La puja por cuáles deberían ser los marcos de regulación y competencia entre unos y otros crece en la medida que cada vez son más las personas que incorporan a su vida cotidiana el uso de herramientas digitales para disponer de su dinero.
Los últimos datos muestran como, si bien los bancos aún gestionan las operaciones de dinero más grandes (el 78% del volumen de dinero transferido electrónicamente responde a movimientos de alto valor entre empresas), la influencia de las llamadas billeteras virtuales crece aceleradamente entre los usuarios minoristas.
En agosto último, el 65,1% de las transferencias de dinero tuvieron como origen y/o destino una CVU, es decir, una cuenta administrada por una billetera virtual o fintech, llegando a un total de 195,2 millones de operaciones en el mes.
Para tomar dimensión de este fenómeno: apenas tres años atrás, esta proporción era menor al 20%, por lo que el sector fintech más que triplicó su influencia en el mercado minorista en ese lapso, según los últimos datos del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
La cooperación entre banca y fintech ha logrado avanzar con iniciativas que desincentiven el uso del efectivo y potencien el dinero digital.
Por caso, desde noviembre de 2021 están vigentes los Pagos con Transferencia, un desarrollo que permite a cualquier usuario de billetera o de aplicación bancaria leer un código expuesto por un comercio, sin importar la empresa que provea el código, pagar por el producto o servicio, siempre que lo haga con dinero disponible en la cuenta en ese momento.
Sin embargo, la convivencia entre unos y otros se ha vuelto cada vez más compleja.
En los últimos meses, los bancos han impulsado a través de la Comisión Interbancaria de Medios de Pago de la República Argentina (Cimpra) -foro del que participan todos los actores del sistema de liquidación de pagos y valores en el BCRA- que los códigos QR sean "full interoperables", esto es, que además de pagar con dinero en cuenta, cualquier usuario puede elegir hacerlo con sus tarjetas de crédito.
Esto implicaría que la principal empresa proveedora e impulsora de códigos QR de la Argentina, Mercado Pago -que tiene más de 500.000 comercios asociados a este medio de cobro- "abra" sus códigos a los bancos y permita a sus aplicaciones participar de estas operaciones, que son las que mueven los mayores volúmenes de dinero, ya que las ventas más grandes se dan en pagos a crédito.
A finales de marzo, la Asociación de Bancos privados de capitales nacionales (Adeba) dijo -en una nota- que Mercado Pago tiene un sistema "cuasimonopólico" y que "aprovechando una carencia de la regulación, impone las condiciones sobre los tenedores de tarjetas de crédito".
Si bien el Central accedió al pedido y puso al 1 de septiembre como fecha de inicio de la interoperabilidad plena de los códigos QR, debió posponer su aplicación en dos oportunidades, la última días atrás, en la que puso como nueva fecha el 1 de diciembre próximo, aunque no fue clara la comunicación de la demora.
Detrás de esta postergación está la objeción de Mercado Pago que, dada la complejidad técnica de llevar adelante la iniciativa, dijo que necesita de desarrollar un sistema adecuado que evite fallas en el proceso, por lo que pidieron un aplazamiento hasta abril del año que viene.
Fuentes de la empresa señalaron a Télam que la medida implicaría procesar cuentas de crédito, con información sensible y gran potencial de daño a sus titulares, en caso de no estar correctamente encriptadas, por lo que es necesario tomarse el tiempo necesario para contar con un sistema seguro.
Sin embargo, Paula Arregui, CCO de Mercado Pago, reconoció durante un evento reciente que también hay cuestiones comerciales que impiden avanzar en un acuerdo con los bancos.
"Si no nos ponemos de acuerdo en los estándares y en el win-win comercial, es como que cualquier jugador no bancario venga y diga a tu red de cajeros: 'Listo, ahora quiero usarla gratis'. No sería lo más lógico ni tampoco escuchamos la contrapropuesta viniendo a empatar este partido", sostuvo Arregui.
La disputa sumó un nuevo capítulo a mediados de septiembre, cuando un cambio de normativa puso fin al "Débito Inmediato" (Debin) como mecanismo de fondeo de las billeteras virtuales a partir del 1 de diciembre, y su reemplazo por el mecanismo de "Transferencias Inmediatas Pull", que también permite a cuentas bancarias acceder al dinero en billeteras.
La reacción de las fintech no se hizo esperar: "El reemplazo del Debin -operatoria eficaz y segura, que ha logrado una excelente adopción- por una herramienta incipiente y con un amplio margen de mejora por recorrer aún, presenta un riesgo de incremento de operaciones fraudulentas", señalaron las empresas a través de un comunicado de la Cámara Argentina Fintech.
La pelea escaló a tal punto que el propio ministro de Economía, Sergio Massa, intervino en la discusión y pidió al BCRA que revea la medida, algo que la autoridad monetaria respondió derivando el reclamo a la Cimpra.
A pocos días de que se lleven adelante las elecciones, el sector financiero vive su propia disputa en la que distintos sectores pujan para incidir sobre la normativa vigente.