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Por qué la guerra comercial favorece las ventas de soja de la Argentina y Brasil

Sal Gilbertie

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China impone aranceles a la soja de EE.UU. y favorece a otros proveedores pero aunque es un efecto transitorio. La demanda china tarde o temprano reactivará las compras y repetirá ciclos del mercado.

12 Marzo de 2025 09.43

Los comerciantes de materias primas con experiencia saben que la intervención gubernamental en los mercados libres crea oportunidades. Un ejemplo clásico está ocurriendo ahora mismo con la imposición de nuevos aranceles chinos a la soja y otros productos agrícolas. Hoy, China, el mayor comprador de soja del mundo, aplicó estos aranceles a Estados Unidos, el segundo mayor exportador global de esta oleaginosa.

El mercado mundial de la soja es único en el sentido de que solo hay cuatro exportadores lo suficientemente grandes como para abastecer con soja sin procesar: Brasil, Estados Unidos, Paraguay y Argentina. Estos cuatro países representan casi el 8 % del volumen total de las exportaciones mundiales, pero son Brasil y Estados Unidos, en conjunto, los que dominan el comercio con poco más del 85 % de las exportaciones globales. Se trata de una concentración asombrosa desde cualquier punto de vista.

En cuanto a las importaciones, hay muchos compradores de soja, pero ninguno se compara con China. Según el informe sobre la oferta y la demanda agrícola mundial del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), los chinos adquieren casi el 60 % de las exportaciones totales de soja de todos los países productores en conjunto. Para ponerlo en perspectiva, China compra tanta soja sin procesar que necesita abastecerse de prácticamente todos los principales exportadores del planeta. Los dos mayores, Brasil y Estados Unidos, son sus principales proveedores y seguirán siéndolo, haya o no guerra arancelaria. Al final, lo que realmente importa es la oferta disponible, no los aranceles.

Soja
A medida que los compradores chinos reaccionen a los nuevos aranceles impuestos por China a la soja estadounidense, recurrirán a Brasil como su principal y más barata fuente de suministro. 

China necesita las semillas de todos y, tarde o temprano, tiene que comprarlas a Estados Unidos. Ahí radica la oportunidad para los comerciantes de materias primas con buen ojo. Como recordarán, ya vimos este escenario en 2018 y 2019, durante la primera guerra comercial con China, y no hay motivos para pensar que la historia no se repetirá en gran medida. En aquel entonces, los compradores chinos de soja evitaron el producto estadounidense y recurrieron a Brasil como su principal fuente de abastecimiento. Pero Brasil vende soja a muchos países y, cuando sus suministros comenzaron a escasear, China no tuvo más remedio que volver a comprarle a Estados Unidos.

Los precios en el mercado estadounidense reaccionaron de manera lógica durante todo ese proceso. Inicialmente, cuando la guerra comercial se intensificó y China dejó de adquirir soja de Estados Unidos, los precios cayeron hasta rondar el costo de producción, unos 330 dólares por tonelada. Sin embargo, cuando los chinos regresaron con fuerza al mercado estadounidense en 2020, los precios de la soja comenzaron a subir y, finalmente, alcanzaron los 590 dólares por tonelada en 2021.

Los mercados de soja actuales no son muy diferentes a los de la guerra comercial de 2018-2019. Los precios de la soja rondan actualmente los 367 dólares por tonelada, un 10 % por encima de su zona de equilibrio general, que se sitúa en aproximadamente 330 dólares por tonelada.

A medida que los compradores chinos reaccionen a los nuevos aranceles impuestos por China a la soja estadounidense, recurrirán a Brasil como su principal y más barata fuente de suministro. También la Argentina, cuyo principal destino de exportación de soja es precisamente el gigante asiático, podría verse beneficiada. En consecuencia, los precios de la soja estadounidense tenderán a acercarse a sus niveles de equilibrio de costos de producción.

Los vendedores de soja estadounidense, a los precios actuales, podrían obtener cierta recompensa, pero los agricultores sentirán el impacto durante un tiempo. Operan con márgenes muy ajustados y dependen del posible apoyo de los programas de asistencia gubernamentales diseñados para ayudarlos a sobrellevar la situación.

Pero, tarde o temprano, Brasil, y eventualmente la Argentina, se quedarán sin soja para vender. En ese momento, China y otros países cubrirán sus necesidades de compra con soja proveniente de Estados Unidos. Los precios de la soja probablemente seguirán el patrón habitual: se mantendrán estables en torno a los 330 dólares por tonelada hasta que las compras chinas y otras dinámicas naturales del mercado provoquen una nueva suba.

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A medida que los compradores chinos reaccionen a los nuevos aranceles impuestos por China a la soja estadounidense, recurrirán a Brasil como su principal y más barata fuente de suministro.

Es un ciclo que se repite, tanto en términos de precios como de intervención gubernamental. Históricamente, los precios tienen un margen de caída muy limitado cuando un producto básico alcanza su costo de producción. Este comportamiento se acentúa aún más en contextos de intervenciones arancelarias: los aranceles aceleran la caída del precio hasta el punto de equilibrio del producto gravado, en este caso, la soja estadounidense. Sin embargo, debido a la estructura particular del mercado mundial de la soja, la demanda de Estados Unidos no desaparece, sino que simplemente se retrasa.

Se espera que los precios de la soja estadounidense bajen hacia su costo de producción de 330 dólares por tonelada en respuesta a los nuevos aranceles chinos. Pero mientras eso sucede, otros compradores no chinos intervendrán y cubrirán sus necesidades con soja estadounidense, lo que brindará cierto respaldo a los precios. Con el tiempo, cuando Brasil agote sus reservas para abastecer a China, los chinos también volverán a comprarle a Estados Unidos. Es un comportamiento de mercado que ya visto antes y hay pocas razones para pensar que el ciclo no se repetirá nuevamente.

*Con información de Forbes US.

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