El Gobierno vuelve a poner la mira en el campo. Siempre con la eterna discusión por las retenciones de por medio, el oficialismo entendió que con la baja temporal de las retenciones el ingreso de dólares iba por buen camino. Pero esas expectativas no solo no se cumplen, sino que además ahora la sequía obliga a rehacer todas las cuentas que se habían hecho.
Los cálculos del Gobierno en torno de los dólares que pueden ingresar por medio del campo tienen que ver con un punto fundamental: en buena parte, lo que ocurra en este sentido pegará directamente en las chances de levantar el cepo, una medida largamente anunciada, pero a la que el arco siempre se le aleja.
Dentro de todo esto, los últimos relevamientos muestran que las cosas no serán tan simples, al menos en lo que tiene que ver con la expectativa del ingreso de agrodólares. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) analizó el efecto de la sequía y las altas temperaturas que afectaron durante los últimos días -y por un tiempo prolongado- a algunas zonas de la Argentina, y como resultado se encontró que caería la producción de algunos cultivos en la campaña 2024-2025, es decir que ingresarían menos divisas a las reservas del Banco Central.
Según se estima, el golpe equivaldría a un ingreso de divisas recortado en US$ 3500 millones respecto de las cuentas que se manejaban hasta ahora.
Este efecto se vería, sobretodo, en la soja y el maíz. En el primero de los casos el trabajo precisa que la cosecha alcanzaría los 47,5 millones de toneladas, es decir cinco millones de toneladas por debajo de las proyecciones que regían hasta ahora.
En el caso del maíz, incluso, el efecto sería más duro. Se espera que toque los 46 millones de toneladas, dos millones menos que los cálculos de enero, y nada menos que seis millones inferior a las previsiones del inicio de la campaña.
Según la BCR, la situación podría haber sido todavía más compleja si en el arranque de febrero no se hubieran dado algunas precipitaciones, un efecto que hasta podría haber sido positivo si no hubiera sido por las altas temperaturas que le siguieron. "El recorte de producción podría haber sido mayor", sostiene el análisis.
Siempre pensando en la expectativa que hay por el ingreso de divisas, el ojo del Gobierno ahora está puesto en lo que pueda ocurrir en los próximos 10 días. Ese lapso, según los especialistas, podría marcar buena parte de la suerte de la campaña. Si las lluvias aparecen, algo de lo que hoy parece perdido se podría recuperar, aunque si el agua no llega los recortes serán mayores.
La necesidad imperiosa por el agua
Incluso, la BCR habla de que, como base, se deberían alcanzar los 80 milímetros de aquí al final de febrero para que no empeore el escenario.
"Las lluvias se necesitan sobre todo en el centro y norte de Córdoba y Santa Fe, centro y centro oeste de Buenos Aires, Santiago del Estero y, fundamentalmente, en Chaco, donde la situación productiva se presenta como la más grave de los últimos 20 años", dice la BCR.
El informe apunta que "frente a una proyección bajo un escenario de clima normal, se hubiera podido trabajar con una producción de entre 52 y 53 millones de toneladas", hoy ya rotas por el efecto de la falta de lluvias.
"Los recortes frente a lo obtenido en la campaña previa se presentarían contundentes. En Buenos Aires se estima un rinde medio provincial de 27,3 quintales por hectárea, frente a 31,4 del año pasado".
En Santa Fe, otra de las provincias clave para el agro, la diferencia entre las perspectivas pasadas y las actuales también son importantes. "Tras el boom del año pasado, en el que la soja rindió un promedio provincial de 39,1 quintales por hectárea, este ciclo se estima una media de 30,9".
En Córdoba también se hicieron sentir los efectos, aunque por el momento con menor impacto, aunque dependerá de que las lluvias no empeoren la situación. Aquí la diferencia entre lo previsto en el arranque de la campaña y lo actual no es tan amplia, por ahora se prevén 30 quintales por hectárea, desde los 31,3 de los que se habló en un principio.
En perspectiva, la situación es más preocupante. La BCR marca que "entre 2010 y el 2020, la soja argentina superó los 50 millones de toneladas de producción en siete oportunidades", mientras que "en los cuatro años a partir de 2021 se había llegado a esa marca en la campaña 2023/24".
Todo indicaba que este año se podría haber superado este nivel por primera vez, sobre todo a partir de que se había logrado una superficie implantada de 19 millones de hectáreas.
Aunque con menos peso en el total que la soja, el maíz también sufre los efectos de la falta de lluvias y se hará sentir en su aporte de dólares. La Bolsa de Rosario apuntó que la ola de calor y la falta de agua generó que ahora se proyecte un 4% menos de producción que en enero", con un rinde de 70,5 quintales por hectárea a nivel nacional, y se estima en la cosecha 2024-2025 se llegue a una producción de 46 millones de toneladas, dos millones de toneladas por debajo de lo calculado en enero.
En medio de esta situación adversa, hay otro factor que puede generar que el ingreso de dólares no sea el esperado, por lo que podría jugar en contra de una posible liberación del cepo.
El Gobierno bajó las retenciones a las exportaciones de granos de modo de incentivar la liquidación por parte de los productores, aunque esta medida todavía no está generando un cambio de tendencia importante.
Hay un mejor ritmo que el que se venía viendo previo a esa medida, pero todavía se está lejos de alcanzar un envión fuerte que permita al Gobierno asegurarse un engrosamiento interesante de reserva.
Las estimaciones privadas hablan de una liquidación de algo más de dos millones de toneladas diarias, que no es un mal número pero tampoco sirve para hablar de un momento explosivo de las exportaciones de granos.
Todo esto hace que la situación de las reservas de cara al futuro no sea la más conveniente, en primer lugar por el panorama del agro, pero también debido a lo que viene ocurriendo en los últimos días. En lo que va de febrero el Banco Central acumuló un saldo positivo de US$ 825 millones por las operaciones en el mercado oficial de cambios. No obstante, las reservas se deterioraron en US$ 563 millones en la primera quincena.
Desde el 7 de enero el BCRA compró US$ 2.228 millones, mientras que las reservas se hundieron en US$ 4.011 millones.