A casi un año del desembarco de Visa en el país, Gabriela Renaudo habla del desafío de la digitalización, el impacto fintech y el enorme potencial del mercado local.
Gabriela Renaudo está eligiendo alfombras. Es que, a todas las tareas y responsabilidades desde que asumió la gerencia general de Visa para Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile, se suma también la de definir cómo serán las flamantes oficinas de la empresa en el microcentro porteño. Ya elegimos dónde nos vamos a mudar y tenemos un equipo local de arquitectos muy talentosos para ayudarnos. Obviamente, hay estándares globales acerca de cómo deben ser los espacios, con un layout muy tecnológico, pero vamos a ponerle un toque propio, cuenta, divertida ante la idea de involucrarse también en estos detalles.
Ya lleva nueve meses en el cargo, desde que la compañía anunció, en julio pasado, su desembarco en el país. Es que, aunque la marca está instalada desde hace décadas en Argentina, hasta entonces Visa operaba acá solo como una licencia de Prisma, una empresa de pagos independiente que ostenta el 60% del mercado de plásticos y es propiedad de 14 bancos, obligados ahora a desprenderse de ella por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, tras recibir una denuncia de abuso de posición dominante. Esta venta se realizaría en dos etapas: una el próximo junio, por el 51% de la empresa, y otra antes de 2021 por el 49% restante.Renaudo tiene a su vez un pasado bancario: después de 17 años de experiencia en el Citi, decidió rechazar la gerencia de Productos y Segmentos de Rentas Altas en Santander Río para liderar Visa en la región. Y es evidente que el cargo le sienta bien. Antes, el manejo de Cono Sur se hacía desde Chile, pero se decidió migrarlo a la Argentina debido a la relevancia cada vez mayor que está tomando nuestro país, apunta, visiblemente orgullosa.
Visa tiene un gran termómetro para el consumo. ¿Cómo están gastando los argentinos?El consumo con medios de pago electrónico sigue creciendo significativamente por encima de la inflación, y Argentina lidera uno de esos índices a nivel región. Y lo que ha crecido es el uso del débito, lo que habla de que más gente utiliza en sus transacciones diarias otro medio de pago, porque uno utiliza el débito más para pagar cuestiones más chicas y no volúmenes más grandes, o sea que hay un cambio cultural que va a continuar en una curva ascendente.
¿Cómo está hoy la relación con PrismáEn Argentina Prisma tiene, desde hace tiempo, una licencia de Visa para afiliar comercios y para emitir a través de los bancos; en casos así, nosotros no emitimos ni otorgamos crédito ni fijamos precios de mercado, sino que cobramos un fee por el uso de la licencia. Pero Visa nunca fue Prisma. Ahora, nuestra llegada al país marca nuestra intención de seguir trabajando con Prisma, pero también puede haber otros licenciatarios. Argentina es un mercado que está cambiando y habrá cada vez más gente interesada en esta posibilidad, porque es un país con mucho potencial de crecimiento en medios de pago.
¿Ese es el foco del negocio en Argentiná ¿Conseguir otros Prisma?No. El foco clave del negocio es la digitalización. La industria de pagos está transformándose totalmente, y desembarcamos acá porque queremos acelerar el proceso de digitalización en Argentina, que hoy es un mercado sumamente relevante y empezó a adquirir velocidad en términos de negocio.
¿Qué objetivos tienen este primer añóEl primero es entablar una relación directa con clientes, partners, emisores y bancos, adquirentes, fintech (que son muy importantes para nosotros) y gobierno. Y empezar a desarrollar la tecnología que necesitamos para traer medios de pago nuevos. Además de todo esto, también había que armar el equipo. En eso estamos. Hoy somos casi diez personas, pero la idea es ser entre unas 20 y 30 para julio.
