Con una inflación galopante que atraviesa a todos los sectores de la actividad económica y que es la preocupación más urgente de todos los empresarios y ejecutivos reunidos en el 58° Coloquio de Idea, el ajuste de tarifas vuelve a quedar sobre el tapete, entre demoras en la implementación de la segmentación y versiones cada vez más insistentes de un plan de estabilización que incluiría, nuevamente, un congelamiento. En ese contexto, el country manager de Enel, Claudio Cunha, confía no sólo que ese primer paso, fundamental pero insuficiente, se terminará concretando sino que también cree que el Gobierno finalmente está cambiando el paradigma de que “las tarifas son intocables”.
-¿Cuál es hoy su principal preocupación?
-Lo que más me preocupa es que podamos sentar bases que apuntalen un rumbo para efectivamente podamos crecer. Estamos en un sector, energía, en el que hay un cambio de rumbo con la nueva gestión, es el inicio de un camino que todavía es muy largo pero que al menos se encaró en la dirección correcta.
-Entiendo que habla del avance en la segmentación de tarifas. Sin embargo, volvieron las dudas sobre la implementación
-Se tomó más tiempo de lo que se había anunciado inicialmente pero veo que se están dando los pasos necesarios para poder concretarla. No veo que no se vaya a dar. Sí es importante aclarar que se trata de reasignar los subsidios que históricamente están mal asignados. El 80% del subsidio energético va, sin segmentación, a personas que no lo necesitan. Y lo pagan todos los argentinos con impuestos y con inflación. Esa mala asignación cuesta al país 10 veces el costo de ajustar tarifas, en términos de inflación.
-¿Cómo es esa cuenta?
-El impacto sobre la inflación de una suba tarifaria en la canasta básica es de 1%, es decir, si se aumentan 100% las tarifas, el impacto en la inflación es de 1 punto, mientras que con el subsidio eso pega 10 veces más, con lo cual para la Argentina es importante que eso se vaya ajustando. Lo que también es importante es que la normalización del sistema no sea sólo de la parte que busca reducir el subsidio estatal sino que además avance la parte que la distribuidora de energía que también subsidia al cliente. El componente de distribución, que es una quinta parte de la tarifa total, también está muy retrasado y eso se tiene que ir ajustando también junto con todo el proceso de normalización.
-¿Tal como está diseñada la segmentación de tarifas, de cuánto va a ser el impacto en la inflación en el corto plazo?
-Una parte importante del mercado, que son los grandes usuarios, ya están pagando una tarifa plena en el tramo de la generación de energía, así que si eso pasó a precios, ya ocurrió. El impacto sobre el aumento de tarifas residenciales, que es lo que se está discutiendo ahora, es irrelevante. No mueve la aguja de la inflación y tampoco afecta de forma importante el bolsillo de los usuarios. Un usuario promedio paga $1.700 por la luz, si se duplicara, pagaría $3.400, poco más de 3% de una persona con un ingreso de $100.000. Es claro que esa cifra no es el salario promedio pero el mensaje es que hay que cambiar el relato de que la gente no lo puede pagar.
-Pero eso es también una realidad
-Hay gente que que sí necesita tener una asistencia, pero hay mucho relato que hay que modificar. Se está haciendo un esfuerzo para explicar eso, también desde la Secretaría de Energía: los servicios se tienen que cobrar lo que valen. Si no, no hay forma de que haya eficiencia energética ni de que podamos usar adecuadamente recursos que son finitos.
-En ese sentido ¿alcanza con la segmentación anunciada?
-No, no. Es el primer paso de un camino larguísimo, esto es una maratón, más bien un triatlón. Es un paso inicial importante, pero insuficiente.
-El título del Coloquio es “ceder para crecer” ¿qué ceden las compañías y qué cede el Gobierno?
-Las empresas vienen cediendo hace mucho tiempo, lo que yo creo que ahora cede el Gobierno es el cambio de paradigma, eso de que las tarifas son intocables. Este año, el desequilibrio por la política de subsidios será de U$D 14.000 millones, pagados con emisión monetaria, explica casi la mitad de la inflación que cerrará entre 90% y 100%. Cuando yo decía que el impacto de aumentar las tarifas es de 1% versus 40 puntos de inflación, queda en evidencia que insistir en la política de subsidio es un error.
-El año próximo es electoral. ¿No temen que el proceso de ajuste de tarifas se vuelva a frenar?
-Eso es otra cosa que hay que cambiar de la cultura local y no sólo de la política. En ningún país del mundo, y me circunscribo a los países vecinos, con los que tenemos los mismos problemas sociales, las tarifas en años de elección y de no elección, se aplican. Así tiene que ser. Porque, otra vez, no es verdad que el impacto en el bolsillo es mayor cuando se pagan las tarifas, al contrario. Lo pagan mucho más caro a través de la inflación. Lo único que hace el ajuste de tarifas es sincerarlo. Ese paradigma hay que cambiarlo.