El mercado de combustible argentino atraviesa una fuerte reconfiguración tras el nuevo escenario de recomposición de precios. La salida del congelamiento decretado por el Gobierno anterior provocó giro total en la preferencia de los consumidores.

En ese sentido, se impone el criterio de pagar lo menos posible y, así, gana participación tanto YPF como la nafta súper, en detrimento de los productos y marcas más costosas. 

Así, en apenas tres meses, la petrolera de mayoría estatal pasó de representar un 55% del mercado a un 60% en el segmento de naftas y del 58% al 60% en el caso del gasoil.

Por el contrario, Shell bajó su cuota del 22% al 20% en nafta y del 15% al 14% en gasoil. El market share de Axion se vio menos golpeado ya que pudo sostener su 15% en gasoil, pero bajó del 14% al 13% en naftas. Finalmente, Puma vivió la situación inversa al mantener su cuota del 5% en naftas, pero caer en gasoil del 7% al 5%.

La demanda de naftas de todo el país disminuyó un 6,1% de forma interanual, pero la super creció un 0,2%. El total de la caída lo explica el desplome de 22,4% en las premium.

En gasoil, las ventas de enero bajaron un 3% y acá se pudo ver un retroceso tanto en las de mayor calidad de grado 3 (-9%) como en las de grado dos (-1%).

Respecto al análisis de la situación de los precios, el alza de los últimos meses es la más alta en un período de tiempo tan corto en, por lo menos, los registros de los últimos 20 años. A pesar de ello, el atraso era tan significativo que apenas lograron alcanzar el promedio de los últimos 14 años y se encuentran muy por debajo de los máximos alcanzados desde mediados de 2011 hasta 2015 y en el primer semestre de 2019.

La variable que justifica el comportamiento de la demanda es la pérdida de poder adquisitivo. En diciembre de 2023, el salario promedio de los trabajadores registrados permitía adquirir 735 litros de nafta, el valor más bajo desde comienzos de la década pasada que se sitúa en 989 litros al mes, según datos de la consultora Economía & Energía.