El Gobierno afirmó que los salarios están creciendo al doble que la inflación y provocó un fuerte debate entre los economistas por las características del indicador tomado como referencia.
El comunicado oficial destaca el repunte del 16,1% del RIPTE en abril (contra un 8,8% de inflación), que mide la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que perciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia y que han sido declarados en forma continua durante los últimos 13 meses.
Economistas vinculados al kirchnerismo como Hernán Letcher salieron a cuestionar que “una parte de la suba del RIPTE está explicada por los incrementos de los topes en marzo y en abril asociados a la fórmula jubilatoria”.
“Si miramos el SIPA (promedio de todos los registrados privados) tanto en su mediana como en su promedio, del mismo modo que si observamos los datos de INDEC (Índice de salarios para empleo registrado privado), lo que se concluye, tal como anticipamos desde hace rato, es que la caída de los salarios de diciembre y enero consolidó un nuevo piso salarial ubicándose 10 puntos más abajo que en noviembre 2023”, agregó.
No obstante, la mayoría de las consultoras coinciden en que hubo un cambio de tendencia y se empiezan a ver leves recuperaciones del salario de manera conjunta, pero lejos de recuperar el terreno perdido.
“Hay que entender desde donde se parte. Tenés el mejor dato de crecimiento del salario real desde los '90 (si miramos la serie que mide el RIPTE), pero seguido de la peor caída histórica, que fue en el mes de diciembre. O sea, hay parte que es rebote. Sin embargo, hay una combinación de descenso de la inflación con el despegue después del piso de la actividad económica. Es decir, si la economía continúa rebotando, podemos ver salarios reales que aumenten. Obvio, espero que lo hagan a menor ritmo que el 6 y pico mensual que marcaron en abril”, subrayó a Forbes el economista Iván Carrino.
Desde la consultora C&T, afirmaron que si bien hay que esperar qué muestra el resto de los indicadores que miden los salarios, el dato no los sorprende. “Es lo que veníamos esperando. Ya lo vimos en marzo algunos rubros. Acá la clave es la desaceleración de la inflación y la reapertura de paritarias. Incluso con la baja de la inflación más acelerada de lo pronosticado, puede darse más fuerte en abril y mayo”, dijo María Castiglioni.
Según el análisis de la mayoría, los sectores donde se ve un repunte mayor son agro, minería y petróleo. Algunos destacan que los camioneros, comercios, bancos y encargados de edificio mejoraron bastante y casi todos resaltan a la construcción y parte de la industria mercadointernista como los más perjudicados.
De cara hacia adelante, Andrés Borenstein proyecta una recuperación salarial de casi la mitad de lo perdido, aunque dependerá de muchas variables como el dólar, la inflación y el nivel de actividad. “No será una línea recta, irá con lomos de burro, pero debería recuperar”.
“Yo veo que en el segundo semestre la economía rebota y los salarios también. El año que viene ya depende de varias cosas, entre ellas de la capacidad del Gobierno de lograr algunas reformas y aumentar la confianza de los inversores. Si el rumbo se mantiene y consigue reformas, en algún plazo los salarios reales van a estar más altos que en noviembre de 2023, pero queda un largo tramo hasta volver al nivel de 2018”, sostiene Carrino.
Amilcar Collante no se muestra tan optimista y ve un escenario de corto a mediano plazo atado al futuro del dólar. “Con la continuidad del crawling al 2% y tarifas quietas va a haber una recuperación entre abril y junio y capaz hasta julio sobre todo en los privados registrados. El punto es si en algún momento hay un movimiento del oficial y una vuelta de suba en la tasa de inflación en agosto o septiembre y se complica la recuperación”, concluye.