El crecimiento a tasas chinas de la energía renovable argentina quedó definitivamente en el pasado y el sector entró en una preocupante fase de estancamiento que vuelve muy difícil cumplir con las metas de llegar a cubrir el 20% de la demanda en 2025.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Mosconi, la energía verde creció apenas un 2,1% en el acumulado anual, cuando hace poco tiempo se venía expandiendo a un ritmo superior al 50% interanual.
Lo que es peor, de las cinco fuentes renovables, sólo la solar fotovoltaica muestra un avance relevante del 14,9% interanual en lo que va del año. Por el contrario, el biogas cae un 6,6%, la biomasa retrocede un 1,6%, los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos muestran un ajuste del 0,8% y la eólica -que representa alrededor del 70% del total de renovables, tiene un leve repunte del 0,4%.
“Se observa una reducción notable en la tasa de crecimiento anual que ha sido muy elevada hasta el año 2022”, sostienen desde el Mosconi y marcan que la participación de renovables sobre la demanda es del 13,1% en lo que va del 2023. Es decir, que para cumplir las metas de la ley 27.191 habría que incrementar la participación en 7 puntos porcentuales en los próximos dos años.
El escenario luce más que desafiante, no solamente teniendo en cuenta el estancamiento actual, sino el serio cuello de botella que hay en la infraestructura de transporte eléctrico. La falta de obras en redes de alta tensión durante los últimos 10 años, provocó una saturación total del sistema, y quedan muy pocos nodos donde ubicar nuevos emprendimientos.
Esta situación impide la instalación de nuevos parques en los lugares de mejor recurso eólico y solar y obliga a licitar proyectos de muy baja escala como se hizo en la última convocatoria de la Secretaría de Energía, de sólo 620 MW.
Fuentes de la industria indicaron a Forbes que llegar a cumplir la meta de la ley 27.191 es prácticamente imposible, lo que queda de manifiesto al comparar que, por primera vez, la participación de este año sobre la demanda es menor a la del año previo.
El problema se observa desde los últimos años de la gestión de Macri, donde se pasó de las grandes licitaciones Renovar a convocatorias “Mini Ren” similares a las lanzadas por Royón. El Gobierno de Alberto Fernández identificó esta saturación desde un primer momento y, sin embargo, poco se ha avanzado en estos tres años y medio.
Ahora, el sector presiona para habilitar la inversión privada en las redes y agilizar un escollo crucial para poder instalar más capacidad. El otro recurso para sortear paulatinamente este impedimento, es habilitar parques sin prioridad de despacho del 100%, una condición que se propuso para garantizar el aprovechamiento de toda la energía renovable que, es intermitente, y así incentivar el impulso de la industria. No obstante, en estas condiciones, las empresas piden autorizar el funcionamiento no porcentajes menores, lo que como contrapartida, implicarán un mayor costo para el sistema por la pérdida de rentabilidad.