Rubinstein: expectativa por el nuevo esquema cambiario y la vez que el FMI no colaboró con la salida del cepo
El exsecretario de Finanzas resalta las diferencias que hay entre la situación actual de la Argentina y la que se vivió en la última parte del gobierno de Alberto Fernández. Por qué habla de "daños colaterales" y la espera por una reactivación de la economía.

 

Gabriel Rubinstein entiende que la salida del cepo va en la dirección correcta, más allá de que en algún momento se vayan a ver, según entiende, efectos no deseados causados por el cambio de la política económica. "Es una solución o un principio de solución a un sistema cambiario que era disfuncional; en algún momento debía haber alguna modificación", sostuvo el economista y Exsecretario de Política Económica durante el último tramo de la presidencia de Alberto Fernández, durante una entrevista con Forbes.

Además, plantea que durante su paso por la función pública se analizó seriamente la posibilidad de tomar una medida en este sentido, aunque "para eso era fundamental el apoyo del FMI, algo que nunca estuvo".

- ¿Qué entiende que debemos esperar con este nuevo esquema de bandas para el dólar?

- El nuevo esquema es una solución o un principio de solución a un sistema cambiario que estaba disfuncional y que se sabía que tenía debía ser modificado en algún momento. El Gobierno esta vez actúa más en profundidad sobre el problema, porque ya estaba la idea de que buena parte de los objetivos del Gobierno era que la inflación fuera en descenso, mantener el cepo y el croll al 1% hasta octubre para maximizar los votos en octubre, y con eso el mercado iba respondiendo. Ahora hicieron un viraje y será con x proporción de convicción y de planificación o con X proporción de improvisación y adaptación a la realidad, que venía siendo dura. Sí. Cualquiera sea la situación, lo importante es que el gobierno modifica el esquema cambiario, que es más sólido y aunque puede tener problemas a corto plazo, es más sólido en esencia, porque tiene un apoyo externo que no había antes.

Se hace un sistema en función de un apoyo externo, que habrá requerido cosas, por el que se negociaron cuestiones, y claro que habrá algunos daños colaterales.

- ¿Cuáles serían esos daños colaterales?

- Probablemente la inflación sea más alta en abril, mayo y junio. El Gobierno pensaba que a esta altura la inflación iría entre 1,5% y 1,8%, y tal vez veamos algo más cercano a 4%. Más allá de números finos, hay un salto del tipo de cambio inicial de 11% o 12%. Además hay que tener en cuenta la incertidumbre respecto cómo seguirá esto, y entonces algunos ante la incertidumbre de la flotación dicen le pongo precio a mi mercadería en función de $ 1.300 más allá de cuál sea el precio real, o lo llevo al tope de la banda. Puede haber remarcaciones que impongan una pausa en el proceso de desinflación. Otro daño colateral, dado que la inflación tendería a ser más alta, y que los salarios ya venían acomocándose a la baja, es probable que los salarios pierdan contra la inflación, generando cierta retracción de consumo. Pero son daños colaterales que no son dramáticos y que se pueden asimilar, y que te dejan un escenario más robusto y sacan de la escena el "Día D", el día en el que se sacara el cepo, que era como un nubarrón en el horizonte.

 

- ¿Era el momento indicado para salir del cepo?

- Es polémico discutir cuál es el momento indicado; se hace cuando se dan las circunstancias, ya sea forzadamente o con prolijidad. Ahora lograron el acuerdo del FMI y que llegaran US$ 12.000 millones de dólares, que por experiencia propia sé que es un logro muy importante.

- ¿Por qué esto se pudo lograr hoy y no durante su gestión? ¿Qué diferencias de escenario hay?

