30 años del Mercosur: las aguas del lastre
Pablo Furnari Director General del Programa Primera Exportación y Co-Director Académico del Programa Dirección de Exportaciones del IAE Business School
Pablo Furnari Director General del Programa Primera Exportación y Co-Director Académico del Programa Dirección de Exportaciones del IAE Business School
El 26 de marzo el Mercosur cumplió 30 años. Y no chocaron copas de celebración, sino un contrapunto entre el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y Luis Lacalle Pou, su par de Uruguay, en el encuentro de los presidentes de sus integrantes fundadores, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, realizado virtualmente en Buenos Aires.
“No queremos ser el lastre de nadie”, dijo Fernández, en respuesta al requerimiento de el presidente uruguayo en la necesidad de poder expandir el Mercosur y sentirse “frustrado” por no lograr un consenso con su par argentino.
Las “ballast water” (aguas de lastre) son empleadas en navegación marítima para procurar la estabilidad de un buque. Ya sea por desconocimiento o no resistir el impulso a contestar, el presidente (y profesor) Fernández podría incluso haber dado una connotación hasta positiva y elegante del término: “Nos sentimos orgullosos de poder ser el lastre de este barco llamado Mercosur, para dar equilibrio al bloque”. No lo hizo.
Hace unos días, el mismo Presidente decía: “Celebro este encuentro para darle al Mercosur el impulso que está necesitando y es imperioso que Argentina y Brasil lo hagan juntos”.
“Hay que impulsar el Mercosur” parece bastante contradictorio con el sentido de la primera frase, la cual se repite una y otra vez en casi todos los discursos de inicio de sesiones en el Congreso Nacional desde que se creó el bloque. Y frase que se repitió una y otra vez cada vez que algún presidente asumió?
Muchas veces estuvo sometido a las idas y vueltas de los mandatarios de turno, en especial a los de los dos países mas grandes, y la defensa o ataque de lo que consideran buena o malo para su discurso interno. En los últimos tiempos hubo amagues de portazos, en especial de Argentina y del actual gobierno. Por estas horas se repite la escena.
Yendo a un análisis más de estructura que de la coyuntura, da la sensación que el Mercosur hoy es un bloque que está fuera de época, que no logró amalgamar las necesidades actuales y los tiempos del comercio internacional.
Por otro lado, el ciudadano común no tiene idea qué beneficios (o no) le trae el Mercosur. El pequeño empresario ídem. Y esto no tiene que ver con que el bloque no sirva. Por el contrario, “la unión hace la fuerza” ?sabemos que es así? pero no parece estar demostrada, ni la unión ni la fuerza, vigor y potencialidad que tiene la región.
La frase de Albert Einstein “¿Qué sabe un pez del agua en que nada durante toda su vida?” puede aplicarse al común de los millones de habitantes de los países que lo integran. ¿Qué sabemos del Mercosur como simple habitantes y qué beneficios nos trae día a día? No lo sabemos.
La incorporación de Venezuela en 2006 y el diferendo entre Uruguay y Argentina por las plantas de celulosa, con puentes cortados y laudos que no se cumplían, fueron una muestra que la política importa más que el beneficio de los pueblos. Mercosur es un bloque donde la política interna juega en detrimento de las necesidades reales de sus pueblos. La negociación solitaria de cada integrante en el tema vacunas es toda una demostración. En plena pandemia, con necesidades de vacunas en todos los países, más que nunca se ve una falta de interés común por las necesidades de sus pueblos y que el Mercosur y sus autoridades sanitarias nada han hecho para coordinar un frente común de solución. Ante esta situación crítica no hubo una unión de políticas sanitarias luego de 30 años.
Y esto se demuestra claramente tanto cuando se analiza la agenda interna como la externa del bloque. Lacalle Pou sintetizó en su discurso este punto: “Hay que abrirse al mundo”. No tenemos un acuerdo comercial con ningún centro de consumo relevante ni uno profundo con China o India. El acuerdo con la Unión Europea, que es lo más importante que le pasó al Mercosur desde su nacimiento, está dormido desde el anuncio en el gobierno del expresidente Macri. ¿Entrará en vigencia?
Deberíamos tener mucho más en común con nuestros vecinos de lo que efectivamente se hace. El Mercosur se creó a imagen y semejanza de la UE en cierta forma, pero con 35 años de diferencia. Pero trazando un paralelismo entre la Unión Europea 30 años después del tratado de Roma, en el cual solo lo conformaban seis países fundadores, y nuestro bloque, estamos a un siglo de distancia.
Fines de los 80, principios de los 90, la UE (Comunidad Económica Europea por aquel entonces), con la caída del muro de Berlín aun resonando, empezaba a hablar de otras cosas. Se hablaba del estado de la Unión, Banco Central Europeo, la moneda única (pasar el ECU al Euro), sumar a mas países, la protección ambiental, los problemas de inmigración. Compartir fronteras es algo más que encontrar soluciones a problemas comunes. También significa aprovechar las oportunidades comunes.
Cuando existieron coincidencias ideológicas se creyó que el Mercosur estaba avanzando y que éramos más integracionistas que nunca, pero es fue solo una ilusión. Esto se demostró en los contrapuntos de estos días. Pero por el momento el Mercosur es una zona de libre comercio bastante precaria que no solo necesita mantenerse a flote, sino poner proa en los temas importantes y manejar los lastres de agua correctamente.