La llegada de la primavera trae un gran alivio en el Palacio de Hacienda, que esperaba con ansias el fin de la temporada invernal para confirmar el ahorro de importaciones energéticas a raíz de temperaturas por encima del promedio histórico.
En total, si se cuentan los tres meses más fríos del año donde el consumo de energía suele dispararse debido a la calefacción residencial, la reducción de compras externas alcanzó los 3.200 millones de dólares y se estira a 3.800 millones al contemplar mayo, un mes que los técnicos de energía también suelen sumar a este balance dado que marca el comienzo de la llegada de los barcos con GNL.
Según los datos de Cammesa, durante todo el invierno la temperatura se ubicó dos grados centígrados por encima de la media histórica argentina, lo que redujo significativamente la demanda residencial de gas y electricidad.
En concreto, el consumo eléctrico de los hogares disminuyó un 13% interanual en mayo, un 13,5% en junio, un 0,7% en julio y aumentó un 0,8% en agosto. Por su parte, el uso de gas por redes del sector residencial cayó un 23,4% interanual en mayo y un 16% en junio. Si bien la medición diaria que el Enargas publica todas las semanas muestra una tendencia similar para julio y agosto, suele haber diferencias con los balances mensuales finales, que todavía no están presentados para estos dos meses.
El comportamiento de los hogares repercutió en una menor necesidad de importaciones de energía. En mayo, las compras externas fueron de 624 millones de dólares menos. En junio, se registró una caída de 1.035 millones. Julio fue el mes con mayores ahorros con 1.434 millones y agosto marcó una merma de 726 millones de la divisa estadounidense.
Uno de los combustibles que mejor refleja esta tendencia es el Gas Natural Licuado (GNL), cuyas compras se redujeron tanto que el país tuvo que devolver dos barcos que ya había contratado, por lo cual pagó una compensación de 5 millones de dólares. De esta manera, las importaciones de GNL se desplomaron un 34,1% en mayo, 21,4% en junio, 43% en julio y 20,9% en agosto, lo que totalizó un ahorro de más de 800 millones.
El gas que se le compra a Bolivia no permite esa flexibilidad al estar contractualizado, pero por el declino de la producción en el país vecino, también mostró un a caída que le terminó sirviendo a la Argentina. En mayo, los envíos de Bolivia bajaron un 61,8%, en junio un 40,2%, en julio un 48,1% y en agosto un 53%. Así, el acumulado muestra una merma de 550 millones de dólares.
Por su parte, las compras de gasoil se vieron reducidas en gran medida por la menor demanda del sector agropecuario a partir de la sequía, pero también por una menor generación eléctrica. Así, en junio, las importaciones de este combustible bajaron un 75,4%, en julio un 84,4%, y en agosto un 69,9%, lo que da un ahorro total de 1.646 millones en todo el invierno.
Con menores importes, las compras externas de energía eléctrica y fueloil transitaron el mismo sendero, con bajas del 82,1%, 78,7% y 15,5% en el primer caso (-274 millones de dólares) y del 45,7%, 67,3% y 100% en el segundo.
Hacia adelante, el viento de cola climático también ayudará a las arcas oficiales, al menos, hasta el mes de diciembre. Como el menor consumo energético que siempre se da en la primavera saca de funcionamiento a las centrales termoeléctricas más ineficientes, el costo monómico de la electricidad suele mostrar un declive. Y este año, podría ser mayor por la inauguración del nuevo gasoducto de Vaca Muerta que permite reemplazar más combustibles líquidos por gas natural que es mucho más económico como insumo para las generadoras eléctricas.
Es por eso que el viceministro Gabriel Rubinstein confirmó que el ajuste tarifario que se preveía por la devaluación finalmente quedará suspendido hasta el mes de noviembre sin que ello implique una mayor transferencia de subsidios. En definitiva, el encarecimiento que provoca un tipo de cambio más alto, queda balanceado por la baja del precio monómico de la electricidad.
