Al presidente del Grupo Sidus, Marcelo Argüelles, todavía le dura la alegría de haber sumado a su negocio al laboratorio francés Pierre Fabre. No hay pandemia que le saque el optimismo de haber incorporado a su portfolio marcas de dermocoméstica como Avène o Ducray, una nueva línea de oral care y también medicamentos oncológicos, entre otros. Para ello absorvieron no solo a todo el personal que la compañía gala tenía en el país, sino que también se quedaron con la planta de Virrey del Pino de RovaFarm, donde se producen materias primas que proveerán local e internacionalmente a Pierre Fabre. Además, la alianza les permitirá desarrollar el lanzamiento de unos 20 productos durante los próximos dos años.
Argüelles, que tiene el ADN farmacéutico impregnado por su padre, fundador de Sidus, no se queda quieto y ya se prepara para incursionar en nuevas líneas de medicamentos y hasta en productos alimenticios de venta libre. Pese a la incertidumbre, la industria les esquiva las balas a los vaivenes del mercado, aunque este año deberá ver cuánta cintura tendrá para manejar un posible ajuste de precios que, al igual que otros sectores, podría presentarse de un momento a otro.
¿Cómo se comportó el negocio durante el último año, sobre todo al no elaborar productos sensibles al comportamiento en pandemia como pueden ser paracetamol, alcohol, etc.?
Increíblemente 2020 fue un año bisagra en la historia para nosotros. En primer lugar, como industria farmacéutica no tuvimos, como sí lo tuvieron otros sectores, la problemática de la caída de las ventas. Si bien no se encuentra en los mismos niveles, tenemos una disminución muy seccionada según los tipos de productos. La caída fue de entre el 5% y el 6% en unidades. No fue muy significativa. Pero, por ejemplo, nosotros vendemos una anestesia para odontología que se aplica cuando uno se hace una intervención, y la disminución ahí fue del 50%, porque los odontólogos no trabajaron al mismo ritmo. Pero no tuvimos los problemas graves que tuvieron otros sectores. No bajó la facturación y la planta siguió funcionando a un ritmo de entre el 80% y el 85%; con muchos cuidados sanitarios, con un seguimiento de protocolo muy, muy riguroso.
¿Hubo cambios de planes en comparación a lo que proyectaban a principios de 2020?
La estructura tradicional del negocio de Sidus continúo normalmente, siguió con un abastecimiento normal en las plantas y en los comercios. Lo que a nosotros nos cambió la vida fue el acuerdo con Pierre Fabre que concretamos en el medio de la pandemia. El 2 de marzo del año pasado estábamos en Castres, Francia, terminando los acuerdos para luego el 1º de agosto absorber las dos empresas de Pierre Fabre en la Argentina. Así, con Pierre Fabre dermocosmética y RovaFarm, incorporamos 160 personas con las cuales comenzamos a trabajar en plena pandemia. Pierre Fabre acá en la Argentina tenía dos negocios centrales; uno que era el farmacéutico y de la dermocosmética, que incluye los productos tradicionales de Avène, Ducray, Klorane y A-Derma, y la línea oral care. Por otro lado está la línea de productos oncológicos, y adicionalmente a esto tenían una planta de producción de sulfato de condroitín que se utiliza para problemas osteoarticulares. También absorbimos esa planta.
¿De qué manera se concretó la alianza con Pierre Fabre?
Con ellos tenemos una relación de muchos años. En 1996 fuimos los introductores de la línea dermocosmética Avène en la Argentina, con la cual hicimos una buena gestión. En 2003 decidieron instalarse por su cuenta en el país, al mismo tiempo que compraron internacionalmente el laboratorio RovaFarm, el cual tenía una de sus plantas acá en la Argentina. Circunstancialmente nosotros también habíamos sido representantes de esa empresa, con lo cual se incrementaron nuestras relaciones. En los últimos años, Pierre Fabre se planteó el objetivo de centralizar sus operaciones en Francia y fueron dejando algunos países. La coyuntura económica local hizo que tomaran la decisión de dejar la operación en un representante, y ahí fue donde intervenimos nosotros. Finalmente logramos la alianza con la absorción de 80 empleados en dermocosmética y 80 en la producción de materia prima. Mientras que Rovofarm fue una adquisición con Pierre Fabre, tenemos una licencia de representación para los próximos 10 años, con opción de renovación. Toda esta operación se hizo a cambio de la absorción del personal y sus plantas.
