La promesa de Sergio Massa de aumentar el corte para el bioetanol se postergó para después de las elecciones por una fuerte puja entre todos los actores de la industria que no lograron llegar a un consenso sobre la hoja de ruta a seguir.
En concreto, el ministro solamente anunció una actualización del precio del 21% y 35% para los productores de bioetanol de maíz y caña de azúcar, respectivamente, y un incremento en los cupos, pero no en el corte de mezcla con la nafta que sigue en el 12%.
Los cupos representan la licencia de los productores para poder cubrir ese 12% que, con el incremento de la demanda y el efecto sequía en la caña de azúcar, se había quedado corto. No obstante, fuentes del mercado aseguran a Forbes que ese aumento de cupos que viene de la mano del permiso de ampliación de varias plantas, en poco tiempo se quedará sin demanda si no se acompaña por una suba en el corte.
Por lo pronto Massa prometió discutir una suba del corte al 16,8% para después de las elecciones, en una nueva ley que inicie un sendero de convergencia con Paraguay y Brasil, que tienen cortes del 25% y 27%.
La realidad marca una política oficial con señales completamente contradictorias y confusas para este sector. En 2021, el Gobierno impulsó y aprobó una nueva ley de biocombustibles que reducía los cortes existentes. Dos años más tarde, afirman querer sancionar otra ley que aumente este nivel de mezcla con un Massa envalentonado en sus críticas a las petroleras.
Es conocida la posición contraria de la industria del Oil & Gas contra los biocombustibles y, de hecho, fueron uno de los sectores que se opusieron al aumento de cortes junto con las automotrices.
Las petroleras sostienen que es inviable agregar un nuevo factor que genere presiones alcistas en el precio de las naftas con el atraso acumulado existente y que recién se podría discutir cuando se normalicen los precios. Actualmente, a raíz de un triple atraso por el congelamiento impositivo, la brecha cambiaria y el desacople del barril criollo respecto al Brent, los combustibles cotizan en torno a los 30 centavos de dólar según el tipo de cambio paralelo, cuando su valor debería ser tres veces más alto.
En el sector hay mucha preocupación por la viabilidad en términos políticos y sociales de este ajuste, que debería ser incluso mayor si se avanza con esta mayor participación del bioetanol. Como es más caro que la nafta, si su porcentaje de mezcla se duplica del 12% al 25% como dijo el ministro, el impacto en los precios no tardará en reflejarse.
Por otro lado, las automotrices cuestionan la dificultad de adaptar todo el parque automotor a este modelo. Si bien hay consenso que hasta un 15% no hay imposibilidades técnicas, a partir de ese límite, los autos deberían instalar un kit de conversión para poder abastecerse de este combustible con más cantidad de bioetanol.
El dispositivo cuesta unos 200 dólares en el mercado internacional y, por las trabas e impuestos que suelen haber en la Argentina, es probable que lleguen al país con un precio todavía mayor, sin contar el costo de instalación.