A la sombra de las recientes tensiones en la Casa Blanca entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, junto con las agresivas políticas arancelarias de la nueva administración, los inversores globales están reevaluando sus carteras.
A medida que los mercados estadounidenses experimentan una notable rotación del crecimiento al valor, Europa surge como un destino atractivo para los inversores orientados al valor que buscan tanto estabilidad como oportunidades.
Europa: el hogar de la inversión en valor
Durante mucho tiempo, los inversores internacionales, enfocados en las acciones tecnológicas de Estados Unidos, ignoraron el mercado europeo. Sin embargo, a medida que las acciones de crecimiento pierden impulso ante la incertidumbre económica, el panorama rico en valores de Europa da una alternativa interesante. En la actualidad, las acciones europeas se negocian con importantes descuentos en comparación con sus equivalentes estadounidenses, con ratios precio/beneficio aproximadamente un 30% más bajos en promedio.
Esta diferencia en la valoración no refleja solamente un crecimiento más lento, sino que muestra una oportunidad potencial para los inversores dispuestos a mirar más allá de las narrativas de mercado a corto plazo. Las empresas europeas suelen dar rendimientos de dividendos más altos, balances más sólidos y prácticas contables más conservadoras que muchas de sus pares estadounidenses, lo que crea una base sólida para las estrategias de inversión en valor.
Oportunidades de reconstrucción después de la guerra
Mientras se intensifican los esfuerzos diplomáticos para encontrar una solución al conflicto en Ucrania, Europa está en condiciones de aprovechar los inevitables esfuerzos de reconstrucción. Alemania y Francia, como las potencias económicas más relevantes de la Unión Europea, están particularmente bien posicionadas para liderar este proceso.
Las empresas de ingeniería alemanas, conocidas por su vasta experiencia en infraestructura y sistemas energéticos, probablemente jugarán un papel crucial en la reconstrucción de las ciudades y la capacidad industrial dañadas de Ucrania. Por su parte, las compañías francesas aportan fortalezas en construcción, transporte y planificación urbana, elementos que serán esenciales para una recuperación integral del país.
La Comisión Europea ya manifestó su compromiso de apoyar la recuperación de Ucrania mediante importantes paquetes financieros. Este respaldo crea un potencial impulso de largo plazo para las empresas europeas que participan en sectores que van desde la construcción hasta las telecomunicaciones.
Gigantes europeos infravalorados
Entre las oportunidades de inversión más atractivas en Europa hoy se destaca BNP Paribas, el mayor banco de Francia y una potencia financiera a nivel global. Con una relación precio/valor contable notablemente inferior a su promedio histórico, BNP Paribas ofrece exposición tanto a la recuperación económica europea como a las operaciones bancarias internacionales. El banco mostró una notable resiliencia a lo largo de varios ciclos económicos y mantiene sólidos ratios de capital a pesar de la volatilidad del mercado.
Más allá del sector bancario, Siemens AG representa otro gigante europeo infravalorado. Este conglomerado industrial alemán cotiza a múltiplos atractivos y ofrece exposición a sectores de crecimiento críticos como la automatización, la digitalización y la energía sostenible. Siemens recibirá beneficios sustanciales de las inversiones en infraestructura europea y de la transición hacia economías más ecológicas.
De manera similar, Total Energies presenta una propuesta de valor interesante. La importante empresa energética francesa adoptó una postura más progresista que muchos de sus competidores en la transición hacia la energía renovable, sin dejar de lado sus significativos activos en hidrocarburos. Al cotizar con un descuento tanto respecto a las métricas históricas de valoración como frente a los competidores globales, Total ofrece una combinación de valor y un posicionamiento estratégico sólido para aprovechar las oportunidades de la transición energética.
Esta perspectiva refleja cómo las grandes empresas europeas no solo enfrentan desafíos, sino que también están bien posicionadas para liderar la recuperación y el crecimiento en un contexto global cada vez más complejo.
Cómo afrontar los desafíos de la inversión europea
Invertir en Europa, por supuesto, no es fácil. La fragmentación política, los obstáculos demográficos y la complejidad regulatoria disminuyen históricamente el entusiasmo de los inversores. Sin embargo, estas preocupaciones ya se reflejan cada vez más en los precios de los activos, lo que da un margen de seguridad para las nuevas inversiones.
La política monetaria del Banco Central Europeo, además, parece ser más acomodaticia que la postura actual de la Reserva Federal de los Estados Unidos, lo que tal vez crea un entorno más favorable para las acciones europeas en el corto plazo.
Si bien los riesgos que muestran los titulares y los malos resultados históricos mantienen a muchos inversores alejados de los mercados europeos, la combinación de valoraciones atractivas, oportunidades de reconstrucción y empresas de calidad hace que sea cada vez más difícil ignorar a Europa. A medida que el panorama de inversión global deja el crecimiento tecnológico desenfrenado y apunta hacia el valor duradero, es posible que finalmente llegue el momento de Europa.
*Con información de Forbes US.