Esta semana, Tupperware Brands Corporation, el histórico fabricante de envases de plástico fundado en 1946 por Earl Silas Tupper, se declaró en quiebra luego de estar años luchando contra las bajas ventas, la alta competencia y una peligrosa deuda.
Específicamente, la empresa estadounidense solicitó la protección del Capítulo 11 en Delaware y anunció que buscará la aprobación judicial para facilitar un proceso de liquidación mientras sigue operando normalmente. En la documentación presentada, también se informó que tenía activos por alrededor de US$ 680 millones y deudas por US$ 1.200 millones.
Según Laurie Ann Goldman, presidenta y directora ejecutiva de Tupperware, el proceso que está atravesando la sociedad actualmente busca generar una "flexibilidad esencial" hasta encontrar una alternativa que permita respaldar su transformación en una "empresa digital y basada en la tecnología" que esté mejor posicionada para servir a los accionistas.
Tras darse a conocer la noticia, las acciones de Tupperware colapsaron un 58% en la Bolsa de Nueva York en la rueda hasta acumular una baja del 99,5% desde el máximo histórico de 2013. Y a los pocos días, fueron deslistadas del mercado para que nadie más las pueda operar.
Lo sucedido afectó a cientos de miles de accionistas que tal vez no estaban muy enterados de la situación de la empresa. Por esta razón, resulta necesario conocer cuáles son las "señales de alerta" que pueden exponerse en los balances de compañías no muy sólidas a las que podría llegar a depararles un peligroso futuro.
"En lo que va del año, unas 453 compañías quebraron en Estados Unidos. Es un dato no menor, ya que es el segundo nivel más alto de los últimos 14 años. Si bien es algo natural que haya negocios que se declaren en bancarrota, el problema es que muchos inversores subestiman el riesgo de que esto ocurra con las empresas que tienen en cartera. La mejor forma para estar alertas sobre el peligro de que una compañía en la que invertimos quiebre es entender el negocio y cómo funciona", comentó Diego Matianich, director en DIMA Argentina Capital y especialista en value investing.
De acuerdo al ejecutivo, una de las métricas que todo inversor debe tener en cuenta siempre es la liquidez. En concreto, hay que determinar qué tan holgada está la organización en términos de efectivo. Para hacerlo, se puede calcular la diferencia entre sus activos corrientes y sus pasivos corrientes. Si los índices están por encima de 1, la situación es sana.
Por otra parte, también se debe observar de cerca la deuda de una empresa. "El ratio deuda financiera neta / patrimonio neto, en mi opinión, nunca debería superar el 1. Es decir, si te financiás con US$ 100 de equity, nunca deberías tomar más de US$ 100 de deuda financiera. Tampoco me gusta que la deuda financiera neta sea más de 2 o 3 veces el resultado operativo de la empresa del último año. Más que eso creo te pone en apuros", explicó Miguel Braun, analista y asesor financiero en Fox Capital.
A su vez, Matianich agregó que también es esencial medir la "deuda mala", aquella de largo plazo que genera intereses. "A mí me gusta calcular el ratio de cobertura de intereses, que mide la capacidad de la compañía para poder abonar sus intereses. Por ejemplo, si una compañía genera un beneficio operativo de US$ 75.000 al año y los intereses anuales de la deuda son de US$ 50.000, la cobertura de intereses es de 1,5. Cualquier disminución en el nivel de ventas o un costo extraordinario que disminuya los márgenes operativos podrían hacer que la compañía no sea capaz de cubrir sus intereses", detalló el experto.
En tanto, Braun enumeró que otras cuestiones a estudiar en un balance son la generación de efectivo de una empresa, que no debe ser poca; el pago de intereses, que tiene que ser inferior al flujo de caja libre; los costos y gastos, los cuales no deben ser demasiado altos frente a las ventas de la compañía; y el hecho de estar en un negocio con pocas barreras de entrada y ningún "foso defensivo" que brinde protección, tal como sucedió con Tupperware.
Saliendo del análisis fundamental, también hay que echarle un ojo al comportamiento bursátil de la compañía, en especial si sus acciones son muy operadas y volátiles. En este punto, el consultor especialista en análisis técnico Rubén Ullúa indicó que un signo de alerta es el exceso de confianza por parte del mercado, lo que podría llevar a un apalancamiento generalizado que termine impactando negativamente.
Básicamente, se debe tener cuidado "cuando ya todos los indicadores técnicos se muestran sobregirados, sobrecomprados". "Donde ya la mayoría de los modelos te advierte de un escenario de tendencia muy madura y, a pesar de ello, el mercado sigue subiendo y generalmente está asociado a un flujo potenciado por el apalancamiento", sostuvo Ullúa.