El economista Martín Redrado, cuyo nombre se mencionó como candidato promovido por el jefe de Diputados Sergio Massa para un eventual reemplazo de Martín Guzmán al frente del Ministerio de Economía, propuso para después de la elección general de noviembre implementar por ley del Congreso Nacional "un programa de estabilidad macroeconómica, innovación productiva, infraestructura, una revolución impositiva que simplifique los 167 impuestos y un impulso a las ventas externas que genere las bases para duplicar las exportaciones argentinas".
Desde EEUU, donde se encontraba desempeñando sus tareas profesionales, explicó que, una vez cruzado el horizonte económico y político actual, el 14 de noviembre, se impondrá alinear la resolución de los problemas de corto plazo a "los cambios estructurales que Argentina precisa para consolidar un crecimiento sostenido de 3,5% anual, con la meta de alcanzar una tasa de inversión sólida y poder mantenerla en el tiempo".
Y que se impone "salir encarar en forma conjunta todas las áreas de la política económica, con la convergencia hacia un mismo objetivo en la política fiscal, salarial y de ingresos, junto a la política monetaria y cambiaria, que dé una orientación certera al sendero de precios, como elemento principal".
En un artículo publicado en la edición aniversario de la revista Mercado, el ex presidente del Banco Central resaltó la necesidad de "generar un sendero de nominalidad decreciente para todas las variables macroeconómicas.
Para su seguimiento, afirmó tener in mente la constitución de una “Ley de Metas de Inflación” que institucionalice un objetivo anual, para el cual "un comité ad-hoc compuesto por los siguientes ministerios: Hacienda, Finanzas, Trabajo, Energía, Transporte y el Banco Central, bajo la coordinación de la Jefatura de Gabinete de Ministros, se responsabilice en la fijación de una tasa de inflación común".
Señaló al respecto que "cada ministerio deberá informar en forma trimestral acerca del cumplimiento de lo establecido y, si existieran desvíos, estos tendrán que plantear a la Comisión de Presupuesto y de Finanzas del Congreso Nacional las correcciones necesarias".
Según su apreciación, estas variables deberán mostrar una nominalidad decreciente y simultánea y con ello se ampliará el horizonte en la toma de decisiones del sector privado, que podrá ser monitoreada mediante un “sistema de balizas” que permita parametrizar las expectativas.
En otro tramo de su columna de opinión, Redrado sostiene que "Argentina debe comprometerse además a emprender un camino de transformación y modernización de su estructura productiva" y que "una estrategia de esta dimensión debe sustentarse en la innovación como elemento diferenciador".
En este aspecto, resalta el camino que se emprendió con la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y añade que "debe profundizarse en conjunto con incentivos para programas en investigación y desarrollo del sector privado, lo que significa, impulsar una política permanente que priorice la inversión en conocimiento como eje de nuestro desarrollo".
La resolución de los problemas de corto plazo debe estar alineada a los cambios estructurales que Argentina precisa para consolidar un crecimiento sostenido de 3,5% anual.
Las ideas de Redrado, en detalle:
- Incrementar la inversión (nacional y extranjera) en bienes y servicios transables y en infraestructura;
- favorecer conductas innovativas;
- propiciar una creciente interacción entre la economía del conocimiento y el resto de las actividades tradicionales;
- incrementar el ratio de investigación y desarrollo (I+D) en relación al producto de manera procíclica (a partir de una regla de +0,05%/PIB anual en años de crecimiento de más del 3%),
- estimular la I+D privada a través de desgravación impositiva y financiamiento,
- formar recursos humanos para la innovación,
- estimular una mejor articulación entre el sector productivo y el sistema científico-tecnológico,
- promover el desarrollo de proveedores innovadores desde la empresa privada y el sector público,
- incrementar en cantidad y calidad la inversión en infraestructura a efectos de ir reduciendo los sobrecostos por el retraso, y mejorar el desempeño logístico diversificando los modos de transporte de carga y articulando la multimodalidad como parte de la agenda de mejora de la competitividad, reduciendo la brecha en las diferentes regiones del país, como uno de los principales desafíos para el próximo decenio.
Redrado pone de relieve, también la necesidad de incrementar los niveles de inversión durante al menos una década.
Y dado que "ya no quedan cajas en dólares que permitan sostener en el tiempo la falta de un horizonte para el consumo, la inversión y las exportaciones", y las restricciones existentes en materia fiscal y acceso a los mercados de crédito, destaca que "es preciso buscar otras fuentes de financiamiento de proyectos tales como bancos regionales de desarrollo".
Escrito por Rubén Chorny para NA