Uno de los temas que suelen generar polémica en Argentina es la presión tributaria. La gran cantidad de impuestos que existen en el país y si son una herramienta que realmente funciona para la redistribución de la riqueza es una pelea constante entre grupos políticos de ambos lados de la grieta.
Por ese motivo, el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), creado por la Fundación Mediterránea, analizó en un informe esta situación. “El objetivo fue conocer la verdadera carga tributaria que impone el sistema tributario argentino, y compararlo con el de otros países. Para eso se procedió a calcular la presión tributaria legal de familias y empresas típicas de sectores seleccionados”, explicaron desde la institución.
Según indica IERAL, la presión tributaria en Argentina subió 12 puntos porcentuales del PIB en las últimas dos décadas. “El país se ubica sólo detrás de Brasil entre los países latinoamericanos”, aseguran. Y agregan al respecto: “Suele minimizarse el argumento de su alta presión tributaria indicando que en muchos países europeos resulta bastante mayor que en Argentina. Pero existen problemas importantes para comparar la presión tributaria efectiva de países de América Latina -como Argentina- con países europeos, porque en los primeros los niveles de evasión suelen resultar bastante mayores que en los últimos”.
Desde el IERAL comentan que esto ocurre porque la presión tributaria efectiva (PTE) surge del cociente entre la recaudación y el PIB, siendo que el numerador estará contaminado por los niveles de evasión. Mientras tanto, la presión tributaria legal (PTL) es la que resulta de la recaudación teórica y su relación con el PIB, es decir, con evasión cero, bajo el supuesto que todas las familias y empresas cumplen cabalmente con las obligaciones tributarias que emanan del sistema legal del país.
Durante el análisis se llegó a la conclusión de que la presión tributaria legal en Argentina representa un 48% del ingreso familiar anual, siendo Brasil el más alto de la región con 50,6%. “Mientras tanto, la mayor PTE entre los 7 países estudiados se encuentra en Italia (42,5% del PIB), seguida por España (34,7%), Brasil (33,1%), Australia (28,7%) y en quinto lugar Argentina (27,7%)”, señalan.
De todas formas, desde la institución remarcan que la PTE “no es un buen reflejo de la verdadera presión tributaria que recae sobre los contribuyentes totalmente formales de un país”. “Al usar la PTL como unidad de medida, Argentina aparece sólo debajo de Brasil, y similar a Italia, por arriba de países como España, EEUU, Chile y Australia, por ende, ubicándose nuestro país como uno de alta presión tributaria, lo que debilita sus condiciones de competitividad internacional para las empresas, y significa una pesada carga para las familias, cuando se consideran los impuestos pagados sobre sus ingresos, patrimonio y consumo”, concluyen.
¿Qué es la presión tributaria?
La presión tributaria es un indicador cuantitativo que relaciona los ingresos tributarios de una economía y el Producto Bruto Interno (PBI). Permite medir la intensidad con la que un país grava a sus contribuyentes a través de tasas impositivas.
En Argentina, hace tiempo se debate sobre un Consenso Fiscal que permita llegar a un acuerdo en materia tributaria entre el Estado Nacional y los gobernadores y gobernadoras de todas las provincias del país. Sin embargo, consultado por Forbes Argentina, Marcelo Capello, economista jefe de IERAL, señala que la alta presión tributaria conspira contra esto.
-¿Cómo es la situación actual en Argentina?
-Hay una visión posiblemente mayoritaria en la población, y que acompañan la mayoría de las fuerzas de la oposición, respecto a que la presión tributaria es muy alta en Argentina, y debe bajar. En cambio, en el gobierno actual hay una mirada opuesta, en el sentido que la presión tributaria es relativamente alta para Latinoamérica (luego de Brasil), pero no es tan alta si se la compara con varios países europeos.
-¿Cuál es la realidad?
-Por ejemplo, en 2019 la presión tributaria fue 43% del PIB en Italia y 28% en Argentina, en ambos casos sin incluir municipios. Así, dicen en el gobierno, nuestro país tendría margen para subir la PT, en especial en impuestos directos (sobre ingresos o patrimonio). Pero hay un problema con esa medición, pues se trata de la presión tributaria efectiva (PTE), que subestima la presión tributaria sobre los contribuyentes totalmente formales. Cuando se mide la presión tributaria legal (PTL) sobre una familia promedio, es decir, la que surge si hay cero evasión, entonces la PTL de Argentina resultaría similar a la de Italia, en que el fisco se queda en ambos países con el equivalente a 48% del ingreso familiar anual. Algo parecido ocurre si se mide la PTL sobre una empresa: Argentina aparece con impuestos altos, en algunos casos el de mayor PTL entre 7 países, ocupando el segundo lugar.
-¿Hay demasiados tributos en Argentina?
-En Argentina existen muchos tributos y superposición entre los tres niveles de gobierno, y son también altos los costos de cumplimiento para los contribuyentes y los costos de administración tributaria para el fisco. La mayor superposición tributaria se da en inmuebles y automotores (gravados por hasta los tres niveles de gobierno), y lo más problemático es la existencia de tres impuestos generales a las ventas: IVA en Nación, Ingresos Brutos en provincias y Tasa de Seguridad e Higiene en municipios. Así, los contribuyentes deben conocer la legislación impositiva de los tres niveles de gobierno, declararle y pagarles a los tres fiscos, recibir fiscalizaciones y reclamos judiciales de todos ellos. En definitiva, se trata de un sistema costoso por la cantidad y el nivel de los impuestos, por lo altamente distorsivo de varios de ellos y por los elevados costos de administración y cumplimiento tributario. Ineficiente por donde se lo mire.
-¿Cómo afectaría la aparición de nuevos impuestos como el posible impuesto a la herencia?
-El nuevo Consenso incentiva a las provincias a crear Impuestos sobre la Transmisión Gratuita de Bienes, según se declara, para compensar bajas en impuestos al consumo. Sin embargo, en Argentina no ha bajado ningún impuesto al consumo, y este Consenso incentiva subas al aumentar las alícuotas máximas en actividades de servicios. En un país en que no está del todo claro su rumbo económico e ideológico, y que está ávido de inversiones, en el mismo año se aplicó un impuesto extraordinario a la riqueza, se aumentaron alícuotas en Bienes Personales y se incentiva la creación de Impuestos a la Herencia en las provincias. Así, será difícil alentar la inversión productiva, inclusive será difícil contener a los contribuyentes dentro de las fronteras.