En marzo de 2020, la pandemia encontró a Marcos Acuña en un barrio cerrado de la Ruta 2. En los primeros meses -los de mayores restricciones- no podía entrar a hacer las compras a ningún pueblo: ni a Chascomús ni a Brandsen. Tenía un supermercado mayorista a 60 km, su única opción.
Tardaba una hora en llegar, otra hora en la puerta para ingresar y una tercera en la fila para pagar. Tenía mucho tiempo para pensar cómo hacer más eficiente y tecnológico ese proceso repetitivo de escanear productos. Me enamoré del problema, asegura.
Acuña, de 38 años, pasó por tres universidades pero nunca se recibió. Empezó la carrera de Hotelería en la Universidad de Quilmes, pasó por Administración de Empresas en la UBA y tras conseguir un trabajo en el mundo del Comercio Exterior cursó casi toda la carrera (le faltaban 13 materias).
No tenía una vocación clara, pero me puse a estudiar con el fin de conseguir un trabajo, rememora. Cuando tenía 22 años decidió incursionar en el mundo emprendedor. Tuvo un bar, un boliche, un restaurante y hasta una casa de deportes. Me iba bien y reinvertía todas las ganancias para seguir abriendo locales, cuenta. En 2012, se desprendió de los locales, tuvo una agencia de comunicación y medios, y se metió en la gestión del Club Atlético Banfield. Ya tenía claro que me gustaba mucho emprender, desarrollar mis propios proyectos, asegura.
Tras el Mundial de Rusia en 2018, Acuña obtuvo la licencia para América Latina del Fan ID, el sistema que se utilizó para ingresar a los estadios en la competencia. Tenía todo acordado con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), la Superliga, los ministerios y el Gobierno, armamos un equipo para poder desarrollarlo en la Copa América que se iba a hacer en Argentina y Colombia, pero la pandemia cambió los planes y todo lo que teníamos armado se cayó, cuenta. Cuando lo volvieron a buscar para implementarlo, su cabeza ya estaba muy metida en lo que finalmente se concretó: Quick Scan & Go, el primer supermercado autónomo del país.
Para Acuña, la experiencia del Fan ID fue el puntapié para desarrollar el concepto y, sobre todo, la tecnología. Cuando empezó a pensar alternativas para mejorar el proceso de compra, lo primero que se le ocurrió fue replicar el modelo del Fan ID, que tiene en su interior un chip de RFID, al igual que la tarjeta SUBE o los Telepase de los peajes. Esa idea no funcionó, porque en muchos casos el chip fallaba o no lo leía. Así que empecé a trabajar con desarrolladores en otra tecnología, cuenta.
Todo el mundo me decía que el modelo no iba a funcionar en Argentina. Los proveedores no me querían vender. Me trataban de loco, recuerda, entre risas. El modelo más conocido de supermercados autónomos es el que implementó Amazon Go, que tiene unas 25 tiendas en los Estados Unidos en ciudades como Nueva York, Seattle, San Francisco y Chicago, y está desembarcando en Europa. Su tecnología Just Walk Out combina un sistema de cámaras e inteligencia artificial y el monto a pagar se carga directamente a la cuenta con la aplicación de Amazon.
Acuña dice que conoció Amazon Go cuando empezó a investigar el negocio y también se encontró con otras empresas de Silicon Valley que están desarrollando la misma tecnología. Me contacté con todas, pero nos decían que América Latina -Argentina en particular- no les interesaba. Hasta que una empresa nos dijo que sí, firmamos el contrato y armamos todo el local para implementar la tecnología de ellos, asegura.
Pero, de nuevo, un obstáculo: nunca pudieron viajar a hacer la implementación por el Covid-19. Tomé la decisión de viajar dos meses a Estados Unidos para conocer de cerca la tecnología y entender cómo funcionaban los locales. Entrar a un Amazon Go es una cosa increíble: llevarte lo que necesitás y que cuando salís te llegue el ticket es algo maravilloso, cuenta.
Entendiendo que lograr la tecnología de Amazon -y los millones de dólares de inversión que tiene encima- no era posible, Acuña se inclinó por un modelo que combina computervision con la confianza en que sea el propio cliente el que desde una app escanee los productos que se lleva.
