Claudio Drescher y Jazmín Chebar se conocieron allá por 1996. “En el momento que nos conocimos tuvimos la sensación de haber descubierto algo, uno del otro”, confiesa el empresario, quien hasta hoy sigue deslumbrándose con el talento de su socia. “Para mí, Jazmín es la principal diseñadora de la historia argentina”, refuerza para que no quede duda alguna de su fascinación.
Casi veinte años después, la marca ya opera en siete países de América Latina y también en Estados Unidos. Los últimos desembarcos en el continente fueron Colombia y México, en lo que bien podría llamarse como el “Plan 2025”. ¿El objetivo? “El crecimiento internacional”, respondió Claudio Drescher en un mano a mano con Forbes Argentina. Y a la respuesta tajante, le sumó números: “Estamos planteando un incremento del 25% en las exportaciones de acá hasta el 2025 en unidades”.
Acaban de llegar a Colombia y México…
Colombia y México se concretaron casi simultáneamente en 2022, en el primes trimestre. Pero en realidad nuestros viajes a México comenzaron hace ocho años y Colombia hace seis años. Nuestras visitas incluyeron países europeos. Estuvimos en China, Japón y todos los países de América Latina y, por supuesto, los Estados Unidos. Siempre el desarrollo indica exploración de mercado y entender cómo funcionan, cuáles son sus competidores y cuál es la mejor manera de incorporarse a esos mercados.
¿Cómo es su plan 2025, para el que planean una inversión de US$ 4 millones?
Este plan 2025 está centrado principalmente en el crecimiento internacional de la compañía y en el aumento de las exportaciones. Nuestra idea se concentra fundamentalmente en esto. Si bien tenemos previsto un crecimiento en unidades para la Argentina y las operaciones locales del orden del 7% anual hasta el 2025, en lo que hace a las exportaciones estamos planteando un incremento del 25% de acá hasta el 2025 en unidades. Así que es un poco más alto en el exterior.
¿En qué países están presentes actualmente?
Nuestras operaciones comerciales hoy son Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Perú, Colombia, México y Estados Unidos.
El 85% de su producción se confecciona en la Argentina. ¿Es barato producir en la Argentina?
El 85% de nuestra producción se hace en la Argentina y el resto se concentra fundamentalmente en Perú porque ellos tienen el algodón pima, que es un elemento diferenciador muy potente y que las clientas de Jazmín Chebar en el mundo lo valoran. El 85% se hace en la Argentina porque eso nos permite en nuestras propias unidades productivas desarrollar el tipo de producto que queremos. Lo hacemos así por un tema de calidad, porque de esta forma estamos cerca y son parte de nuestra estructura y visitadas constantemente. Eso permite que tenga el imput de la marca.
Lo que encontramos es que nuestras fábricas asociadas hay un sentimiento, un concepto que hace que cada producto sea valorado. Yo creo que nuestras clientas se dan cuenta que el hacerlo en nuestras propias fábricas en la Argentina hacen que cada costutero y jefe de talle disfrute el producto que hacemos. Lo notamos cuando buscamos nuevos horizontes de fabricación. Si la gente no ama el producto y no entiende el significado de la marca, vemos que el producto no sale.
¿Cómo es el modelo de negocio de Jazmín Chebar? ¿Se expanden con esquemas de franquicias o son ustedes mismos quienes se encargan de administrar los locales comerciales de la marca?
A Jazmín Chebar le gusta administrar, organizar y hacer funcionar sus propias tiendas. Por supuesto que al abordar cada país pueden aparecer socios que puedan aportar estratégicamente en el conocimiento del mercado. El know-how, los sistemas de venta, la logística, sistema de reposición, el tipo de lanzamiento de productos nuevos, sale de una matriz global que está pensada como sistema de orientación y de estrategia de marketing.
¿Cómo es el cliente ideal de Jazmín Chebar?
