El número uno de BlackRock para América Latina dice que Argentina está haciendo reformas difíciles, pero que se está yendo por el camino correcto. Por qué el país será la excepción en su pronóstico positivo para la región en 2019. Mejorará, pero habrá recesión.
Posicionado entre los principales administradores de fondos de inversión a nivel global, BlackRock fue noticia en la Argentina durante 2018 en dos oportunidades. En mayo, en plena gestación de la corrida cambiaria, apareció como uno de los fondos que compraron una emisión de bonos del tesoro, emitida contrarreloj y con las particularidades de los momentos de crisis. Sobre fin de año, y en un clima más calmo, BlackRock concretó su promesa de abrir una oficina en Buenos Aires, confirmando su apuesta por hacer negocios en el país.
Armando Senra integra este gigante global de las finanzas ?que administra US$ 6 billones? desde hace más de 20 años, cuando era ejecutivo de Merrill Lynch. Antes de ocupar su función actual de director general para América Latina e Iberia, con sede en Nueva York, su carrera lo llevó a distintos roles en Londres y Madrid desde donde dirigió, a su tiempo, operaciones de inversión en América Latina, Europa, Estados Unidos, África y Asia.
Desde esa privilegiada visión, global pero con foco en la región, explica que BlackRock ve posibilidades en la Argentina a pesar de su coyuntura, que no mejorará en 2019. Menciona la sintonía con el gobierno argentino ?el regulador?, que no solo se evidenció durante la crisis sino que se plasmó en el apoyo a la reforma normativa para desarrollar el mercado de capitales. Con mirada de largo plazo, Senra pronostica para la Argentina un camino de negocios que ya se evidencia en otros países de la región, pero advierte sobre los peligros de que la política quiera volver atrás con ciertas reformas que considera ineludibles.
¿Cuál es la perspectiva de BlackRock para América LatináHay muchas razones para ser positivos sobre los mercados emergentes en general y sobre América Latina en particular. Este año, no tendremos la volatilidad que tuvimos durante 2018, producida por el ruido de las conversaciones sobre comercio, unido a una suba de tasas en Estados Unidos y una serie de procesos electorales que impactaron en las economías de la región, como ocurrió en México o Brasil. En definitiva, vemos que en América Latina el panorama es positivo.
¿Qué esperan que pase con la tasa de interés en Estados Unidos?Estamos yendo hacia una economía global que está desacelerándose, y la expansión está entrando en su última fase. Eso no quiere decir que estemos viendo una recesión, es importante aclararlo. Esa última fase de expansión puede tomar años. Lo que vemos es que, en esa desaceleración, Estados Unidos ya no actuará como locomotora global de crecimiento. Los mercados financieros tal vez han sido excesivamente pesimistas, lo que ha dado lugar a un repricing muy fuerte a fines del año pasado. Hay una pausa en la suba de tasas de interés. Si Estados Unidos vuelve a subirlas, será en la segunda mitad del año, no antes.
¿Qué impacto tendrá el efecto Bolsonaro?Si hay reformas en la mayor economía de América Latina, eso impactará en toda la región, sobre todo en el plano de la inversión. La agenda de reformas y el nuevo equipo económico hacen que nuestras expectativas sean positivas para Brasil, con un crecimiento de entre 2,5 y 3% para este año. Su mayor reto es el ajuste fiscal que tiene que venir de la mano de las privatizaciones. Es inevitable que nuestra perspectiva varíe si esas reformas no se implementan. La primera mitad del año será clave, porque el Congreso tendrá que aprobar la reforma de la seguridad social. Eso nos dará un gran dato de hacia dónde va Brasil.
¿Argentina está incluida en ese pronóstico positivóEn 2019, Argentina va a ser la excepción al crecimiento que vemos para toda la región. Va a mejorar con relación a 2018, pero seguirá en recesión. El país está haciendo reformas difíciles, que no se hacen de la noche a la mañana. Tal vez, al comienzo de esta administración, las expectativas eran demasiado altas. Estamos viendo el ajuste natural que tenía que hacer, yendo por el camino que tiene que seguirse. Este año será clave. No opinamos sobre cuestiones políticas, pero lo importante es que, pase lo que pase en las elecciones, el plan de reformas estructurales continúe y no haya vuelta atrás. Dicho eso, decidimos ampliar nuestro negocio en Argentina, explorando diferentes posibilidades. Hemos estado muy cerca del equipo que llevó a cabo la reforma para desarrollar el mercado de capitales, que es una de las claves para el crecimiento.
¿Cuáles son los pasos que sigueñ La reforma fue un gran avance. Una tarea a futuro para la Argentina es reformular los planes de pensiones como ya hicieron Chile, Perú, Colombia o México, con un impacto fuerte en sus mercados de capitales. Nuestro interés viene por diferentes ámbitos. Uno de ellos es ayudar a clientes de la Argentina a través del desarrollo e innovación de nuevos productos, lo cual viene de la mano del trabajo con el regulador para poder acelerar el desarrollo del mercado. También llevamos productos internacionales a los mercados locales. Esto nos lleva a tener presencia, a abrir una oficina, a estar en contacto con el regulador y con el mercado.
Hay chances de que el presidente Mauricio Macri no sea reelecto e incluso de que Cristina Fernández de Kirchner vuelva al poder. ¿Qué evaluación hacen de ese riesgóUn escenario político que eche atrás las reformas que empezó el gobierno de Macri podría crear incertidumbre y preocupación en los inversores. Todavía hay una historia larga, que trajo a la Argentina aislamiento en los mercados globales y falta de credibilidad. Cualquier cambio electoral que vuelva hacia atrás en las reformas va a tener, en nuestra opinión, un impacto negativo en el camino de la recuperación económica de Argentina.
¿Por qué Argentina tiene ese pasado de crisis recurrentes? ¿Qué tiene de diferente de otros países de la regióñ No soy un experto en historia argentina, pero yo lo resumiría diciendo que se trata de una crisis de confianza, con origen político, que viene cuando se cambian las reglas del juego, cuando el inversor no está seguro de si las normas se van a mantener o van a cambiar a mitad de camino. Es muy difícil para cualquier economía no contar con acceso a mercado de capitales globales e inversión directa global. Si hay crisis de confianza, todo se retrae.
¿Qué está viendo BlackRock que no ven otros? Decidieron abrir una oficina en Buenos Aires en un año muy malo para el país. Las decisiones de BlackRock siempre se toman a largo plazo. Nuestro único negocio es asset management: no es nuestro capital el que estamos invirtiendo sino el de nuestros clientes. Dos terceras partes del dinero que manejamos provienen de fondos de pensiones, aseguradoras u otros negocios de largo plazo. La decisión de entrar en un país se toma con cuidado. Y lleva su tiempo. Nunca hemos entrado a un país y luego nos hemos ido. El camino que está recorriendo Argentina es volver a reconectarse con el mundo. La elección de BlackRock no pasa por el ruido que tengan los mercados en los próximos seis meses. Miramos el largo plazo.
¿Cómo ven hoy la operación con bonos del Tesoro de mayo de 2018?No hacemos comentarios sobre operaciones particulares. Tampoco lo hicimos entonces, pese a que hubo muchos rumores sobre nuestra posición. Lo que puedo decirle, una vez más, es que hemos dejado claro con nuestros movimientos que creemos en la Argentina.