Definitivamente, el 2022 será un año para la historia, ya que los mercados se desplomaron alrededor de un 20%, la inflación global marcó un récord y las tasas de interés subieron luego de varios años. Por fortuna o por desgracia, el 2023 también podría estar cargado de eventos inesperados y volatilidad.
En concreto, Eric Robertson, jefe de investigación y estratega jefe en Standard Chartered, advirtió que los inversores deberían prepararse para “otro año de nervios sacudidos y cerebros agitados”. Posteriormente, enumeró tres “sorpresas” a las que podrían enfrentarse.
En primer lugar, habló de un colapso de los precios del petróleo, ya que una recesión profunda, que incluiría un aumento inesperado de los casos de coronavirus que volverían a generar cierres, podría conducir a una baja “significativa en la demanda” del crudo.
Y si se resuelve el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, se eliminarían las “primas de riesgo” vinculadas a la guerra, lo que provocaría que los precios del barril desciendan un 50% en la primera mitad del 2023.
“El riesgo relacionado con el conflicto militar había ayudado a mantener elevados los precios de los contratos anticipados en relación con los contratos diferidos, pero la disminución de las primas de riesgo y el final de la guerra hacen que la curva del petróleo se invierta en el primer trimestre de 2023”, dijo Robertson.
Por otro lado, el especialista enfatizó en la probabilidad de que la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) subestime el daño económico causado por las subas de tasas y, en consecuencia, ejecute un recorte del 2%.
“La narrativa en 2023 cambia rápidamente a medida que las grietas en los cimientos se extienden desde los sectores de la economía más apalancados hasta los más estables”, relató.
Por último, el estratega de Wall Street mencionó un escenario en el que las acciones de empresas tecnológicas caigan aún más del 35% del 2022, con un índice Nasdaq 100 oscilando en los 6.000 puntos, lo que representaría una baja del 50% desde la cotización actual.
"El sector de la tecnología continúa sufriendo en términos generales en 2023, abrumado por la caída de la demanda de hardware, software y semiconductores”, especuló.
Y añadió: “Además, el aumento de los costes de financiación y la reducción de la liquidez provocan un colapso en la financiación de las empresas privadas, lo que provoca más recortes de valoración significativos en todo el sector, así como una ola de pérdidas de puestos de trabajo”.