El MBA que hizo la abogada María Carolina Naboni en el IAE entre 2017 y 2018 le permitía buscar compañeros de equipo en otros cursos para su proyecto final. Con un fuerte deseo de desarrollar una idea que fuera útil en términos nutricionales, decidió postear su búsqueda en la cartelera para encontrar alguien que se sumara a su travesía.
María Eugenia Doffo, ingeniera en Alimentos, se sintió atraída inmediatamente por la propuesta y se contactó con ella. Y así se reunieron para trabajar juntas durante todo un año y, en el proceso, descubrieron que ese proyecto final tenía potencial para ser algo más. Aunque venían de rubros diferentes, apostaron por el emprendimiento y empezaron a trabajar en la construcción de la confianza para llevar adelante el proyecto.
Con una inversión de US$ 100.000 ejecutada en el tiempo, IKAI Foods nació en 2018 como un proyecto innovador que le ofrece al mercado de alimentos mixes saludables de frutas y verduras liofilizadas, que son aptos para licuados y sopas. Luego de “millones de vueltas” para tratar de encontrarle un nombre, las fundadoras optaron por la interpretación de un concepto japonés.
“Es inventado –explica Naboni–. Es un derivado del término ikigai, que se refiere a una filosofía relacionada con el propósito de tu ser y de tu vida, de hacer lo que te gusta y de lo que le sirve a la sociedad”. La empresa comercializa los mixes y blends en paquetes individuales y proyecta facturar $ 75 millones este año mediante su posicionamiento en el canal B2B.
Además, las socias están en plena búsqueda de capitales externos para expandir su negocio. “La idea es triplicar nuestra venta actual y formalizar planes de mediano y corto plazo que necesitamos para habilitar ese crecimiento. Uno es la búsqueda de una inversión externa que nos ayude a expandir los canales de comercialización. Hasta ahora, nuestro negocio se sustentó en la inversión inicial, el crecimiento orgánico y un préstamo Escalar Emprendedores del Gobierno Nacional. Queremos crecer”, dice Naboni.
Modelo de negocios
Mientras desarrollaban su emprendimiento, Doffo y Naboni identificaron varios problemas en el consumo de frutas y verduras: la falta de tiempo para conservar productos frescos en las casas, la falta de práctica y conocimiento para preparar comidas sabrosas y saludables, y que los platos que ofrecen muchos bares y restaurantes no incluyen frutas y verduras en sus menús por la falta de capacidad logística y de elaboración. En este contexto, las socias determinaron que debían enfocarse en un producto que no estuviera en el mercado y que, además, agregara valor. A través de su propuesta lograron resolver varias de las principales barreras: la corta vida útil de las frutas y verduras, el gran desperdicio que produce su consumo, la cantidad de tiempo que insume su preparación y las incomodidades e inversión de tiempo que requiere ir a comprarlas, trasladarlas y almacenarlas.
De esta manera, la sencillez, accesibilidad y practicidad de la propuesta de IKAI Foods está dada en que el usuario recibe productos listos para el consumo en porciones individuales con sus propiedades, nutrientes, sabores y texturas inalterados, pero sin los inconvenientes que pueden generar las frutas frescas.
En 2020, cuando Doffo y Naboni estaban listas para lanzarse al canal corporativo, llegó la pandemia. “Decidimos apuntar directamente al consumidor final mediante la plataforma online”, recuerda Naboni. Para eso, modificaron el modelo de negocios y, a medida que se empezó a flexibilizar la situación coyuntural, se aventuraron a la modalidad B2B. Desde que comenzaron en 2018, desarrollaron y registraron los productos, afianzaron las redes de logística, constituyeron la marca y tramitaron las habilitaciones.
IKAI Foods hoy trabaja con las modalidades B2B, B2C y B2B2C, tiene llegada a todas las provincias y un 95% de la adquisición de sus clientes es por medio del canal digital. Mientras que Doffo se desempeña como CEO, Naboni es miembro del directorio, que toma las decisiones más importantes de la compañía.
Aunque el lanzamiento al canal corporativo se frenó por un tiempo, hoy se encuentra en desarrollo y alineado a la inversión externa, y las socias están convencidas de que allí pueden hacer crecer la marca mediante suscripciones, servicios y la instalación de máquinas de vending. “Está en los planes, sobre todo para sumar a las compañías como actores de RSE en la nutrición consciente de sus empleados –explica Naboni–. Las empresas son un factor de cambio con un poder que, bien usado, puede ser insustituible. Los empleados bien alimentados son los que no faltan, no se enferman y están felices y comprometidos con sus tareas”.
Un mercado inusual
IKAI Foods ofrece mixes saludables de frutas y verduras liofilizadas para preparar licuados y sopas en segundos. Su catálogo incluye cinco blends: frutillas, arándanos y frambuesas; durazno y mango; duraznos y frutillas; bananas, almendras y miel; y pera, ananá y manzana verde (cada uno ronda los $ 935). Además, cuenta con tres mixes para elaborar sopas de verdura, choclo y zapallo. “Si bien las posibilidades de productos son infinitas, los licuados y las sopas son nuestro foco y plan actual. Es una alternativa para quienes gustan de cocinar y pueden alimentarse bien. No es un reemplazo sino una solución”, subraya Naboni.
Todos los blends y mixes de IKAI Foods son 100% naturales, no requieren almacenamiento en frío y no poseen agregados de sal, aditivos o colorantes. Su diferencial más importante es la liofilización, el proceso que se utiliza para la elaboración de sus productos y que es la misma técnica que emplea la NASA para preservar los alimentos que les dan a los astronautas en los viajes al espacio.
En el caso de IKAI Foods, esta metodología permite que los productos conserven los nutrientes de las frutas y verduras frescas y se mantengan a temperatura ambiente. La liofilización se usa también en la técnica del café, la preservación de vacunas, los deportes de alta montaña y para la alimentación en zonas de desastres naturales.
“La diferencia con una fruta es que nuestros productos no se pudren”, dice Naboni. Y agrega: “Se trata de una técnica viejísima mediante la cual se extrae el agua congelada de los alimentos frescos a muy baja temperatura, que luego ingresa en el liofilizador en microcristales. El agua que sale se transforma en vapor y luego en hielo. Es decir que los nutrientes y minerales quedan en la fruta o la verdura seca donde no puede proliferar ningún organismo vivo”.
De esta manera, se conservan las características organolépticas originales (forma, sabor, color y aromas), se aumenta la vida útil del alimento y se disminuyen los desperdicios. Además, la técnica evita el arrastre de nutrientes que suele ocurrir en los métodos de deshidratación por calor tradicionales. Aunque la experta destaca que los productos tienen una vida útil de un año, la liofilización les brinda una mayor durabilidad y permite que lleguen a lugares donde el consumo se dificulta y, de esta manera, colabora para mejorar la calidad de vida de muchas personas.