Muchas de las empresas argentinas que cotizan en la bolsa local, y que incluso forman parte del índice Merval, cuentan con décadas de trayectoria y son líderes en sus respectivos sectores. No obstante, a diferencia de sus pares extranjeros, no tienen una sólida política de dividendos que beneficie a los accionistas.
Sociedades estadounidenses, o hasta brasileñas, de similares características distribuyen parte de sus ganancias de manera trimestral para compensar a los inversores, generando entre un 2% y un 5% extra al año de rentabilidad.
“Los pagos de dividendos se deciden a partir de una evaluación que hacen las compañías del retorno potencial de sus proyectos de inversión. Lo comparan contra los rendimientos de los bonos del Tesoro. Si los retornos potenciales de sus proyectos de inversión son mayores, ese dinero se invierte en estos proyectos de inversión. Si, en cambio, son menores a los rendimientos de los bonos del Tesoro, se deciden los pagos de dividendos”, explicó Bruno Perinelli, jefe de Trading en Inversor Global.
Sin embargo, el mercado local cuenta con algunas particularidades que hacen que los pagos de dividendos sean tan inconsistentes que se consideran eventos aislados.
“Las empresas pagadoras de dividendos, las que regularmente pagan dividendos, no sólo están en sus fases maduras de su ciclo de negocios, no solamente tienen un porcentaje más o menos estable de la participación de mercado, el market share, sino que también se desarrollan en entornos más estables, en economías que crecen al 2% o 4% anual, que no tienen la recurrencia de crisis económicas como tenemos en nuestro país”, detalló el especialista.
Pero además de la inestabilidad económica, Argentina acumula un gran historial de cambios de reglas que también dificulta las proyecciones de las empresas en materia productiva y financiera. Para Diego Matianich, director de DIMA Argentina Capital, Estados Unidos y otros países desarrollados también tienen problemas como la deuda y el déficit fiscal, pero “las reglas del juego son claras”.
“Cada gobierno toma un rumbo distinto, hay regulaciones que afectan al sector privado y una presión impositiva muy alta. Mas aún si tenemos en cuenta que Argentina no tiene una buena reputación con sus acreedores en términos de deuda, lo que hace que sea un país poco atractivo para invertir. Además, es un país que no tuvo una moneda propiamente dicha, con inflación y devaluaciones constantes que hacen inviable cualquier proyecto de negocio”, señaló.
De acuerdo a Martín D'Odorico, director de Guardian Capital, por todos estos motivos es que, en lugar de tener una política de dividendos sólida y rentable, las compañías locales prefieren resguardar su situación. “Las empresas argentinas buscan cuidar su liquidez, a modo tal de que tuvimos casos donde las empresas pagaron sus dividendos en especie, con acciones de la compañía o bonos soberanos, en lugar de cash”, indicó.
“La combinación de estos factores crea un entorno donde las empresas argentinas tienden a ser más conservadoras en la distribución de dividendos, enfocándose en la retención de ganancias y la reinversión como estrategias para manejar la volatilidad y asegurar su sostenibilidad y crecimiento a largo plazo”, finalizó el ejecutivo.