Aunque parezca un juego de palabras, como pocas veces en los últimos años la lechería argentina, que agrupa a toda la cadena de valor láctea, vive un momento de vacas gordas.
Pero además las perspectivas hacia delante permiten delinear un 2025 con mayor producción y negocios en alza, en especial en términos de mercados de exportación, aunque sin descartar una mejora del consumo doméstico.
La recuperación de los rodeos y las pasturas, factor clave en la cadena, tras la fuerte sequía de 2023, sumado a los precios "muy buenos" que reciben los productores primarios por la leche, según indican desde el sector tambero, permiten proyectar un escenario positivo en la actividad.
En el plano externo, los precios internacionales de la leche en polvo, que es el valor de referencia del sector, se ubican en torno a los 4.000 dólares la tonelada, y además algunos de los principales jugadores están atravesando dificultades para abastecer a algunos mercados, en un contexto en el que crece la demanda global pero la oferta se encuentra relativamente estable.
Un caso emblemático es Nueva Zelanda, el mayor exportador mundial de leche en polvo. Su ubicación geográfica le genera obstáculos para abastecer a los mercados del norte de África, en especial Argelia, que es un gran importador de productos lácteos, a través del Mar Rojo y el Canal de Suez.
El conflicto en Medio Oriente y la presencia intimidante de los rebeldes hutíes en Yemen, que atacan embarcaciones comerciales y sabotean el comercio internacional en el Mar Rojo, de alguna manera saca de la cancha, al menos parcialmente, a los proveedores de Oceanía. Por supuesto, esto contribuye a sostener los precios internacionales, pero además abre las puertas a otros jugadores.
Tecnología de punta
En rigor, esta situación se sumó a una situación que se viene complejizando desde hace tiempo. "En los últimos 7 a 10 años los países protagonistas de la industria, Nueva Zelanda, Australia, los países europeos, tienen grandes dificultades para mantener su ritmo de crecimiento, por regulaciones ambientales o por un tema climático, como en el caso de Australia", asegura Alejandro Sammartino, consultor y analista del sector lácteo y ex subsecretario de Lechería de la Nación.
Sammartino recuerda que, salvo China, la demanda de productos lácteos crece en el resto de los países y explica que "hay dos países que pueden aprovechar esta oportunidad Estados Unidos y Argentina".
En su opinión, la lechería argentina puede crecer por cantidad de animales, o sea mayor rodeo de vacas lecheras, y por mayor producción por animal, lo que en la jerga se conoce como mayor intensificación.
Eso es posible gracias a las inversiones y la aplicación de tecnología en el sector. Si bien la producción primaria sigue siendo pastoril, los analistas destacan que hoy la lechería argentina se está haciendo cada vez más intensiva, y está atravesada por cuatro ejes tecnológicos que impactan en la productividad.
Por un lado, el mundo de los sensores, collares, caravanas electrónicas, que permiten "leer" el comportamiento del animal, lo que mejora de manera importante los indicadores reproductivos. Luego está la automatización, robots, distribución automática de la comida. El tercer eje son los programas de computación que ayudan al trabajo en el tambo y, en cuarto lugar, la biotecnología aplicada a la producción.
Marisa Boschetti, productora tambera afincada en la localidad de Alicia, al este de la provincia de Córdoba, coordina el área de Lechería de la Federación Agraria Argentina. Considera que tras años de vivir una situación muy complicada, hoy los productores primarios reciben "un muy buen precio, de $436 por litro, unos 44 centavos de dólar".
Explica que lo usual en el sector era que el litro de leche tuviera un precio equivalente a dos kilos de maíz o un kilo de soja, pero "hoy estamos muy por arriba de eso". El tema es que aún los productores vienen golpeados por la sequía del año anterior y "están acomodando las cuentas, cuando eso se encamine, van a volver a invertir", anticipa Boschetti.
Incentivos a la producción
Según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) en el período enero-octubre la producción llegó a 8.578 millones de litros de leche, un 8,5% menos que en igual período del año anterior. "El mercado interno está bastante golpeado pero la industria puede exportar más, hay muchos mercados que se pueden abrir, como Medio Oriente, y también aumentar la exportación a Argelia", explicó la productora.
En Brasil, el principal destino de las exportaciones de leche en polvo "se viene un arancel diferenciado, que puede perjudicar nuestras exportaciones", aclara Boschetti.
Sammartino recuerda que en los cinco principales mercados (Japón, Corea, China, Rusia y Australia) "no tenemos acuerdo comercial y pagamos aranceles, que puede llegar a 40%" y dijo que necesitamos acuerdos para poder vender quesos a esos mercados.
En este contexto, se estima que la demanda externa podrá impulsar una mayor producción, algo que Boschetti ve recién para marzo-abril de 2025, una vez que pase el calor del verano, que siempre afecta la productividad de los animales.
"Cuesta producir más leche, en el mundo no es fácil producir más, pero Brasil va a seguir demandando, va a tener que importar por lo menos por 5 o 10 años más", apuntó Sammartino.
Desde el Centro de la Industria Lechera (CIL) indican que el 2024 va a cerrar con una caída de producción en torno al 9% versus el 2023, por la sequía, por el impacto negativo de los dólares especiales (dólar soja, dólar maíz), un proceso que llevó a muchos productores a achicar sus rodeos el año pasado. La tendencia ya cambió, pero hay un proceso biológico que demanda tiempo para recomponer y volver a producir más leche.
En este sentido, los buenos precios que festejan los productores primarios, para los industriales es una alerta porque "la materia prima está cara, a 45 centavos de dólar", explicó Ercole Felippa, presidente del CIL y directivo de la cooperativa láctea Manfrey.
Felippa señaló que "a principios de año se exportó mucho más pero hoy exportar no te llega a cubrir los costos de la materia prima". La buena noticia es que la demanda global crece más que la producción. "Argentina, Uruguay y el sur de Brasil tienen grandes posibilidades, pero lo van a aprovechar los que produzcan a bajo costo".
Ercole Felippa insta a todos los integrantes de la cadena de valor a abordar una agenda común de competitividad para trabajar sobre los costos, mientras que al Gobierno le pide que combata, sobre todo, la informalidad.
Cree que en 2025 "se puede recuperar la producción", pero para nuevas inversiones habrá que esperar. "Hay capacidad instalada para absorber por dos años", remató. Y dejó en claro que si bien el escenario es positivo "hay algún nivel de atraso cambiario".