Trigo: dos semanas claves que determinarán qué tan buena será la cosecha
La campaña de invierno arrancó bien en el otoño, con buenos niveles de humedad en suelos y una importante área sembrada, pero la falta de precipitaciones de las últimas semanas está empezando a impactar en el desarrollo del cultivo y crecen las dudas.

Los próximos 15 días serán determinantes para lograr una buena campaña de trigo. Pese a los muy buenos pronósticos que hubo en la ventana de siembra de fines de mayo a principios de julio, una vez más, el clima será el eje de todas las miradas en el sector agrícola, que ya descuenta que la pronosticada súper cosecha de trigo y otros cereales de invierno son parte del pasado.

Sin embargo, todavía la condición del trigo en la región Centro del país es buena en un 75% y muy buena en un 15%. Pero el dato relevante es que en la última semana se observó una reducción de hasta 7 puntos porcentuales de cultivos en condición buena o muy buena, debido exclusivamente a la falta de precipitaciones.

Los analistas están revisando sus análisis pero aún no se puede proyectar una caída en la producción esperada, que distintas fuentes ubican en torno a los 18 millones de toneladas. Es un 20% más que la campaña de trigo 2023/24, todavía afectada por la sequía, pero bastante menos que el récord alcanzado en el ciclo 2021/22, cuando arrojó 23 millones de toneladas del cereal.

Según datos de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, el 90% del trigo sembrado tiene condición buena o muy buena, mientras que el 2% está en mal estado y el 8% regular. En su último relevamiento destaca que la zona más afectada es el noreste de la provincia de Buenos Aires.

La falta de lluvias y el clima frío pegó fuerte en los cultivos de cosecha fina, llegando a matar incluso a plantas de cebada y arvejas. El trigo resiste un poco más pero se estima que habrá mermas en el rendimiento. Los productores señalan que “cada día que pasa sin agua, se pierde rendimiento potencial”.

Adiós súper cosecha

Frente a ello, el trigo resiste pero crece poco y con un desarrollo muy lento. Citando a los analistas y productores, el informe de la GEA-BCR apunta: “Ya no se espera una gran campaña, salvo que se dé una lluvia dentro de 15 días” y advierten que “se necesita 15 a 20mm para que retome el crecimiento y no se vea afectado el potencial”.

“Estamos en estado latente, en los próximos 15 días deberían darse precipitaciones para evitar que se afecte el trigo, pero los pronósticos no son muy buenos”, afirmó Cecilia Conde, jefa de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Conde señala que está muy afectada el área agrícola en el norte de Santa Fe, norte de Córdoba, Santiago del Estero y el NEA, donde “se necesitan precipitaciones de manera inmediata”.

Si bien los técnicos admiten que hay humedad en los perfiles y que las lluvias del otoño en el inicio de la siembra de trigo fueron abundantes y permitieron una buena implantación, en julio las lluvias fueron más bien escasas, por lo que en la actualidad no hay humedad superficial, en los primeros centímetros del suelo.

“La condición hídrica cae 12,3 puntos porcentuales intersemanalmente por la falta de lluvias y el aumento de la demanda del cultivo que transita macollaje-encañazón en el 39,9% del área”, aseguró el último informe de avance de la campaña de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

El macollamiento es una forma de propagación vegetativa de muchas gramíneas, que van desarrollando tallos que le dan  estructura a la planta y son esenciales para su crecimiento. La buena noticia es que en un escenario que se viene complicando, en julio hubo zonas en las que se registraron temperaturas inusualmente bajas para la época y esas localidades.

Echando raíces

“El frío genera mayor desarrollo de las raíces y eso es bueno para la planta”, aseguró Cecilia Conde. La explicación técnica es que con el desarrollo de las raíces, si lloviera al menos 10 mm, eso permitiría ciertos niveles de humedad superficial y que luego la planta con las raíces busque humedad a mayor profundidad, y no detenga el desarrollo de la planta. También se lograría que los fertilizantes aplicados (urea) penetren en el suelo.

Desde la corredora de granos Zeni con sede en Rosario, Eugenio Irazuegui, recordó que se sabía que éste iba a ser un invierno seco, y “también se sabe que éste va a ser un agosto con pocas lluvias”, aunque aclaró que habrá algunas precipitaciones en Mesopotamia y la provincia de Buenos Aires.

Consultado sobre los precios de este cultivo y los márgenes esperables para exportar, Irazuegui consignó que “el precio del trigo es el que menos ha caído” este año. Eso responde a que la oferta en el hemisferio norte se mantiene muy estable, pese a que los dos principales productores y exportadores, Rusia y Ucrania, están en guerra hace 30 meses, pero “están muy activos en exportaciones”. También es consistente la oferta de granos de Estados Unidos y la demanda está fuerte.

Las exportaciones de trigo de Argentina representan el 15% del total mundial, por lo que el país es tomador de precios. En el mercado de futuros, con entrega a diciembre de 2024, el trigo cotiza en el Mercado de Chicago en torno a 205 US$/ton.

“El trigo arrancó muy bien la campaña, pero ahora si no llueve puede ser una campaña regular”, enfatizó Irazuegui, quien anticipó una estimación de cosecha de unos 18 millones de toneladas, en las condiciones actuales, mientras que en el mercado arriesgan a que, incluso con una mejora en el clima, pueda llegarse a 18,5 Mt y no mucho más.

En cuanto a la producción, unos 7 millones de toneladas (Mt) se destinan al mercado interno, de los cuales la molinería se lleva 6,3 a 6,5 Mt, y el resto queda para semillas y uso forrajero (alimentación de ganado). Así, el saldo exportable ronda los 11 millones de toneladas, que con seguridad se podrán ubicar en el exterior, porque la demanda está muy sólida.