Conquistar la cima e ir más allá
Hay un antes y un después del 29 de mayo de 1953 en la historia del monte Everest. Hasta esa fecha, en la que el neozelandés Edmund Hillary y el nepalés-indio Tenzing Norgay alcanzaron la cima, el techo del mundo desprendía un halo místico de objetivo inalcanzable. "Demostraron que sí era posible hacerlo, se convirtieron en una especie de estrellas de rock del momento", asegura Peter, hijo de Edmund. La dupla pasó a la historia no solo por ser los primeros en lograr el hito, sino también por su esfuerzo continuo en mejorar las condiciones del pueblo sherpa y de la región que había cambiado sus vidas.
Para ver el mundo desde la cima, los exploradores recibieron la ayuda de Rolex. Subieron equipados con relojes que fueron clave para evaluar las condiciones del camino. Luego de la hazaña, la marca suiza sostuvo el vínculo con Norgay y Hillary y lo mantiene hasta la actualidad, a través de las fundaciones de sus familias. En 2023 se cumplieron 70 años de ese suceso histórico. Los hijos de Norgay y Hillary se reunieron a los pies del Everest para celebrar el aniversario e inauguraron dos centros culturales que homenajean la historia, las tradiciones, la cultura y los logros de las comunidades en la región del Himalaya. Estos dos impulsos también recibieron la ayuda de Rolex y su Iniciativa Perpetual Planet.
Con un gran mural en el techo del artista local Serki Sherpa, abrió las puertas en Khumjung, Nepal, el Sir Edmund Hillary Visitor Centre. Está ubicado en el mismo edificio de la escuela que fundó el montañista neozelandés en 1961. "Es el primer centro de este tipo para la gente local. Sobre todo apunta a los niños, para preservar la historia del lugar y que sepan lo que pueden hacer por su comunidad", detalló Peter Hillary, al mando de la fundación The Himalayan Trust.
Totalmente renovado, el Centro Patrimonial Sherpa Tenzing Norgay también cortó su cinta roja en los festejos por los 70 años de la hazaña. El museo se encuentra en Namche Bazaar, Nepal, y es el mayor polo turístico en la ruta del campamento de base del Everest. "El centro que ayudamos a reconstruir encima de Mache Bazaar es muy importante para enseñar a los jóvenes de dónde vienen y que no olviden sus raíces. Somos más que un grupo de escaladores. Grupos étnicos como los sherpas atesoran siglos de rituales de sus antepasados y tradiciones, y parte del objetivo de estos centros es mantener esto vivo", destacó el hijo de Norgay, Norbu Tenzing, quien lidera la Tenzing Norgay Sherpa Foundation.
La región del Himalaya engloba las montañas más altas y bellas del mundo. Ahí viven unos 100.000 sherpas nepalíes. Según su cultura, el Everest se considera un lugar donde residen los dioses. Se lo llama Chomolungma en lengua sherpa, que significa "diosa madre del mundo". Pero estas tierras de paisajes imponentes son duras para la supervivencia. Norgay aprovechó su popularidad para fortalecer a su pueblo. Lo que más le preocupaba era el riesgo que implica el alpinismo. Se encargó de capacitar en cuestiones de seguridad e infundió un sentimiento de aventura y exploración en miles de estudiantes del Himalayan Mountaineering Institute, en Darjeeling, India, organización que ayudó a crear en 1954.
Incluso se ocupó de las familias afectadas por las frecuentes lesiones y muertes de los montañistas sherpas. Generó capacitaciones dirigidas a las mujeres viudas, para que pudieran lograr independencia financiera. "Sus logros permitieron incorporar el nombre sherpa en el diccionario. Realmente allanó el camino para las generaciones futuras", destacó Norbu. El propósito del pionero era que los jóvenes sherpas pudieran identificar y perseguir sus pasiones, sin verse obligados a trabajar como guías de montaña. Con el apoyo de Rolex, el trabajo de Norgay continúa a través de la Tenzing Norgay Sherpa Foundation.
"Obviamente, el Everest impulsó a Hillary y Tenzing hasta otro nivel, pero mi padre sentía que su mayor logro había sido su colaboración con la población del Himalaya. El sentido de confianza y conexión es algo que provenía de lo más profundo de su corazón", puntualiza Peter.
A través de The Himalayan Trust, Hillary y su familia construyeron hospitales, escuelas, puentes y el aeropuerto Tenzing-Hillary en Lukla. El amor que el montañista tenía por la naturaleza de la región lo impulsó a colaborar en la creación del Parque Nacional Sagarmatha, desde donde emprendió tareas de reforestación en áreas circundantes al monte Everest. Peter asegura que la labor de su fundación no se detiene: "La educación es lo más importante, pero también colaboramos con la atención médica y programas de cuidado del medioambiente".
Ya pasaron 70 años de aquel momento en el que revisaban sus cuerdas, tanques de oxígeno y miraban hacia el punto más alto del planeta aquel apicultor del sur de Auckland y un guía de montaña que había nacido no lejos de ese valle. Lograron su objetivo y pusieron a la cima del Everest en la lista de deseos de los buscadores de aventuras y establecieron una industria turística en una región remota del planeta. "Algo maravilloso de esto es que provenían de orígenes muy diferentes y unieron fuerzas para formar un equipo increíble. Pero eso no es todo: están unidos para siempre por ese logro asombroso y ese fue el comienzo de toda una vida al servicio de la comunidad", observó Peter.
Su historia inspira a sumergirse en un viaje al Himalaya y, al mismo tiempo, invita a conocer la cultura de este lugar que jamás pierde la mística. Y, gracias a la ayuda de Rolex, el legado de estos dos exploradores filántropos sigue creciendo. Las fundaciones de sus hijos reciben el apoyo de la iniciativa Perpetual Planet para continuar con las mejoras tanto en las comunidades como en los ecosistemas de la región.