Se acerca el cobro del aguinaldo y llega el momento de empezar a meditar los diferentes destinos que recibirá ese extra de dinero que tanto nos puede ayudar. A continuación, tres alternativas compatibles entre sí.
Saldar deudas
En primer lugar, el aguinaldo o parte de él se puede utilizar para saldar las deudas que tengamos pendientes. Muchas veces, postergamos los pagos de intereses para no sacrificar el capital que necesitamos en el día a día. Con esta porción extra de ingresos, ahora podremos ponernos al día y enmendar la situación.
Cuanto antes devolvamos el dinero que pedimos prestado, directa o indirectamente, sin importar a quién pertenezca, antes podremos ordenar nuestras finanzas personales para establecer nuevas metas y objetivos que nos ayuden a crecer económicamente.
Ahorrar
Si no tenemos deuda o si ya las saldamos, entonces se puede usar el aguinaldo para ahorrar. Todo lo que no gastemos en el presente nos ayudará en el futuro. Evidentemente, se debe mantener el capital en una moneda que no sufra de tanta pérdida de poder adquisitivo como el peso.
Según los especialistas en finanzas, lo ideal es mantener los ahorros en una cuenta diferente a la que usamos cotidianamente. De esta forma, no caeremos en la tentación de consumir por el simple hecho de ver un saldo positivo.
Invertir
Si no necesitamos el aguinaldo para pagar bienes y servicios indispensables y ya contamos con un monto atractivo de dinero ahorrado, entonces el siguiente paso es armar una estrategia de inversión de largo plazo que sea compatible con nuestro perfil de inversor.
Evidentemente, invertir significa asumir un riesgo, ya sea de pérdida o de no obtener los resultados proyectados, pero es una disciplina necesaria para crear patrimonio con el paso de los años y así poder tener una mejor calidad de vida en el futuro.
En este punto, lo ideal es contactarse con un asesor financiero que nos ayude a armar un portafolio diversificado, o investigar muy bien en caso de que nos creamos capaces de hacerlo.