En tiempos normales, a sólo diez días de una Cumbre relevante como la del G20 en Río de Janeiro, en la que se espera avanzar con paso firme en el acuerdo Mercosur-Unión Europea, la Cancillería ya debería estar afinando la letra chica de su posición, enviando y recibiendo documentos de trabajo y buscando anudar todos los cabos sueltos posibles.
En cambio, hoy el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina es un hervidero, tras el desplazamiento de la canciller Diana Mondino luego de la votación sobre el embargo estadounidense a Cuba en la Organización de las Naciones Unidas, que generó un fuerte malestar en el presidente Javier Milei y la mesa chica del gobierno.
El punto crucial es que la llegada del nuevo ministro Gerardo Werthein, "repatriado" desde la embajada argentina en Washington, supuso también la remoción de la plana mayor del área económica de la Cancillería.
Lo que los analistas calificaron literalmente como "purga" incluyó al secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Marcelo Cima; al subsecretario de Negociaciones Económicas Internacionales, Gabriel Martínez; y a su par de Promoción de Exportaciones, Ramiro Velloso.
El área económica de la Cancillería tenía a su cargo las negociaciones del acuerdo Mercosur-Unión Europea, justamente el que se pretendía cerrar durante la Cumbe del G20 en tierras cariocas. Además, cumplía un rol determinante en la apertura de mercados, uno de los objetivos principales de la gestión de Diana Mondino y en el proceso de ingreso a la OCDE.
El caballo y el río
Con sabiduría popular y una gran dosis de pragmatismo, en el campo recomiendan no cambiar de caballo en el medio del río, una metáfora de lo que estaría haciendo el gobierno argentino a las puertas de una cumbre con los principales presidentes y jefes de gobierno del mundo, que puede ser bisagra en las relaciones económicas internacionales de los próximos años.
En círculos políticos y entre los analistas del comercio exterior, coinciden en que el desplazamiento de Marcelo Cima, un respetado diplomático de carrera y negociador del acuerdo UE-Mercosur, tendrá sus costos, dado que no es una buena señal cambiar al interlocutor cuando se está cerca de alcanzar un acuerdo.
Hasta es contraproducente en términos estratégicos dado que se le permite ganar tiempo a la contraparte para, eventualmente, volver sobre sus pasos o pedir nuevas exigencias a cambio de alguna concesión.
"Cima es un especialista con una gran trayectoria profesional y no es menor su desplazamiento", asegura Marcelo Elizondo, presidente del capítulo argentino de International Chamber of Commerce (ICC) y analista de negocios internacionales.
Pese a ello, Elizondo destaca que el acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea es uno de los objetivos del Gobierno, pese a que "la UE no es el mejor socio comercial, debido a las múltiples regulaciones que tiene".
Apuesta al pragmatismo
En este sentido, el experto sostuvo que "hay una diferencia entre el Milei que tiene una ideología y su accionar, en la que tiene un pragmatismo que elogio", aseguró.
Sólo basta recordar los dardos que lanzó el mandatario contra China durante la campaña electoral y al comienzo de su gobierno, y el giro que dio en las últimas semanas, preparando a su modo el desembargo que tendrá en tierras chinas en enero de 2025.
Para Miguel Ponce hoy es preciso analizar las relaciones comerciales internacionales bajo la óptica de una potenciada preocupación de Estados Unidos por China, que presagia un recalentamiento de la guerra comercial en los próximos meses y años.
"En este marco, que en Argentina se produzca el desplazamiento de Marcelo Cima y su equipo de profesionales, que tantos años han llevado las negociaciones económicas y comerciales de Argentina, es un retroceso muy grande", señaló Ponce.
El experto expresó su "preocupación porque se inicia una nueva etapa con aumento de aranceles de hasta un 20% según dijo Trump en campaña, pero de hasta un 60% lo que venga de China".
Además, esto se daría en un probable escenario de fortalecimiento del dólar, con baja de los precios de las materias primas y guerra comercial en ciernes, donde "las consecuencias serán un mundo con menores niveles de actividad y con un enfriamiento de la economía global, lo que nos pega en forma directa y a las inversiones que pudiéramos estar esperando", remarcó.
Frente a esto, sostiene que "es un muy importante que se trabaje en serio en los acuerdos que hay que firmar, para adecuarlos al nuevo escenario internacional", que comienza a vivirse con la victoria de Donald Trump en las elecciones del martes 5 de noviembre.
Dura pulseada
Desde el lado europeo, las señales también son preocupantes sobre la oportunidad de llegar a un entendimiento con el Mercosur en Río de Janeiro. En líneas generales países como Alemania o España son partidarios al acuerdo, y otros liderados por Francia, Países Bajos o Polonia son los más reticentes.
Esta semana comenzó la ronda de consultas y presentaciones de los candidatos a comisarios de la Comisión Europea, en la nueva administración de Ursula Von der Leyen. Y el acuerdo Mercosur-Unión Europea estuvo presente.
Durante su audiencia de confirmación ante los eurodiputados, el eslovaco Maroš Šefčovic, candidato a comisario europeo de Comercio y Seguridad Económica, dijo el pasado lunes 4 que el acuerdo con Mercosur "podría cerrarse en un terreno, muy, muy justo".
Esto quiere decir que se tendrán en cuenta las demandas de los agricultores y los seguros medioambientales que los ciudadanos europeos quieren tener garantizados en el acuerdo.
Y ante las exigencias de los eurodiputados, Šefčovic debió apelar a todo su poder de convencimiento. "Cuando sepamos que las negociaciones están en la fase final o terminadas, entonces, como les prometí, vendré a verles con un PowerPoint, con una calculadora, con todos los datos necesarios", afirmó.
No será cosa fácil. Durante la sesión se escucharon cosas como ésta: "Rechazamos abrir los mercados europeos a pollos dopados con antibióticos, y a buey criado en medio de la deforestación".
Mientras tanto, Argentina dejará en el banco de suplentes a alguien que, como Marcelo Cima, es un negociador profesional, fue embajador argentino ante la Unión Europea por casi dos años y medio y también estuvo al frente de la delegación diplomática en Bélgica y Luxemburgo.