- Yo trabajé junto a Sergio Massa con un plan, que era bajar el déficit. Tienen cuatro puntos de ajuste fiscal. Si devaluación para bajar la brecha en un primer momento al 30% y después con suficientes dólares, liberar el cepo. Bueno, en ese momento el ajuste fiscal fue menor, pero se hizo. Pasó de una tendencia que iba de 4 puntos del PBI a y se bajo a 2. Es decir que hubo un esfuerzo fiscal hasta que la sequía empezó a mermar los recursos. El esfuerzo fiscal se hizo y se puso el acuerdo con el Fondo Monetario de vuelta en vigencia y de hecho en algún momento se hizo un ajusto algo superior al que pedía el Fondo. Había una buena sintonía en la parte fiscal, hasta la sequía, y luego con todo lo que implicaron las elecciones.

- Se refiere al Plan Platita

- Correcto, el Plan Platita, que fueron medidas impositivas expansivas, básicamente dos: una que fue bajar el  Impuestos a las Ganancias, que votó Milei, y muy parecida a la que hizo Macri. Y la otra una medida muy parecida a la que lanzó el expresidente Mauricio Macri perdió las PASO. El impacto fiscal total fue 0,6 del PBI. Algunos dicen que fue 10% del PBI, pero se tira cualquier cifra. Es decir que no fue tan expansivo como se dice y todo el año terminó en 2,9%. Fue muy parecido al año anterior, cuando perdimos un punto por la sequía. Durante todo el año hubo esfuerzo fiscal, pero quedó mal después por justamente por las medidas expansivas finales. Más allá de eso, era insuficiente el ajuste fiscal. Yo siempre lo marqué como insuficiente, pero es lo que se pudo hacer en ese momento y la devaluación se postergó indefinidamente. Se iba a hacer en un primer momento en noviembre de 2022 y se fue postergando. En ese momento ya teníamos el dólar soja y habíamos acumulado US$ 7000 millones de reservas, cuando antes de este acuerdo con el FMI el Banco Central tenía US$ 7000 millones negativas. Había una situación de ciertas posibilidades pero no había convicción política. Pero lo que siempre faltó fue la ayuda del FMI. Nosotros al Fondo le decíamos "si nos dan US$ 20.000 o US$ 30.000 millones el cepo se levanta mañana. La voluntad estaba. Pero el apoyo del Fondo fue siempre más que nada para pagarle ellos mismos vencimientos. Ahora dan US$ 20.000 millones cuando no hay ningún vencimiento a la vista, prácticamente hay muy poco a corto plazo. Eso también hace muy distinto todo.

Cortocircuitos políticos

- ¿Esa falta de apoyo por parte del FMI tenía que ver más por falta de credibilidad en lo económico o por temas políticos?

- Diría que la falta de apoyo en ese momento tenía que ver con que todavía estaban digiriendo el préstamo que le habían dado a la Argentina, que estaba muy cuestionado internamente. En el Fondo sé que voluntad de dar más plata no había. De movida era "no me pidas más plata porque estamos escalados de la Argentina, hagas lo que hagas. Pero además se trataba de una coalición de gobierno compleja, y con Massa que por más que tenía  atribuciones, no era fácil. Se tomaron medidas como la moratoria previsional, que en un primer momento dijimos que no, pero de pronto Alberto Fernández lo firmó. Entonces ahí hubo que darlo vuelta, minimizarlos, explicarlos... hubo algunos cortocircuitos.

- Esos cortocircuitos también los mira el Fondo

Sí, claro, pero se pregunta cuánta autoridad política tienen para desautorizar lo que el presidente acababa de firmar y cómo puede ocurrir eso. Y las otras cuestiones tienen que ver con había un gobierno que se iba y con que, quien lideraba todo no dejaba de ser el ministro de Economía, a quien el Presidente lo podía echar el día siguiente. ¿Entonces, qué autoridad tenía Massa realmente entonces? Una cosa hubiera sido que fuera el Presidente quien encabezaba las negociaciones, como ocurre ahora con Milei. O si Massa hubiera ganado las PASO, con lo que hubiera sido visto como posible nuevo presidente. Había una cierta debilidad política en ese sentido. Durante mucho tiempo la discusión económica fue buena porque cumplíamos las metas y porque había disposición a cumplir o corregir cuando había un problema. Cuando fue la sequía, nosotros mismos empujamos para que no se modificara la meta fiscal, pese a que había un consenso de que el déficit tenía que subir. Insistimos en que mantengamos la meta fiscal, incluso aunque no se llegara del todo, como señal de esfuerzo fiscal. El problema era que no había voluntad de ayudar.