Todo el desarrollo, con ingenieros y developers, nos llevó un año y medio. Pero tenemos el orgullo de que es todo made in Argentina, se entusiasma. El emprendedor lleva invertidos más de $ 100 millones -que originalmente había ahorrado para construir una casa de fin de semana- y en la compañía trabajan 38 personas. La gran mayoría son ingenieros y programadores que llevan adelante el desarrollo de la tecnología, cuenta.
En la actualidad, tiene dos locales. El primero abrió en diciembre en el Dique 2 de Puerto Madero, frente al hotel Faena. Dos meses después, abrió sus puertas otro en pleno Microcentro. Ambos funcionan en formato híbrido: le permiten al cliente elegir entre comprar sin contacto con ningún cajero o la modalidad tradicional. Tenemos una usabilidad de la app mucho mayor de la que esperábamos: estamos en un 25%. El cliente circunstancial o los turistas son los que van a la caja, cuenta.
Súper 100% autonómos en barrios cerrados
Sin embargo, Acuña asegura que la propuesta más innovadora que impulsa Quick es la instalación de pequeñas tiendas dentro de comunidades cerradas que funcionen 100% de forma autónoma. Cuando dice comunidades cerradas se refiere a una oficina, un gimnasio, un barrio cerrado o una torre de departamentos.
De hecho, ya funciona un minimarket de Quick en Link Towers, en Puerto Madero. Se trata de un espacio de 35 m2 con 900 productos entre los que se incluyen congelados, carnes, fiambres, bebidas y artículos de bazar y librería, entre otros. Nos dan el espacio, internet y la energía, y nosotros nos ocupamos de montar todo. No tiene un fee ni un gasto extra, cuenta el emprendedor sobre el modelo de negocios.
Acuña asegura que el retail tradicional no es su competencia, sino más bien potenciales clientes: Somos una empresa de tecnología y ya estamos avanzando para hacer toda la implementación en retailers como estaciones de servicio, farmacias y hasta super tradicionales, detalla. Por el contrario, sí encuentra que su competencia son las vending machine. Y aclara: Por suerte es un negocio que en Argentina no pegó tan bien. En Japón hay una cada 20 personas, y en Argentina, una cada 3.000.
Uno de los grandes desafíos es la logística. Hoy la compañía cuenta con un centro de distribución de 1.000 m2 -ubicado en Maipú y Av. Córdoba-, donde se encuentra el segundo local y la oficina. A medida que vayamos abriendo nuevas zonas, vamos a tener que abrir un nuevo centro para bajar costos de logística, confirma. Además, la inflación y el aumento de precios es otro de los grandes desafíos. Sobre todo para la operación:
El tiempo que perdemos haciendo cuentas y cambiando etiquetas es tremendo. Entre sus proyectos, Acuña cuenta que ya cerró un barrio cerrado de 580 lotes en Nordelta, donde se ubicará sobre un espacio de 100 m2, que tendrá entre 1.500 y 1.800 productos. Además, el mundo corporativo también es uno de los focos. Ya montaron un rack en las oficinas de Dexter (donde trabajan 150 personas) y en los próximos meses instalará minimarkets en todas las sucursales de la red de gimnasios de Sportclub. Podemos instalar desde un metro lineal hasta un super de 200 m2 para un country muy grande, asegura.
La proyección es cerrar el año con 200 puntos de venta y una facturación de $ 500 millones, se entusiasma el emprendedor, que espera abrir a mediados de año una nueva sucursal en Palermo. Además, para impulsar el crecimiento, Acuña cree que el modelo de franquicias será la mejor opción. En junio, abrirá una sucursal en Málaga y un mes después dos en Miami, dentro de condominios de la ciudad estadounidense.
Vamos a hacer la prueba. Tenemos propuestas de México, Uruguay, Paraguay y también es una opción para el interior del país, confirma. En paralelo, el emprendedor además se prepara para buscar una ronda de inversión que le permita acompañar el crecimiento que proyecta. Tenemos mucha demanda, el producto pegó muy bien y necesitamos acompañar el crecimiento con inversión, asegura.