El dólar estadounidense tocó su punto más bajo desde abril de 2022 y encendió una nueva alerta sobre la economía global. El movimiento, empujado por una fuerte revalorización del oro y las últimas medidas del presidente norteamericano Donald Trump, volvió a poner en discusión cuál será el lugar de esa moneda en un sistema financiero internacional que perdió su centro de gravedad. Sin embargo, la gran pregunta es otra: ¿qué significa este escenario para un país como la Argentina, que aún intenta ordenar sus cuentas internas mientras sigue expuesto a cualquier sacudón externo?
El índice del dólar (DXY), que mide el desempeño del billete verde frente a una canasta de seis monedas extranjeras, se desplomó hasta un 1,8% el último viernes y cerró en 99,01. Se trata de su nivel más bajo en tres años y marca una caída acumulada del 8% en lo que va del año. Buena parte de esa pérdida se profundizó luego del anuncio de los nuevos aranceles lanzados por Trump el miércoles pasado durante el llamado "Día de la Liberación". Desde ese momento, el DXY retrocedió un 4%.
La reacción de los mercados fue inmediata. El oro alcanzó los US$ 3260 por onza troy, su máximo histórico, mientras que las acciones estadounidenses mostraron un retroceso marcado: el S&P 500 perdió un 8% desde la semana pasada. Al mismo tiempo, los bonos del Tesoro a 10 años vieron subir su rendimiento en casi 40 puntos básicos, una señal clara de que los inversores abandonan activos en dólares ante el temor de que el presidente de EE.UU. aísle la economía.
Para muchos analistas, lo que se debilita no es solo la moneda, sino su rol como ancla del sistema financiero global. Así lo describió Bhanu Baweja, estratega jefe de UBS Investment Bank, quien afirmó: "Lo que potencialmente se está viendo comprometido es el orden financiero internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial, donde el dólar ha sido el pilar central de la economía global".
La lectura que hace el mercado es que Trump quiere una moneda más débil. Aunque en su segundo mandato no lo expresó con la misma claridad, en su primer paso por la Casa Blanca lo había dicho sin rodeos. En 2017 señaló: "Nuestra moneda es demasiado fuerte y nos está matando". Dos años después volvió sobre el tema al advertir que el dólar fuerte no lo entusiasmaba y perjudicaba la competitividad de las empresas estadounidenses en el exterior.
La lógica que sostiene esa postura se apoya en un razonamiento conocido: si el dólar cae, los productos norteamericanos se vuelven más baratos en el mundo y mejoran las exportaciones. Pero ese efecto de corto plazo puede arrastrar consecuencias mayores para el resto de las economías.
Qué significa esto para la Argentina
Un dólar más débil podría convertirse en un problema para la Argentina. Según Ernesto Revilla, economista jefe para América latina de Citibank, el peso ya muestra signos de estar sobreapreciado, y enfatizó que una apreciación adicional combinada con una caída global del dólar afectaría la competitividad de las exportaciones, justo en un momento en el que la economía argentina necesita sumar divisas con urgencia.
Si bien el Citi proyecta un dólar global más débil durante 2025 y 2026, sugieren que ese movimiento aliviaría tensiones en el frente cambiario en el corto plazo.
En ese sentido, Ricardo Dessy, director para el clúster sur de Citibank, sostuvo que el impacto dependerá de que el país mantenga una disciplina fiscal y monetaria. "No deberían esperarse demasiados vientos en contra", planteó.
Además, la fuerte suba del oro muestra que los bancos centrales y los inversores ya comenzaron a buscar alternativas al dólar como reserva de valor. Más del 57% de las reservas globales de divisas aún están denominadas en dólares, según datos del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, ese número podría empezar a cambiar si se mantiene el desliz de la moneda.
Por ahora, el dólar todavía se ubica un 40% por encima del piso que alcanzó en 2008 durante la Gran Recesión, pero su tendencia descendente empieza a instalar dudas incluso entre los que lo consideran indiscutido. La administración Trump volvió a intervenir sobre el orden económico global y los mercados ya dejaron claro que no van a esperar explicaciones. La Argentina, una vez más, queda en medio del temblor.