 

- ¿Esa voluntad de bajar el déficit se dio más desde la pata económica o a nivel político también estaba esa convicción?

- Cuando Massa entró a Economía ardía el Gobierno. Y entonces ahí se acordó darle poder a Massa y había voluntad de ir hacia un orden fiscal, algo que se cumplió durante varios meses. Había voluntad política de parte de quien se le había dado ese poder; los problemas comenzaron en agosto de 2023. Hubo resistencias a algunas políticas, como cuando se empezaba a hablar de una devaluación, aparece la falta de convicción. Y entonces se postergó muchísimo. Esa devaluación se hizo mal y tardísimo y sin ningún apoyo externo. Cuando vino la devaluación de agosto, junto con las PASO, el presupuesto básico de la devaluación era que el contado con liquidación no subiera, y estaba en $ 600, había pocos dólares, pero el entendimiento con el FMI era que el objetivo de la devaluación básico era bajar la brecha, que se había convertido en algo muy disfuncional. Y para bajar fuerte la brecha tenía que dejar el CCL estable. Y ganó Milei las pasó y en una hora de $ 600 a $ 720.

- Hay una discusión sobre si el Gobierno devaluó con las últimas medidas

- No lo llamaría devaluación. Es una depreciación realizada por el mercado, pero hay que ver qué pasa con las compras del Banco Central. Supongo que el Banco Central va a buscar que de una u otra manera el dólar baje un poco, de manera que cuando compre lo haga en una banda baja. El mercado no va a ir a testear la banca más alta porque con el apoyo del FMI eso no tiene sentido. Solo en algún momento de malestar veo que se puedan tocar los $ 1350, pero no veo que llegue a los $ 1400 salvo que haya una ecatombe.

- Dentro de esta situación está también la expectativa por lo que haga el campo. ¿Ve que pueda llegar un buen volumen de dólares por ese lado?

- Va a llegar pero digamos que hay un cierto malestar en el campo, y hay una rentabilidad baja, además de la sensación de que están castigados por las retenciones, que no deberían existir. Entonces esa reticencia hace que algunos vendan relativamente poco y no se abalancen a vender. Pero hay que tener en cuenta que hubo una retención previa del campo a la espera de que haya una devaluación. Ahora esa expectativa se terminó y van a aparecer dólares del campo. Habrá que ver luego en qué cantidad hay que ver y el precio.

- Al principio hablaba de efectos colaterales de las medidas en puntos centrales como la inflación o el crecimiento de la actividad. ¿Esa situación cree que se podría perdurar por un tiempo?

- Esto será temporario. Si el Gobierno estabiliza el tipo de cambio y la situación fiscal sigue, buena, incluso un poco mejor, esa doble ancla, cambiaria y fiscal,  y sin un horizonte de devaluación, porque no existe brecha, porque no existe un riesgo, la inflación tiene que ceder y llegar por ejemplo al 0,5%. Pero ahora tenemos este episodio que es un reacomodamiento y de la mano de eso, si los salarios se atrasan un poquito, digamos un punto por mes, o dos en algunos casos y después se recupera, habrá entonces cierta recuperación adicional del crédito y es probable que la actividad de vuelta y tome impulso, por lo que habría una reactivación económica. Esto debería empalmar con un proceso de inversiones y de crecimiento más ligado a la inversión y no tanto al consumo.

- ¿Coincide con la visión del Gobierno respecto de que la salida del cepo atraerá inversiones?

- Si porque el cepo es un obstáculo para las inversiones, y se deben implementar regímenes especiales como el RIGI. Para que la inversión fluya no se puede pensar en cómo entrar o sacar dólares. Algunas empresas internacionales dicen no, y es una traba. Esto facilita y agiliza la economía argentina. El que quiere venga, invierta y saque los dividendos.