El ministro de Economía Luis Caputo aterrizaró en Washington en medio de un clima financiero condicionado por las decisiones recientes de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos, además de aplicar aranceles recíprocos a todas las exportaciones que llegan a su país, también evalúa desplazar a Jerome Powell, titular de la Reserva Federal. La posibilidad de remover al jefe del organismo monetario norteamericano generó ruido en Wall Street y un escenario global que golpea sobre todo a los países emergentes como la Argentina.
A pesar del nuevo crédito de Facilidades Extendidas del Fondo Monetario Internacional (FMI) que permitió al Banco Central sumar US$ 12.000 millones a las reservas, la inestabilidad externa condiciona lo que debería haber sido una visita con tono más optimista. El viaje, que durará cuatro días, incluirá reuniones clave con Kristalina Georgieva, Ajay Banga (presidente del Banco Mundial) y encuentros con funcionarios de Alemania, Francia, Italia y directivos del FMI que podrian tener algo más de reparos que Estados Unidos el rumbo del plan económico argentino.
Tensión global por Trump y su guerra comercial
En otro contexto, Caputo habría llegado a la capital estadounidense para mostrar resultados y buscar nuevos apoyos. Pero la decisión de Trump del pasado 2 de abril, que revivió una lógica proteccionista a nivel global, modificó todas las coordenadas. China y Europa, principales socios comerciales de Estados Unidos, quedaron atrapados en una escalada de tensiones que impacta directamente sobre las inversiones internacionales.
El ministro viaja con un equipo completo. Lo acompañan Santiago Bausili (presidente del Banco Central), José Luis Daza (secretario de Política Económica), Pablo Quirno (secretario de Finanzas) y Vladimir Werning (vicepresidente del Banco Central). También están previstas charlas bilaterales y exposiciones ante bancos privados y organismos multilaterales.
La avanzada de Trump contra Jerome Powell inquietó a los mercados. El promedio industrial Dow Jones cayó casi 972 puntos y puede cerrar el peor abril desde 1932. La sola idea de que el presidente de Estados Unidos busque remover al jefe de la Reserva Federal alteró a los fondos de inversión, que ven en esa jugada una señal de presión sobre la independencia de la autoridad monetaria.
Trump cree que la inflación está en baja y exige una reducción de la tasa de interés. En Wall Street entienden lo contrario: los aranceles impulsan los precios y es necesario sostener el nivel actual de tasas. En ese contexto, acciones, bonos y el dólar quedaron bajo presión.
Reuniones con el FMI, el Banco Mundial y funcionarios del G7
Uno de los puntos centrales del viaje será el encuentro con Georgieva, que días atrás advirtió en su discurso de apertura de las sesiones de primavera del FMI sobre los riesgos que enfrentan países como la Argentina frente al nacionalismo económico de la Casa Blanca. La directora del Fondo respalda el acuerdo con el gobierno de Javier Milei, pero mantiene reparos sobre la velocidad del ajuste fiscal y su impacto social.
Además, Caputo compartirá agenda con Gita Gopinath (vice directora gerente del FMI), quien ya manifestó dudas sobre los resultados del programa, y con Rodrigo Valdés, el chileno que dirige el departamento para América Latina. En paralelo, Bausili mantendrá reuniones técnicas para explicar los mecanismos con los que el Banco Central planea sostener la compra de divisas si el dólar alcanza los $1.000, una posibilidad que analizan en silencio algunos despachos oficiales.
El ministro argentino también tendrá reuniones con los responsables de las carteras económicas de los países europeos que integran el G7. Se verá con Jörg Kukies (Alemania), Éric Lombard (Francia) y Giancarlo Giorgetti (Italia). Mientras que Kukies y Gopinath se mostraron escépticos frente a la hoja de ruta del gobierno libertario, Lombard y Giorgetti apoyaron el nuevo acuerdo con el FMI por pedido expreso de Emmanuel Macron y Giorgia Meloni.
El intento por seducir a inversores privados
El viaje de Caputo también incluirá una presentación en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde expondrá Pablo Quirno, y una reunión con inversores organizada por JPMorgan. En ese evento, el ministro buscará explicar los objetivos de la fase tres del plan económico: déficit cero, emisión monetaria nula y una estrategia para seguir bajando la inflación.
Por último, el ministro asistirá al encuentro del G20 en Sudáfrica, donde coincidirá con Scott Bessent, actual secretario del Tesoro de Estados Unidos y pieza clave para destrabar el último desembolso del FMI. Bessent mantiene un vínculo directo con Georgieva y fue el nexo con la Casa Blanca para que el nuevo crédito de US$ 12.000 millones llegara sin objeciones. Afirmó ayer, además, que el Tesoro de su país podría otorgarle a la Argentina una línea de crédito bilateral en caso de necesitar asistencia ante un shock externo.
La misión de Caputo, en este escenario global, es sostener la confianza del Fondo, evitar que los ruidos políticos afecten los desembolsos futuros y convencer a los inversores privados de que el plan del gobierno argentino es viable, incluso con Trump en modo electoral.