Las profundidades del océano son un misterio, una frontera para los límites de la humanidad. Las inmersiones accesibles para cualquier buzo están limitadas a los 30 o 60 metros de la superficie. Pero los exploradores extremos de la organización Under the Pole logran llegar a los 150/200 metros. Y lo que descubren son paraísos desconocidos hasta el momento: los llamados bosques de animales marinos.
Ghislain Bardout y Emmanuelle Périé-Bardout, cofundadores de Under the Pole, reciben desde hace más de 10 años el apoyo de Rolex en su misión de profundizar el conocimiento científico de los océanos y contribuir a su protección.
Su última misión reveló que, a 100 metros de las turísticas playas de Lanzarote, en Canarias, hay otra vida. Bosques submarinos, arrecifes de coral negros y extraños campos de gorgonias abundan en las profundidades de esta isla donde ya no se cuenta con la luz del sol.
Estos hábitats profundos permanecieron hasta ahora sin conocerse. El hallazgo se dio gracias a equipos de última tecnología denominados rebreathers, que reciclan las exhalaciones del submarinista, filtran el dióxido de carbono y así logran inmersiones más largas y profundas. Accedemos al océano de una forma en la que antes no podíamos hacerlo, aseguró Bardout.
El mismo sistema se usó en el archipiélago de Svalbard durante el primer tramo del programa DEEPLIFE 2021‑2030, que es respaldado por la Iniciativa Perpetual Planet de Rolex, que respalda las investigaciones que buscan proteger el medioambiente en cada rincón de la Tierra. Y hoy, desde las Canarias, Under the Pole marcó un hito significativo en la investigación de los ecosistemas marinos y su interacción con el cambio climático. Reveló información clave sobre estos ecosistemas de aguas profundas que, en palabras de Périé-Bardout, se encuentran potencialmente en todas las costas del mundo.
Rica vida submarina
Los bosques submarinos son exactamente iguales que los que tenemos en la superficie, en tierra -afirma Ghislain-. Son estructuras tridimensionales que albergan una biodiversidad de extrema importancia.
En muchos lugares, la pesca de arrastre de aguas profundas erradicó estos ecosistemas delicados. Pero en las Canarias, donde la práctica está prohibida, los bosques oceánicos se preservaron. Eso los convierte en ecosistemas únicos y sumamente ricos, agrega Bardout.
A través de estas inmersiones de alta complejidad, Under the Pole logró instalar sensores, tomar muestras, videos y fotos para obtener la mayor cantidad de datos posible de estos ecosistemas hasta el momento desconocidos.
Pero la misión de Lanzarote no se limitó a comprender y documentar, sino también a fijar un indicador de referencia que permita la comparación de ese hábitat con otros que visiten más adelante. Un enfoque orientado hacia el futuro.
Esperamos que los resultados ofrezcan una nueva perspectiva sobre la importancia de estos bosques marinos. No solo como ecosistema independiente, sino también como parte de un ecosistema más global, puntualizó Ghislain.
El nuevo mapa oceánico no solo contribuirá al conocimiento científico, sino que también será crucial para el diseño de estrategias de conservación efectivas. Esa visión se alineó perfecto con los objetivos de Perpetual Planet, lo que permitió un enfoque colectivo en la protección de estos ecosistemas frágiles pero vitales.
Por eso, al reflexionar sobre el logro de la expedición, Périé-Bardout destacó la importancia de la colaboración público-privada en la investigación científica: Rolex trabaja con nosotros desde 2010 y he tenido la oportunidad de comprobar que su compromiso con el planeta no se limita a una misión, sino que promueve el trabajo conjunto a largo plazo.
Y se esperan nuevas misiones que forman parte de este estudio de los bosques de animales marinos, desde los polos hasta los trópicos, que buscan dar nuevas perspectivas sobre los océanos y su influencia en el futuro del planeta.