Productores frutícolas cuestionan el atraso cambiario y piden avanzar con la reforma laboral
El abastecimiento está garantizado pero la demanda interna está débil. La suba de costos corre de algunos mercados a la producción argentina por pérdida de competitividad.

Atrapada entre la caída del mercado interno, por la pérdida de poder adquisitivo debido a ingresos que corren detrás de la inflación, y la suba de costos que condicionan la competitividad de las economías regionales, la cadena de valor frutícola atraviesa un momento complejo.

La buena noticia, sin embargo, es que no hay alertas sobre quiebras de empresas, ni hay productores que dejen la actividad, como solía ocurrir en el pasado. Pero siempre hay una variable de ajuste y en este caso es la rentabilidad de las empresas.

El combo incluye un escenario con demanda interna reprimida, con oferta suficiente y hasta excedente en relación a años anteriores en productos emblemáticos como peras y manzanas; competencia desigual con países competidores por mercados de exportación, gatillado por los desajustes macroeconómicos del país; y costos de producción crecientes, que llevan a las empresas a operar con rentabilidad neutra y, en ocasiones, negativa.

Frente a ello, muchos productores se entusiasman con los efectos de la reforma laboral para contratar y esperan que el Gobierno corrija el atraso cambiario. Aunque este punto, la unificación cambiaria, tiene impulsores y detractores.

Agenda caliente

"Esta temporada estamos en el peor de los dos mundos, con atraso cambiario y costos laborales muy elevados, que condicionan la actividad frutícola, que es mano de obra intensiva", señala Miguel Sabbadini, gerente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), desde Cipoletti, Río Negro, en diálogo con Forbes Argentina.

El dirigente explicó que en la chacra el costo de la mano de obra trepa hasta el 65%, mientras que en una caja de peras o manzanas ronda el 50%, por la incidencia de la incorporación de tecnología para empaque, uso de envases, papel sulfito, conservación y frío y fletes.

En el mapa productivo de frutas del país sobresalen las frutas de pepita (sin carozo), peras y manzanas esencialmente, cuya zona productiva por excelencia es el Alto Valle de Río Negro. Las peras tienen como principal destino la exportación, mientras que las manzanas abastecen mayormente al mercado interno.

En los últimos años está creciendo la producción de fruta fina (frutillas, cerezas, arándanos, frambuesa) desde Mendoza hasta Los Antiguos en Santa Cruz, a lo largo de la Cordillera de los Andes, casi siguiendo la emblemática Ruta 40, esto sin olvidar las famosas frutillas de Coronda, Santa Fe.

También se producen higos en San Juan y Entre Ríos; bananas en Salta y Jujuy; cítricos dulces (naranja, mandarina, pomelo) en esas mismas provincias y en Tucumán, pero fundamentalmente en Entre Ríos y Corrientes en el Litoral; así como durazno, damasco y ciruela en Mendoza y parte en Río Negro.

El principal destino de las peras es Brasil y le siguen a Canadá, Estados Unidos y México. Pero Brasil devaluó el real un 15% este año y eso golpeó a la industria argentina, mientras que en Estados Unidos hubo mayor oferta local, que impactó en la demanda de productos del Alto Valle. México, por su parte, tiene aranceles de ingreso del 25%, que prácticamente sacan de mercado a los productos nacionales.

Las manzanas, en tanto, van al mercado interno, pero el consumo está deprimido por falta de plata en los bolsillos y la competencia con otros cítricos más baratos como la banana o los cítricos, complica las cosas, explica Sabbadini.

Nubarrones en el horizonte

En este contexto, el stock de peras al cierre de julio, que suele estar entre 80 y 90 millones de kilos, este año ronda los 120 millones, mientras que el stock de manzanas acumula 149 millones de kilos, algo más que lo habitual otros años para esta época, indican desde CAFI.

"Este año hay una caída de ventas de peras y manzanas entre 30 y 35%", señala Pablo Vernengo, director Ejecutivo de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Entre los principales temas de la agenda sectorial, Vernengo menciona el impacto de la inflación que infla los costos, la incidencia del combustible, la suba de tarifas de gas y electricidad, con fuerte impacto en algunas economías regionales, y los fletes por la distancia a los puertos.

Vernengo descartó el cierre de empresas por esta situación, pero advirtió que "no hay márgenes de rentabilidad", y aclaró que "eso depende mucho de la localidad, de los impuestos municipales que se cobren, de la escala de empresa".

Desde CAME sostienen que en fruta fina la situación es mejor. "Hubo una buena cosecha de arándanos, pero hay pérdida de competitividad versus Chile y Perú", señaló Vernengo.

Coincide Fernando Zurita, presidente de la Federación de Entidades Empresarias Neuquinas, que fue productor de frutas finas y hoy fabrica mermeladas, afincado en la localidad de Plottier.

Explica que casi la totalidad de la producción de cerezas se destina a la exportación, con foco en China, donde la demanda por el Año Nuevo es fenomenal. "Si bien en cerezas Chile es un monstruo y abastece a ese mercado, los exportadores argentinos tienen una ventana que se está aprovechando", señaló Zurita.

En frutillas el mayor destino es Estados Unidos, donde "se exporta la fruta congelada en contra estación", mientras que frambuesas y moras sólo llegan a abastecer el mercado interno, por lo que no hay saldo exportable.

La macro juega

"El atraso cambiario es relativo, hay que tener cuidado con eso porque si el tipo de cambio oficial se acerca al blue van a subir los insumos y también los impuestos serán más altos", alertó Zurita. Y agregó: "Vamos a terminar exportando impuestos".

Por su parte, Sabbadini remarcó: "Necesitamos previsibilidad a mediano plazo, la unificación cambiaria sería una ventaja, pero más importante es que baje el costo laboral. Nuestros competidores pagan arriba del sueldo (cargas patronales) un 10/12%, nosotros pagamos un 40%, es una gran diferencia".

En este punto, avala la reforma laboral que impulsa el Gobierno y pide que se actualicen los valores de detracción de cargas patronales que establece el decreto 128/2019, que está vigente y mantiene desde entonces en $17.000 la baja en el sueldo tomado como base para calcular los aportes a pagar. 

"Si se hubiera actualizado, hoy ese monto equivaldría a $600.000", advierte Sabbadini. Sobre un sueldo de un trabajador que en temporada llega a $1,2 millones mensuales, es una diferencia muy importante.