Que el desarrollo de la electromovilidad será inevitable en el esquema de transición energética es una premisa que lleva a pensar en nuevos escenarios tecnológicos y productivos en los cuales la Argentina puede consolidar las ventajas competitivas de sus recursos. El gran desafío es cómo hacer que el país se incorpore como productor al paradigma de propulsión eléctrica, ya sea con vehículos, sus autopartes y los hasta ahora imprescindibles cargadores, u otros medios de micromovilidad como motos, cuatriciclos, bicicletas, monopatines y similares.
Durante 2021, las ventas en el mercado de vehículos híbridos y eléctricos, con 5.871 unidades, más que duplicaron su share de participación en el total de patentamientos al sumar el 1,7% de las operaciones, un segmento en el que Toyota es líder con el 88% del market share.
Daniel Herrero, presidente de Toyota Argentina, analiza que la industria automotriz atraviesa "uno de los momentos más desafiantes de su historia en todo el mundo". Los clientes demandan "vehículos más conectados, más compartidos y con mayor grado de autonomización. Y el calentamiento global exige alcanzar la neutralidad en carbono y, en el camino, reducir emisiones lo más rápido posible.
La electrificación de la movilidad no tiene marcha atrás y en Argentina tenemos que asumir como propio ese desafío.
Pero no debemos entender a la 'electromovilidad' como sinónimo de una sola tecnología". La infraestructura también presenta desafíos para este nuevo paradigma, y en ese sentido Herrero identifica que la principal dificultad para la adopción masiva de vehículos eléctricos a batería es precisamente la infraestructura de carga: "Necesitamos fortalecer nuestro sistema eléctrico, tanto en generación como en distribución, para poder abastecer a una red de carga que aún es muy incipiente. Pero, junto con ello, Argentina también debe avanzar hacia una matriz menos dependiente de los hidrocarburos, para que la generación de esa electricidad no aumente las emisiones, en un desafío muy complejo que requiere la cooperación de muchos actores".
La industria automotriz también tiene una gran responsabilidad y se propone trabajar para desarrollar estas tecnologías localmente, con medidas como la reducción de los impuestos a la importación (del 35% al 5% para eléctricos híbridos y 2% para eléctricos a batería) a través de un mecanismo de cupo hasta 2023.
Ante la posibilidad de una pronta sanción de la Ley de Movilidad Sustentable, el presidente de Toyota entiende que "los incentivos a la demanda de este tipo de vehículos son fundamentales para el desarrollo de la tecnología a nivel local.
Los beneficios impositivos o la promoción de uso, como el libre estacionamiento o la reducción de costos de tenencia, impactan en el acceso de los consumidores, generando un círculo virtuoso: el aumento de ventas redundará en la reducción de costos, lo cual se traduce en más beneficios para los consumidores". Finalmente, afirma que hay que asumir que el proceso de electrificación es "no solo una posibilidad sino una necesidad para garantizar la supervivencia de la industria, lo que requiere tomar medidas que nos permitan ser competitivos en este tipo de tecnologías para ser competitivos a nivel mundial".