluyendo hasta quedar totalmente relegada. "Mi padre estaba enamorado de esos ladrillos, no les sacaba el ojo. Intentó comprarla con la crisis de Knittax, pero le pidieron una barbaridad. En 1975, lanzó su propia marca: Plastiblock, que luego pasaría a llamarse Blocky", rememora Daniel Dimare, uno de los cinco hijos del empresario que se incorporaron en 1998 y hoy están a cargo de diversas gerencias de la compañía. 

"Seguimos buscando a Rasti y había un rumor que decía que las matrices estaban abandonadas en un depósito en Brasil. Lo llamamos Operación Rescate y compramos la marca en 2005", rememora Dimare. Hoy Rasti es el principal caballito de batalla de la empresa que tiene su planta de producción y showroom en Lomas del Mirador, en la zona oeste del Conurbano bonaerense. Allí fabrica unas 8 marcas (Blocky, Blokoco, Cityball, Flokys, Bimbi, Crico y Armatron, entre otras) y más de 200 KPI. 

El 2024 no fue un buen año para los Dimare ni para la industria juguetera. "A fines de 2023, cuando vimos lo que se venía, desarrollamos productos con presentaciones más convenientes en cuanto a precio para todas las marcas. Eso nos ayudó a mantenernos en el mercado y que la caída no sea tan precipitada", asegura el empresario, que dice que la compañía vendió un 9% menos en unidades durante el año pasado, mientras que la industria reportó caídas de entre 30% y 40%. 

"El mercado del juguete necesita del producto importado para poder funcionar", asegura el empresario. 

El negocio del juguete en Argentina es particular por dos motivos. Por un lado, en el mercado se estima que el 70% de las ventas se concentran en el Día de las Infancias y Navidad (Dimare asegura que en su caso ronda el el 55%). Por otro, el nivel de atomización: hay unas 180 empresas fabricantes -que se especializan en distintos segmentos- pero solo un puñado son de tamaño mediano. "Hay algo que sucede en Argentina que se ve en pocos países del mundo: la cantidad de jugueterías minoristas o de barrio, con menos presencia de cadenas", cuenta Dimare. 

La presencia de productos importados fue siempre un pilar del sector. De hecho, Dimare asegura que "el mercado del juguete necesita del importado para poder funcionar", como juguetes con mucha tecnología o de licencias. "En 2024 se mantuvo en los niveles de 2023, aumentó mínimamente. Este año, en enero se vieron muchos argentinos buscando cosas para importar en Hong Kong", cuenta. De hecho, la compañía recibirá en marzo los primeros contenedores con juguetes diseñados para la marca Bimbi -dirigido a la primera infancia- pero fabricados en China. "Inicialmente, no va a representar el 20% del volumen. Vamos a ir viendo la dinámica del mercado y, si los productos que importamos son bien recibidos por el consumidor, vamos a ir adaptando la oferta. Va a ir en aumento si la política económica del país sigue siendo mantener un dólar atrasado y la apertura", admite. 

Innovar y diversificar

En el marco de caída de consumo de juguetes, la familia Dimare lanzó además una nueva unidad de negocios, dirigida a empresas. Se llama Rasti Fábrica de Ideas y realiza juguetes para grandes compañías. Por ejemplo, hizo vehículos a escala para una automotriz o cucharitas para una cadena de heladerías. "Eso nos sirvió también para complementar las ventas", destaca. Además, otorga la licencia de la marca Rasti a terceros. Entre ellos, a una empresa que organiza eventos infantiles, una que hace capacitaciones corporativas, una consultora y también a la marca Tex -de Carrefour- para que pueda hacer remeras con los diseños. "Todo esto aumenta la presencia de Rasti en los mercados y la presencia de marca", aclara. 

Algo similar había hecho en 2019, cuando la compañía buscó incursionar en nuevos negocios y encontró una oportunidad en el segmento educativo, pero siguiendo una tendencia que gana terreno: robótica. "Son equipos para las escuelas. Vienen con toda la parte de contenidos pedagógicos para enseñar la teoría, los ejercicios para que los profesores den a los alumnos. Les damos capacitaciones a los profesores para que puedan enseñar con nuestro equipamiento", cuenta Dimare, que destaca además la alianza estratégica con Editorial Santillana. "Todo esto ayuda a aumentar el volumen del negocio, estar en nuevos mercados y llegar a nuevos targets", añade. 

Para 2025, proyecta una facturación de $ 3.100 millones. 

Trabajar en innovación es uno de los pilares. La compañía cuenta con un departamento de diseño y desarrollo, que emplea diseñadores gráficos e industriales que exploran nuevas temáticas o tecnologías que se pueden adaptar a los juguetes de su portfolio. "Estamos continuamente trabajando con el equipo de diseño y desarrollo, tirando ideas de lo que vemos que en el mundo se ve como novedad y vemos si los valores de las marcas que tenemos se pueden adaptar a esa nueva tendencia". 

De cara a 2025, Dimare proyecta un crecimiento de entre 10% y 15% en unidades y una facturación de $ 3.100 millones. "Vamos a superar las ventas del año pasado y alcanzar quizás la del 2023", se entusiasma. Además la idea de Dimare es retomar la exportación. La única unidad de negocios que realiza ventas al exterior es la de robótica educativa, con fuerte presencia en Brasil. "No lo hacemos con otros juguetes porque el tipo de cambio no era favorable. Tuvimos que dejar varios mercados con otros juguetes de nuestro porfolio. Este es un buen año para retomar ese plan", concluye.