¿Qué impacto tiene esta operación en el negocio de Sidus?
Estamos duplicando la facturación. La compañía facturaba unos $ 3.000 o $ 3.300 millones al año, y con toda esta estructura vamos a facturar en Sidus unos $ 4.000, en Sidus dermocosmética otros $ 1.000 millones, y en los productos de exportación de materia prima probablemente otros $ 1.000 millones, es decir, entre US$ 10 y 12 millones.
¿Y en el mercado?
Esto nos permitió escalar fácilmente entre 7 y 8 puestos en el ranking. Hoy no podría especificarlo, porque los rankings son anuales y recién vamos por cinco meses de operación. Y en volumen de facturación de la parte farmacéutica estamos creciendo entre un 70 y un 80 por ciento.
¿Cómo cree que gestionó la industria farmacéutica la situación de pandemia?
La industria respondió muy bien, y eso se vio también en las empresas alimenticias que siguieron funcionando con protocolos, y siguieron produciendo a los mismos niveles. Nuestra industria en general es muy cuidadosa en la calidad, los controles y respeto hacia las pautas sanitarias. Se adecuó muy bien, incluso trasladando eso a toda la cadena de comercialización, porque el rol que ocuparon las farmacias fue muy importante. Esto se podría haber replicado en muchas otras actividades, como los bancos, que tuvieron que estar cerrados durante un tiempo.
¿Qué va a pasar este año con los precios del sector?
La coyuntura es transversal a todas las industrias. El medicamento es un bien que tiene connotaciones muy particulares y que a los gobiernos les gusta plantear como un "bien social" que debe tener cuidados mayores que los de otros productos. Hasta el día de hoy nos manejamos con libertad, sin mayor problema y con prudencia. El gasto en salud, independientemente de toda la problemática de COVID, no fue grave para los índices de inflaron muy golpeadas, como el turismo o el entretenimiento. Necesitamos ajustar para arriba para tener una buena continuidad, pero la industria no tiene graves problemas.
¿De qué porcentaje debería ser ese ajuste?
Es difícil, porque si uno no tiene volumen no importa a qué precio lo tenga, porque no se tiene ingresos. Pero si uno tiene ingresos y esos están un poquito cercenados porque son precios que están por debajo de los índices de inflación, tendremos un tipo de recupero más corto. Pero es muy difícil de pronosticar porque no tuvimos un deterioro de ventas. Atraso tenemos, porque no pudimos trasladar inflación. Por otro lado, tenemos una fuerte influencia de la seguridad social que actúa un poco como control para que los precios no se disparen.
Hay medicamentos que desaparecieron en góndola, ¿eso es desabastecimiento?
En productos importados es muy frecuente que suceda, porque hoy están restringidas las importaciones en muchos casos. Hay que luchar mucho tiempo para que el Banco Central autorice la divisa para poder pagar materias primas que se importan. Desde ese punto de vista hay dificultades, pero no como para llegar al desabastecimiento.
¿Cómo ve a la industria este año?
Con optimismo. Porque en la industria farmacéutica cuando hay fiesta en todos los mercados no tenemos tanta fiesta, y cuando hay problemas tampoco tenemos tantos problemas. La industria tradicional es inelástica. Yo creo que va a ser un año con mayores volúmenes. Este año el fenómeno fueron los protectores solares que se vendieron enormemente, porque la gente veraneó mucho más en la Argentina. La demanda de dermocosmética este año va a ser muy satisfactoria; estamos muy optimistas y la vamos a hacer crecer con el dinamismo de una empresa nacional.
¿Hay más planes para este año?
En lo que es farmacéutica, tenemos el objetivo de incrementar algunas líneas como la de diabetes. Pero tenemos un proyecto muy importante que está encaminado por el lado de los nutracéuticos, que son productos farmacéuticos de venta libre tendientes a tener un mejor bienestar y una vida más saludable. Son productos liofilizados a base de frutas y vegetales que se pueden comer como un snack saludable. Estos están desarrollados bajo nuestras líneas de negocios Biofoods y Nutrafood. Ahí estamos haciendo una apuesta grande, y creemos que va a ser un mercado que se va a desarrollar de una manera muy importante. Pero básicamente hoy estamos con la intención de consolidar esta adquisición gloriosa donde sumamos a 160 personas a una estructura de 420 empleados.