Las obligaciones negociables (ONs) se encuentran entre los instrumentos financieros preferidos de los inversores argentinos. De hecho, en enero, su volumen negociado fue de $667.626 millones, un 210% más que en el mismo periodo del año anterior, según el Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC).
Y de estos activos, el mercado suele optar por aquellos que distribuyen su renta en dólar cable (CCL) y fueron emitidos bajo la ley de Nueva York (NY). ¿A qué se debe exactamente este favoritismo?
“Estos papeles son demandados dado a que el pago proviene desde el exterior, y los dólares cable o divisas acreditados no se encuentran en poder del BCRA”, comentó Matías Kostendt, asesor patrimonial en Bull Market Brokers. “Por otro lado, las ONs que pagan en dólares cable muchas veces se asocian a la jurisdicción ante posibles litigios con la empresa en caso de incumplimiento y siempre da mayor seguridad legal que el papel se rija en los tribunales de NY y no en los tribunales locales”, añadió.
Por su parte, Marcos Tokatlian, operador comercial en Adcap Grupo Financiero, indicó que el mayor atractivo de estos bonos también se debe a las mejores tasas y a la sólida capacidad de pago de las compañías emisoras.
“Las valuaciones de los bonos ley local que pagan en MEP se ven distorsionadas porque los inversores pueden comprar sin perder el acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) y esto hace que quien no accede al MULC encuentre mejores rendimientos con los mismos créditos en la curva de ONs ley NY”, mencionó.
“Existen algunos bonos que tienen sus flujos garantizados parcial o totalmente como YPF 2026 o YPF 2031, mientras que localmente no existe ese tipo de mejoras en la capacidad de pago de los bonos”, agregó.
Entre los bonos de esta clase que mejor rendimiento ofrecen y tienen mayor liquidez, se destacan el MRCA (Gemsa 2027), que tiene un retorno del 12,5% anual; el TLC1 (Telecom 2026), el cual brinda un 8,5% al año; el YMCI (YPF 2029), cuya rentabilidad ronda el 9%; el MTCG (Mastellone 2026), que rinde un 8,5%; el ARC1 (Aeropuertos Argentina 2000), bono con retorno del 8%; y el IRCF (IRSA 2028), que ofrece una tasa del 8%.
Como se puede apreciar, los activos ofrecen interesantes retornos anuales, que se pagan en dólar cable. No obstante, si bien rinden lo mismo que un “bono basura” de otro país, no quiere decir que sean de mala calidad.
“La razón de esto es, entre otros factores, por el riesgo sistémico de ser empresas de un país sumamente frágil y volátil como lo es Argentina. Esto se puede ver visualizado a través del riesgo país de una nación, indicador que nos brinda el riesgo de una inversión económica teniendo en cuenta aspectos políticos, económicos, sociales, etc., que pueden influir en la eventualidad de que un Estado soberano incurra en un default de su deuda”, detalló Kostendt.
“Si bien este factor se tiene en cuenta a la hora de realizar una inversión en un determinado país, las empresas están bastante separadas de los rendimientos del soberano gracias a su historial reciente de cumplimiento de sus obligaciones con sus acreedores”, dijo.
En esta línea, Tokatlian enumeró los bloques utilizados para llegar al valor final de la tasa de interés de una obligación negociable: la tasa de corto plazo libre de riesgo, la prima por plazo de vencimiento, la prima por calidad crediticia, la prima por liquidez, la prima por riesgos económicos en el país emisor y la prima por riesgos político/legales en el país emisor.
“Teniendo en cuenta este modelo es que uno puede entender que dos bonos con calendarios de vencimiento idénticos y liquidez idéntica, pero con calificación crediticia y país emisor distintos, puedan rendir lo mismo”, sostuvo el experto.