Para muchas personas, la parte más difícil de armar un plan patrimonial es saber por dónde empezar. ¿Debería contratar a un abogado?, ¿Buscar un consejo financiero?, ¿Cuáles deberían ser mis próximos pasos?. Tres conceptos erróneos comunes impiden que las personas tomen medidas, pero al aprender más, se puede elegir el camino correcto.
Cuando se trata de planificación patrimonial, existe una gran brecha de conocimiento entre lo que la gente piensa sobre la planificación patrimonial y lo que realmente significa.
Mito 1: la planificación patrimonial requiere trabajar directamente con abogados
Muchas personas no se dan cuenta de que pueden crear un plan patrimonial sin un abogado. En nuestra era digital, es más fácil que nunca hacer uno.
Al igual que con la contratación de un abogado, existe una amplia gama de opciones para elegir cuando se trata de la planificación patrimonial digital. Al hacer un plan patrimonial, algunas cosas a considerar son la calidad de los documentos legales que se están creando y cuánta personalización se desea.
Como mínimo, si estás tomando la ruta digital, buscá un software de planificación patrimonial que te permita crear un testamento o fideicomiso específico para asignar tus activos y registrar tus últimos deseos y atención al final de la vida.
Mito 2: su costo es prohibitivo
El costo de crear un plan patrimonial generalmente se reduce a dos recursos: tiempo y dinero. Al igual que con otros servicios profesionales, como la contratación de un asesor financiero o contador, tenés que sopesar el valor que recibís, dada la variedad de opciones que tenés.
El valor puede significar diferentes cosas para diferentes personas, y su análisis de costo-beneficio debe considerar lo siguiente:
Tus objetivos: ¿qué estás tratando de lograr con tu plan patrimonial? ¿Tu objetivo principal es asegurarte de que tus activos lleguen a las personas que te importan? ¿Querés asegurarte de que tus decisiones finales de atención médica estén documentadas?
Los gastos de tus herederos: sin un plan, estás dejando que las fichas caigan como puedan después de tu muerte, incluidos los honorarios de sucesión y los honorarios legales. Si fallecés sin un plan patrimonial, es posible que tus seres queridos tengan que contratar a un abogado para navegar el proceso de sucesión, reduciendo lo que les queda a tus herederos.
Costos legales: las tarifas varían de un bufete de abogados a otro y de una plataforma digital a otra. Con un abogado, predecir cuánto costará crear un plan patrimonial a menudo puede ser difícil, incluso si solicitás un presupuesto por adelantado. Generalmente, las plataformas digitales cobran tarifas de manera más transparente y a un costo menor.
Tu tiempo: trabajar con otro humano te sujeta a su horario. Tu abogado tendrá otros clientes y es posible que no puedas trabajar con la rapidez que deseás. Si estás presionado por el tiempo o simplemente querés marcar un plan patrimonial de tu lista de tareas pendientes, una solución de planificación digital te brinda más control sobre el tiempo que dedicás a redactar tus documentos legales.
Mito 3: esperar hasta que seas mayor es lo mejor
Una de las razones más comunes por las que las personas no hacen un plan patrimonial es que asumen que lo harán cuando sean mayores, pero la verdad es que ninguno de nosotros puede predecir el futuro, por eso es tan importante tener un plan de bienes ahora. Incluso si hacés un plan de "inicio" o "marcador de posición" hoy, es mejor que nada.
Un plan patrimonial no se trata solo de brindar tranquilidad a las personas que te importan, se trata de asegurarte de que nadie tenga que gastar una cantidad desproporcionada de tiempo en averiguar tus deseos finales. Mantener tu plan patrimonial actualizado garantiza que nadie tendrá que revisar documentos obsoletos o hacer conjeturas sobre cosas que sucedieron después de que se creó tu plan por primera vez.
*Nota publicada en Forbes US