¿Cuál fue tu mayor desafío hasta ahoráUno que compartimos todos los líderes de Visa a nivel global: incentivar a que se use menos el efectivo. Pagar con un medio electrónico es mucho más fácil, conveniente y seguro, y ayuda a que la economía vaya más rápido. En Latinoamérica, los países que más pagan sus gastos personales por medios electrónicos son México, Brasil y Argentina, y son apenas el 30% de las transacciones. Asimismo, hay una gran parte de la población que no está bancarizada (en Argentina, roza el 50%) y a la que hay que ayudar para que acceda a la economía formal y digital. Acá no hablo necesariamente del crédito, sino de alternativas como el débito o el prepago. Para esto, los bancos y el mundo de las fintech van a ayudar mucho, y estamos buscando más colaboración entre las partes. En innovación, no es posible crear solo.
¿Se puede lograr colaboratividad en una industria tan competitiváEstamos viviendo un proceso de cambio cultural que nos lleva a trabajar más en equipo, como un gran ecosistema de pago. En Visa, todo lo que implementemos en el mercado tiene que ser interoperable, es decir que las distintas marcas sean aceptadas y que, después, cada una compita en lo que hace bien. Cuando traés innovación, tenés que pensar en tecnologías que sean compartidas por los distintos players: no puede ser exclusiva de una marca, porque ahí quedás en posiciones dominantes, que es lo que el mundo combate. Por eso, trabajamos muy de cerca con competidores para crear estándares y soluciones de pago a nivel mundial? y después, sí, competimos.
¿Qué tan protagonistas son las fintech en este escenarióSiempre digo que el cambio cambió: todo es cada vez más rápido y nosotros, como líderes, tenemos la obligación de marcar hacia dónde va la industria. Pero no podemos lograrlo solos, y ahí las fintech juegan un rol muy importante. Sin duda, hay un boom fintech en el mundo, pero en Latinoamérica estamos más lentos. En Argentina hay 72 fintech, según el BID. México tiene 30; Brasil, unas 180; Colombia, 85; Chile, 65. Nuestro país está todavía en etapa de desarrollo, le falta madurez, aunque cuenta con emprendimientos muy interesantes.
¿Qué innovación concreta implementarán en Argentina próximamentéEl pago contactless (sin contacto) es una tecnología que hay que traer, y apuntamos a hacerlo en el próximo año, año y medio. Asia ya paga el 40% por contactless, y el resto, principalmente con chip. En Europa, contactless llega al 30%. En cambio, en Argentina y Latinoamérica, esto casi ni arrancó. Con esta tecnología, nunca más vas a darle a nadie tu tarjeta para pagar, lo cual hace todo mucho más seguro y rápido. Lo más importante en términos de innovación es tener la tarjeta en el teléfono: pagar con tu celular sin necesitar el plástico. Pero, en realidad, la tecnología y la seguridad que hay detrás, llamada tokenización, permite que tengas tu tarjeta en cualquier wearable. Entonces, por ejemplo, estamos trabajando con Honda para que, en un futuro no tan lejano, uno pueda pagar la nafta en la estación de servicio sin bajarse del auto. El otro gran tema es traer el Internet de las Cosas (IoT). En Argentina hay muy poco de esto, pero es algo que se viene y, para 2020, se calcula que habrá 20.000 millones de dispositivos conectados a Internet, y todos podrán ser usados como medios de pago.
¿Hay otras implementaciones más inmediatas para nuestro país?Algo más concreto que queremos desarrollar acá es el uso del QR, una alternativa mucho más barata para sumar más comercios al pago electrónico y que sirve también para promover la inclusión financiera en segmentos más bajos que no tienen tanto acceso a lo que es el producto de crédito tradicional, pero que sí tienen un teléfono. Por último, está el e-commerce, que es un mundo en sí mismo a desarrollar. Ahí vamos a poner foco en estar más cerca de los retailers. Visa tiene la tecnología de fraude y analítica más grande del mundo, así que la idea es ponerla a disposición del comercio, ya que el temor al fraude es uno de los mayores obstáculos para el e-commerce.
A casi un año de su decisión, ¿Visa internacional sigue optimista con ArgentináSí, el país es una prioridad a nivel global. Además de verlo como un mercado potencial de crecimiento, lo consideran un país al que le gusta estar a la vanguardia. Tenemos un sistema de comercio y de cuotas prácticamente único en el mundo, y eso les llama la atención. Comparados con otros países, tenemos regulaciones favorables que promueven productos muy innovadores. Las expectativas son sumamente buenas.