Tras varios meses de tensa calma en medio de la caída generalizada de la actividad, los teléfonos de muchas industrias fabricantes de bienes de capital empezaron a sonar y los mensajes volvieron a inundar las casillas de Whatsapp en los celulares.
Los vientos cambiaron a comienzos de julio, luego de un primer semestre en el que las empresas del sector debieron ajustar sus presupuestos y planillas de gastos para hacer frente a la menor demanda que generó el salto inflacionario, tras la devaluación de diciembre, el desplome del consumo y la incertidumbre sobre la marcha de la economía.
La última encuesta trimestral a empresas elaborada por Carmahe, la cámara que agrupa a los fabricantes de bienes de capital y tecnologías para la producción, remarca que hubo una baja importante a nivel de actividad en el trimestre febrero-abril de 2024, que abarca la muestra.
La buena noticia es que en la industria de los fierros la mayoría de las empresas decidió bancar como pudieran sus planteles y no hubo despidos, sostienen empresarios del sector, incluso a pesar de un segundo trimestre en el que algunos sectores registraron pisos de actividad del 20% o 30%.
La razón es simple. Dado que se trata de una industria con mucha incorporación de tecnología en equipamiento y procesos, con gente capacitada en tareas muy específicas, no es fácil desprenderse de personal que luego, cuando la actividad empieza a retomar el ritmo, cuesta conseguir en el mercado.
La jugada fue arriesgada, pero parece estar saliendo bien. Hoy se están reactivando los pedidos en algunos sectores dinámicos como agro, línea blanca, automotor y autopartes, y la industria de Oil & Gas. Así, los fabricantes de bienes de capital están preparados para absorber la creciente demanda.
Cambio de pantalla
Desde mediados de junio para acá vemos un aumento bastante significativo en los llamados, empezaron los pedidos y ya estamos cerrando operaciones, destacó Florencia Vitale, vicepresidenta de Carmahe y gerente Administrativa de Bipress S.R.L., una empresa que fabrica máquinas para deformación de metales y conformado de chapa y que abastece a sectores tan variados como metalmecánica con foco en maquinaria agrícola, línea blanca y autopartes.
Vitale sostiene que las empresas se están preparando con proyectos referidos a tecnología, buscando incorporar celdas robotizadas, panelado y plegado robotizado y hornos industriales. También arquitectura en chapa, una nueva tendencia en construcción y asadores para el sector gastronómico, una demanda que empezó en la pandemia y que no paró nunca más.
Una de las claves que explican este creciente interés en invertir en equipamiento es que empezaron a moverse algunos sectores de los más dinámicos de la economía, pero hay otras dos razones que ayudan a enmarcar el momento actual.
Por un lado, empezó a haber cierto financiamiento a las empresas, en principio desde la banca pública (Banco Nación, Provincia) a tasas negativas, que van del 27 al 34% anual, según las líneas y el perfil de las empresas. El crédito al sector productivo a baja tasa es algo que no ocurría desde principios de 2023, con la política de subsidio de tasas. Y lentamente está empezando a aparecer el crédito productivo en la banca privada.
En el tercer trimestre se empezó a notar algún movimiento, aunque no grandes inversiones, señala Aldo Difederico, presidente de Advanced Machine Systems S.A. (AMS). Hoy difícilmente las empresas consigan financiamiento mayor a 12 meses con tasas del 40% o más, que es lo justo como para poder operar, pero no es un incentivo, aclara el empresario.
Explica también que algunas industrias necesitan hacer inversiones de 200.000 dólares, que no es tanto para una máquina o una innovación productiva, pero supone pedir un crédito que al cambio llega a los $200 millones, con una tasa del 40% anual y no cualquiera califica, asegura.
Para inversiones en bienes de capital hacen falta líneas a 10 años o más y hoy no están disponibles. Nosotros no podemos financiar a nuestros clientes un proyecto de inversión que por ahí llega a 500.000 dólares, eso tiene que venir por los bancos, la gran mayoría del sector de bienes de capital somos pymes y no tenemos espalda para eso, destaca Florencia Vitale.
El nuevo tablero
Pero aún en este contexto, el otro factor que está motorizando las inversiones es el nuevo escenario que delineó la apertura económica que promueve el Gobierno.
Las empresas empiezan a prepararse para lo que viene, que es la apertura de la economía y la competencia con empresas del exterior, asegura Difederico. Y agrega que por ahora no son grandes inversiones, sino hacer más productivo lo que ya tienen, algunas inversiones puntuales, la incorporación de robots, etc.
El cambio de clima de inversión tiene, sin embargo, la asignatura pendiente de la macro, donde los desajustes complican el normal desarrollo de los negocios. A los empresarios no les preocupa la inflación. De hecho, aseguran que no está afectando y se está tratando de no tocar los precios.
Distinto es el impacto de la elevada carga impositiva. Ahora se está hablando de la baja del Impuesto PAIS para septiembre (de 17,5% a 7,5%), que grava a los insumos y es muy perjudicial para los bienes de capital, recuerda Vitale.
Por su parte, Aldo Difederico sostiene que el cepo sigue siendo un problema, hay que sacarlo para que el sector empiece a tomar decisiones. Y en este contexto apuntó contra la brecha y el atraso cambiario.
Para el titular de AMS el punto que afecta a muchas empresas es que en el sector no sólo se venden fierros, también están los servicios locales como instalación, ensamblado, puesta a punto, soporte técnico y hasta las certificaciones necesarias.
El servicio es parte del bien y para ese know how hay que enviar al exterior a los técnicos por dos o tres meses. Todos los gastos se pagan con tarjeta a un dólar de $1500 o más (dólar turista) pero luego la hora de servicio se cobra acá al dólar oficial de $950, explica Difederico. Y remató: Hay que trabajar a valores de mercado para todo y competir acá y afuera, en un elíptico pedido por la unificación cambiaria.