La recaudación tributaria del primer semestre fue la más baja de los últimos cinco años debido principalmente al impacto de la sequía en los ingresos por derechos de exportación. Es por eso que, a pesar del ajuste fiscal que lleva adelante el Gobierno desde mediados del 2022, el déficit fiscal es más alto al previsto originalmente en el Presupuesto y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El empeoramiento de las cuentas fiscales es uno de los puntos claves de la discusión actual entre los funcionarios del Ministerio de Economía y el organismo.
La Secretaría de Hacienda publicó los datos de la recaudación correspondientes a junio en donde se observó no solo el efecto de las inclemencias climáticas sobre el sector agrícola, sino además las consecuencias de la desaceleración de la economía en los impuestos ligados a la actividad.
Desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) detallaron que los ingresos del fisco totalizaron $18,9 billones en el primer semestre, lo que representó un desplome en términos reales del 6,2% interanual. Al respecto, señalaron que ese nivel se ubicó casi $1 billón por debajo de lo recaudado en el mismo período de 2018, cuando pegó la crisis macroeconómica y la sequía de aquel año, al excluir el pandémico 2020.
Para la consultora LCG los ingresos fiscales promediaron una baja del 6,3% anual descontando la inflación entre enero y junio. También comentaron que el 29% de ese total se explicó por la retracción de los derechos de exportación afectados por la sequía, los cuales cayeron 57% respecto al mismo lapso del año anterior, y por la merma en los derechos de importación asociados al endurecimiento del cepo en el marco de la escasez de dólares, los cuales marcaron una merma del 16,1% anual.
En cuanto a las retenciones, vale recordar que la vigencia de la nueva versión del dólar agro para soja hasta mayo y para economías regionales hasta agosto permitieron que el desplome en ese rubro no fuera peor. De todos modos, el adelantamiento en las liquidaciones del sector oleaginoso implican que hacía adelante habrá menos ingresos por ese concepto.
En el acumulado anual, los tributos con destino a la Administración Nacional cayeron un 3,6% anual real, similar a lo percibido por las provincias, afectados por la caída de Ganancias DGI. En el caso de los tributos destinados a ANSES la caída fue algo menor: -1,6% anual real, afirmó LCG.
El gasto público cae, pero el déficit primario crece
La caída de la recaudación es el principal factor que explica el empeoramiento del resultado fiscal en el inicio del año a pesar de la caída en el gasto público. La consultora Equilibra publicó recientemente un trabajo en el que realiza un repaso de la evolución de las erogaciones desde que asumió el ministro de Economía, Sergio Massa, y proyectó que habrá un aumento del déficit fiscal en 2023.
Del informe se desprende que desde que llegó el actual equipo económico se encaró un proceso de recorte del déficit fiscal primario, es decir, excluyendo los pagos de deuda. Tal es así que durante el primer semestre del 2022 el gasto primario había crecido 11% interanual en términos reales mientras que en la segunda mitad del año hubo una reducción del 9% respecto al mismo lapso del año pasado. Eso, sumado a algunas triquiñuelas contables que permitió el Fondo, permitió finalizar con un rojo primario del 2,4% del PBI frente a la meta de 2,5% del PBI que marcaba el acuerdo.
Según argumentó Equilibra, este año la dinámica no se modificó: las erogaciones primarias mostraron una merma del 7% anual entre enero y mayo, último dato disponible, en comparación al mismo lapso del año anterior. Los ajustes en transferencias a provincias (-25%) y subsidios económicos (-21%) lideraron la baja, pero prestaciones sociales (-7%) fue el de mayo incidencia por su peso en el gasto total, puntualizaron.
Sin embargo, la caída de la recaudación implicó una reducción de los ingresos del Sector Público Nacional del 11% real interanual en los primeros cinco meses y los ingresos tributarios cayeron 8% respecto al mismo lapso del 2022, advirtió la consultora.
Así, el déficit fiscal primario acumuló hasta mayo un rojo de $1,27 billones, en torno al 0,7% del PBI. La recaudación de junio hace pensar que ese agujero será mayor en el acumulado del primer semestre, mientras que el Gobierno ya incumplió la meta con el FMI que ponía un tope de $1,18 billones para la primera parte del año.
El empeoramiento de las cuentas públicas es uno de los principales puntos de la dilatada discusión que mantienen el equipo de Sergio Massa con los funcionarios del Fondo comandados por el responsable del Hemisferio Occidental, el chileno Rodrigo Valdés. El organismo pretende un mayor ajuste pero sabe que será difícil en un contexto en el que el ministro de Economía es el principal candidato presidencial del oficialismo.