El superávit fiscal no se negocia, afirmó el presidente Javier Milei en reiteradas oportunidades. En consecuencia, para mantener los saldos positivos registrados en el primer semestre, en la segunda parte del año el gasto primario real debería caer un 28,2% respecto al mismo periodo del 2023.
Los datos surgen de un informe de IARAF que analiza qué tan difícil será sostener este sendero fiscal teniendo en cuenta que el escenario de recesión económica, proyectado en un 3,5%, implicaría una caída de los ingresos en torno al 5% de forma interanual. Es decir, un 0,2% del PBI.
Considerando que el pago de intereses de deuda se mantiene constante, la baja del gasto tendría que representar unos 5 puntos porcentuales del PBI, exactamente lo que había anticipado Milei y apenas por debajo de lo que fue el ajuste del primer semestre (5,6 p.p.).
Una primera lectura podría sugerir que, dado que el esfuerzo sería menor al de la primera parte del año, se incrementan las chances de cumplir con la meta. No obstante, hay una serie de variables que podrían dificultar el camino.
Dado que recientemente el gobierno nacional llegó a un acuerdo con CABA por un incremento en el coeficiente de coparticipación por un costo de 0,08% del PIB, resulta importante cuantificar la reducción interanual necesaria del gasto primario para cumplir con los escenarios planteados, advierten desde IARAF.
El gasto en jubilaciones y pensiones contributivas caería en el segundo semestre en términos reales un 15,6% interanual, reduciendo el ritmo de caída del primer semestre (27,3%). El gasto en la masa salarial un 15,2%, contra una baja del 18,4% en el primer semestre. El gasto en programas sociales un 23,1%. El gasto en subsidios a la energía un 17,8%, viniendo de una baja del 45,6% en el primer semestre, aunque con la salvedad de que en ese periodo se incumplieron obligaciones que terminaron siendo afrontadas con bonos y por lo tanto no formaron parte de esta cuenta.
Otro gasto con significativa reducción de intensidad sería el gasto en transferencias a universidades (7,9%). El gasto en capital también vería reducida su intensidad de ajuste, aunque con una intensidad baja, ya que el gasto en inversión real directa pasaría a caer en el segundo semestre un 71%, viniendo de una baja del 75% en el primero.
Por otra parte, habría espacio para incrementar el gasto en las asignaciones universales, que podrían crecer 72,4% real, viniendo de un incremento del 15,7% en el primer semestre.
Otra de las alertas que marca IARAF es que la baja de ingresos podría ser superior a ese 5% planteado inicialmente, ya que los ingresos del impuesto a las ganancias tuvieron un desempeño prácticamente récord y fuera de lo normal, que no se repetirá, y la recesión podría ser más grave de lo pensado.
Si la caída real interanual de los ingresos totales nacionales en el segundo semestre fuera del 14%, el gasto debería seguir cayendo en términos interanuales lo mismo que en el primer semestre, es decir un 32,2%, si el gobierno quisiera mantener el superávit fiscal. En efecto, resulta clave lo que suceda con los ingresos, dada la dinámica de la economía y la reciente sanción de modificaciones en el impuesto a los ingresos personales, a los bienes personales, blanqueo y moratoria, explican.