La clienta de Jazmín es una clienta que conoce mucho, está muy informada, que tiene una predilección por la buena ropa. No es una persona 'fashion', en el sentido de que no sigue la moda, sino que sigue una identidad que tiene Jazmín Chebar que es muy potente y representa simbólicamente un tipo de prenda que es muy elaborada, que se basa centralmente en plantear una sofisticación fuerte en todo el desarrollo de la costura y materiales, pero siempre con una pizca de humor, irreverencia y diversión.
¿Y por qué creés que los eligen a ustedes?
Creo que Jazmín Chebar es única en el mercado porque se plantea estos dos objetivos de manera simultánea: no es una marca que busque pretenciosamente el lujo ni es una prenda fácil de colores que simplemente llama la atención.
¿Les gusta que lo llamen 'marca de lujo'? ¿Qué es para ustedes ser una marca de lujo?
Técnicamente en el mercado internacional se habla de marcas de lujo, de marca premium, marca de lujo accesible y muchos términos para definir el tipo de indumentaria que está en el segmento en que nosotros nos desarrollamos con Jazmín Chebar. No nos molestan las denominaciones. Lo que sí sabemos nosotros que esos términos lo que te están indicando es que representamos un segmento mucho más joven que las marcas de lujo tradicionales o las prestigiosas de decenas de años.
¿En qué se diferencia su público?
A nosotros nos elige un público con una cabeza más novedosa, innovadora y que rompe un poco los esquemas de supuesto prestigio del uso de marca. Por eso nuestro nombre no aparece externamente en la mayoría de nuestras prendas sino que se reconocen por cómo maneja el diseño y la paleta cromática.
¿Cómo manejan el concepto de la “exclusividad”? Algo que es un sello muchas veces de las marcas de lujo, ya que no muchas personas tienen acceso.
Esa exclusividad del producto de daba antes por la identidad, por ser diferente, por no copiar, seguir tendencias internacionales, por no seguir a las marcas de moda de otras partes del mundo. Eso la gente se da cuenta. Pero la exclusividad tiene que ver con algo que nosotros nos planteamos, y es que de cada prenda hay poco. Se piensa para cada país cuánto es el tipo de suéters especiales que hacemos con esa paleta cromática y terminaciones técnicas. Sabemos que no podemos tener más de tanta cantidad de suéters por punto de venta, ciudad y país. Esto también es importante porque la gente utiliza la indumentaria como un mensaje para comunicarse con el resto, ese lenguaje perdería identidad si las confecciones son masivas. Trabajamos con series cortas y poca cantidad por ítem.
¿Cuál es el secreto para crear una marca de ropa exitosa?
Para tener una marca exitosa, tenés que tener algo para decir nuevo y que sea consistente. Es incalculable pensar la cantidad de marcas que hay en el mundo. El valor central que se busca es que no podés repetir la misma voz, la misma entonación, el mismo concepto, porque sobran marcas y propuestas. Detrás de todo eso juega mucho el respeto al cliente. Nosotros en Jazmín decimos que nosotros no es que tratamos bien a las clientas porque en un manual comercial leímos que debe ser así o que el cliente siempre tiene razón. Nuestro equipo ama a las clientas, pensamos que nos eligen, disfrutamos que lo hagan, y vemos que hay una simbiosis entre lo que ellas buscan y nosotros damos.
Después tenés mucho lo que tiene que ver con la tecnología, con la modernidad, con el análisis de tu propia base de datos, con la logística y muchos elementos que hacen que la producción llegue, que las colecciones se desarrollen en los tiempos adecuado. Es decir, hay una infinidad de partícipes detrás de cada diseño.
En términos comerciales y de visión, ¿por qué son un buen complemento con Jazmín? ¿Hay algo que admirás sobre su forma de hacer negocios?
Puede sonar rimbombante, pero no tenemos hoy una diseñadora que esté operando en siete países de América Latina y haya desfilado en París. Lo que yo digo es que después de más de 25 mil diseños que ella desarrolló durante su carrera, queda claro que tiene algo que yo llamo magia: una capacidad creativa inagotable. Hoy me sigue sorprendiendo como hace veinte años atrás.