Pablo García Borboroglu se expresa de manera sencilla y didáctica. Sabe lo que hace y le dio las suficientes vueltas al asunto como para explicar su proyecto de manera clara. “Pensé en una iniciativa global. Nuestro esquema consta de tres partes: la academia, la vinculación con el gobierno y un fuerte componente social.
Ahí incluís las comunidades y ¡a los chicos! La fórmula ganadora son los más pequeños junto con los pingüinos”, comenta el fundador y presidente de la Global Penguin Society. ¿Su objetivo? Una campaña mundial para visibilizar la grave situación de los pingüinos, una de las aves marinas más amenazadas en la actualidad, y promover nuevas maneras de articular las zonas de conservación de estos animales.
Estás enfocado en la preservación de los pingüinos en una zona de 13 millones de hectáreas y aun así el beneficio se amplía más allá del territorio. ¿Cuál es la relevancia?
El objeto de conservación es el pingüino pero también son los océanos, es el planeta entero. Hay alrededor de 150 colonias de pingüinos alrededor del mundo generando grandes ganancias por su atractivo turístico. Con una buena organización se puede reducir el impacto de los humanos sobre la especie y su ambiente.
Cuidando esa experiencia, se puede desarrollar una fuente increíble. El interés turístico por los pingüinos, además, derrapa hacia otros destinos en Argentina.
El Pedral es un ejemplo local que se puede proyectar al mundo. ¿Cómo surgió y cómo se trabaja la economía circular en este punto?
El Pedral nació por un rumor. Me dijeron que había pingüinos y fui con un estudiante. Efectivamente encontramos unos seis escondidos, pero el lugar era un basural, un desastre. Entonces iniciamos un proceso de cambio para resolver la instancia legal, conformar grupos de interés y crecer. Y luego efectivamente empezó a derramar hacia afuera porque se generaron nuevos puestos de trabajo: hotelería, guías, choferes, etcétera.
La campaña de García Borboroglu pretende abordar las principales amenazas a las que se enfrentan las 18 especies de pingüinos consideradas en peligro. Su objetivo es recopilar información para comprender y luego construir para la supervivencia de la especie. Esta instancia científica se complementa con un programa educativo internacional que involucra a comunidades locales como instituciones educativas para generar concientización y, a modo de cierre, el trabajo con privados, gobiernos locales y nacionales para mejorar una correcta toma de decisiones enfocando en la designación y gestión de nuevas Áreas Marinas
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