La campaña gruesa 2024/25, clave para la economía argentina por la oferta de dólares, ya tuvo su inicio con lotes de girasol y desde este mes también los productores de maíz se lanzaron a sembrar, aunque con un ojo mirando al cielo por la necesidad de lluvias y con el otro observando al detalle qué pasa con la chicharrita.
En la última campaña esta plaga, literalmente, "se comió" más de un 10% de la cosecha, y con ella decenas de miles de dólares invertidos en semillas, fertilizantes o herbicidas. Por eso en este ciclo agrícola muchos productores decidieron reducir el riesgo destinando una parte de la superficie a soja en lugar de maíz.
Según datos relevados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, hasta el momento se ha implantado el 46,1% del área proyectada de girasol, que alcanzará 1,95 MHa (millones de hectáreas). En el caso del maíz, en tanto, se estima que área a sembrar caerá en torno al 20% respecto de la campaña anterior, pero ya lleva sembrado el 28,9% del total, que al final de la campaña totalizaría 6,3 MHa.
La "esperanza blanca" es el poroto de soja, la oleaginosa que normalmente tiene su ventana de siembra con un delay cercano a un mes respecto del maíz, y que está arrancando por estos días en los primeros lotes al norte del área agrícola, aunque tomará velocidad crucero a partir de la segunda semana de noviembre.
Bendita lluvia
Las fuertes precipitaciones que cayeron en gran parte del norte agrícola, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, y norte de Buenos Aires, fueron un bálsamo para los productores. Para los analistas era necesario recomponer los perfiles de humedad de los suelos antes de la implantación de la oleaginosa y ahora ese frente se está despejando, aunque todavía falta.
"Vamos a una caída del área sembrada de maíz, probablemente del 20% y un crecimiento de la intención de siembra en soja, que llegaría a los 19 millones de hectáreas", analizó Enrique Erize, socio fundador y presidente de la consultora Novitas, especializada en análisis de mercados de granos.
Para el experto "el mejor escenario es el del girasol, por la demanda de aceite de la India, y la soja enfrenta un escenario complejo". Esto se debe a que en Estados Unidos se espera una cosecha récord de la oleaginosa, Brasil también tendrá una muy buena campaña, a lo que se suma que en Argentina habrá un incremento en el área implantada.
Todo esto da como resultado una consistente oferta a nivel global, que ya está impactando en los precios internacionales. Entre julio y agosto la tonelada de soja cayó 90 dólares, había llegado a US$400, luego bajó hasta niveles cercanos a 300/310 dólares, y ahora se ubica en rango por encima de ese valor.
"Los mercados están muy atentos al ritmo de cosecha en Estados Unidos, que tendrá una cosecha récord de 125 millones de toneladas de soja", asegura Eugenio Irazuegui, analista de mercados agrícolas en la corredora de granos Zeni.
El otro foco de atención está en Brasil, explica Irazuegui, que esta campaña estará sembrando 47 millones de hectáreas y así hilvanará 18 incrementos consecutivos en la superficie destinada a soja. Según datos oficiales el potencial de cosecha, con rendimiento tendencial (tomando los últimos rindes en la totalidad del área implantada) sería de 168 millones de toneladas, colocando a Brasil, una vez más, como el principal productor mundial.
Números "finitos"
"Éste es un año para firmar un empate", sostiene Erize apelando a una metáfora futbolera. Aclara que el mercado está buscando su nivel, pero "el panorama es preocupante" y recomienda "tomar recaudos de cobertura" como vender contratos forward a mayo de 2025.
En este contexto, el impacto de los derechos de exportación es muy importante. Es que el poroto paga 33% del valor FOB y los derivados (harina, aceites) el 31%. "Con ese nivel de retenciones y la soja en algo más de US$300 pedir paciencia (a productores y exportadores) es improcedente", sostiene Erize.
Y analiza que "la única que queda es una baja de los derechos de exportación, bajar por ejemplo de 33% a 25%, son unos 30 dólares que cambian el panorama".
Irazuegui coincide en que el nivel de precio actual es bajo para el productor argentino. "La soja a mayo 2025 tiene un precio de referencia de 292/293 dólares la tonelada (en el mercado local), son valores muy justos", en un rango de precios que tiene implícito las retenciones. A esto hay que sumarle que los costos de comercialización, el costo de las semillas, el envío a puertos y los fletes marítimos se encarecieron en dólares.
"Los márgenes son muy justos, los competidores no tienen retenciones y tienen un tipo de cambio único, que son temas que acá complican", explica el analista de Zeni.
Negocio financiero
Para Lorena D'Angelo, analista de mercados en la consultora AZ Group, el mercado de la soja "va a seguir atento a cómo funciones el avance de la cosecha en Estados Unidos, la expectativa de empezar a tener una mayor demanda asiática (China) y lo que sucede con las siembras en Sudamérica.
En este contexto, destaca que aún queda por comercializar más de un 40% de la soja de la actual campaña, unos 20 millones de toneladas. Así los negocios "muestran retrasos respecto a otros años para la misma época".
Es que en Argentina está influyendo el negocio financiero que se instaló en el mercado de granos, producto de los distintos tipos de cambio y el dólar blend, que permite liquidar el 20% de las exportaciones a dólar Contado con Liquidación (este viernes en $1179,6 versus los 984 del dólar mayorista), en un escenario de mayor oferta para la próxima campaña.
"En soja hoy se observa que la mejora se puede lograr con negocio financiero, ya que vender la soja disponible y ponerlo a trabajar en negocio financiero puede darnos un mejor retorno de la comercialización final de la oleaginosa", precisó Lorena D'Angelo. Por eso también es la liquidación en cuentagotas a la espera de mejoras del valor de la divisa.
"A US$290 la soja, nadie vende", admite Enrique Erize, y explica que en el mercado empiezan a tomar relevancia lo que ocurra en las elecciones de EE.UU. Es que si gana Donald Trump y sobreviene una nueva guerra comercial, como en el pasado, "puede ser que en Chicago la soja baje, pero suba acá (en Sudamérica) porque los chinos vengan a comprar más".