El casi del título es solo por las dudas. Siempre puede aparecer alguien que se manifieste totalmente a favor de algo y pida no generalizar pero, en principio, no parece ser el caso en este tema. La moneda digital de Sergio Massa, también conocida como CBDC (moneda digital de un banco central) no convence y genera más dudas que certezas.
“La creación de una CBDC es posible en cualquier contexto. La pregunta en todo caso es si es una buena decisión”, reflexiona Manuel Beaudroit, cofundador y CEO de Belo. “Porque no soluciona de fondo el problema que tiene el peso argentino, de hecho lo puede llegar a empeorar dado que le da mucho más control al Estado y le pone más presión sobre los ciudadanos. Personalmente no pienso que sea una buena solución”.
Qué es una CBDC
En términos sencillos, una CBDC es una moneda digital emitida por el Banco Central de un país. Si bien puede parecer similar a una criptomoneda como Bitcoin no lo es ya que la centralidad sigue existiendo y es el propio Banco Central el que maneja su emisión y circulación.
“Aunque sea digital, esta moneda también tiene dos caras. La creación de un peso digital argentino implicaría cosas muy buenas, entre ellas la eliminación del costo de emitir dinero. No es un beneficio menor porque nuestro país importa el papel billete, y esto encarece el billete más allá de lo que vale en el mercado. Sin embargo, también posibilitaría una emisión descontrolada y rápida. Por eso, habría que delimitar con mucha claridad qué control puede ejercer la entidad reguladora. Un mal uso podría poner en jaque la libertad financiera”, afirma Facundo Corsi, fundador y CEO de n1u.
Corsi y Beaudroit coinciden en que antes de implementar una CBDC el país debería solucionar otras problemáticas que actualmente lo aquejan. “Sobre todo lo que tiene que ver con hacer un mejor manejo de las arcas del Estado, los impuestos, el gasto público, etc”, señala el CEO de Belo. A lo que el CEO de n1u agrega: “Primero se tendría que analizar cuidadosamente el objetivo de su creación y los puntos de dolor que esta moneda vendría a solucionar. Esto último es muy importante y complejo porque las variantes a la hora de crear una CBDC son muy amplias”.
Pensar en el marco regulatorio
Una cuestión a tener en cuenta cuando se habla de dinero y finanzas digitales es la regulación. Por lo general los países no cuentan con estructuras legales que contengan este tipo de herramientas y antes de lanzar una CBDC el Estado debería encargarse de eso. Así lo analizan desde Ripio.
“En 2021, desde Ripio fuimos parte de una comisión del Foro Económico Mundial para la realización de un informe sobre estos asuntos. Entre otras cosas, abordamos los principales desafíos para la implementación de monedas digitales a nivel internacional y justamente, dos de esos problemas son bien característicos del caso argentino”, comenta Sebastián Serrano, cofundador y CEO de Ripio.
“El primero tiene que ver con que las leyes y regulaciones existentes no son equiparables a las necesarias para dar un marco legal básico al funcionamiento de monedas digitales, o no pueden anticipar posibles problemas específicos derivados del uso de monedas digitales. Preparar apropiadamente ese marco llevaría un tiempo con el que la urgencia del anuncio no coincide”, detalla Serrano. Y agrega: “El segundo se relaciona a que la complejidad en el desarrollo de monedas digitales seguras y respetuosas de la privacidad de sus usuarios exige un nivel técnico, tecnológico y de coordinación en todo el territorio, que sobrepasa jurisdicciones y distintas agencias reguladoras del Estado, del comercio, de la industria, del empleo o de las inversiones. En pleno proceso electoral y con cambios de gestión a distintos niveles de gobierno, el panorama es más complejo aún. La excesiva rapidez en implementar una CBDC no da tiempo a desarrollar un marco que ponga foco en la transparencia, la operación sin intermediarios y la protección al usuario”.
Maxi Raimondi, CFO de Lemon, también hace hincapié en los aspectos regulatorios de una CBDC. “No se conocen las especificaciones del proyecto para determinar si se está pensando en una moneda digital dirigida al público en general, o si apunta a su utilización institucional y/u orientada a los pagos transfronterizos. En ambos casos, hay varios desafíos regulatorios, económicos y de infraestructura tecnológica que hacen que su implementación sea a día de hoy compleja al menos en el corto plazo”, destaca al respecto.
Instalar el tema: el aspecto positivo
Si bien todos los consultados para esta nota mostraron dudas sobre la moneda digital de Sergio Massa, que más allá de mencionarla en el debate del pasado domingo también aseguró que enviará un proyecto al Congreso para su creación, también destacaron que el hecho de posicionar el tema es positivo a nivel comunicacional.
“Creo que no es momento de hacer más experimentos financieros, si no de dar certezas, previsibilidad, estabilidad y, sobre todo, educación y tranquilidad a la población. Dicho eso, es positivo, en tanto posiblemente es un tema que la mayoría de las personas no tenía en cuenta como alternativa y ahora sí. Todo lo que tienda a aumentar la educación sobre instrumentos financieros basados en tecnología es positivo”, asegura Julián Colombo, CEO de Bitso Argentina. Aunque remarca: “Pero, como decía antes, tal vez no sea el mejor momento para hacerlo”.
En esa línea, Colombo considera que lo deseable sería que se debata el tema a través de un diálogo abierto que incluya al sector público y privado, además de a los distintos sectores de la sociedad que estén involucrados. “No debería ser una decisión que se tome sin considerar la experiencia de empresas como Bitso, que estamos involucrados en el mundo de los activos digitales hace casi una década, ni la de otros actores de la sociedad civil que vienen trabajando en este tema también hace varios años”, afirma el CEO de la compañía en el país.
¿Hay futuro para las CBDC?
Se estima que en la actualidad hay más de 100 países que, de alguna manera u otra, han trabajando para implementar sus propias CBDC. De todas formas, aún no se ha implementado a gran escala y menos en economías complejas como la Argentina.
“Sin duda muchos bancos centrales avanzarán con el objetivo de aplicar CBDC como lo está haciendo el Reino Unido y tantos otros más, pero estos proyectos por supuesto, no se realizan de un día para el otro”, subraya Ramiro Raposo - VP de Growth de Bitwage. “Que va suceder y que avanzarán en ese sentido, estoy seguro que sí, ya que es una gran herramienta de regulación para los gobiernos que quieren tener más control sobre el mercado cripto y a su vez control monetario”.
Para Corsi, CEO de n1u, la transición a un mundo sin dinero físico es inevitable en el largo plazo para seguir avanzando como sociedad. “Más de 100 países están en etapa de análisis, y otros cuantos están más avanzados. Brasil, el referente latinoamericano en cuestiones de finanzas y tecnología, es el más adelantado de nuestra región. El uso de papel para operar quedó antiguo. El siguiente gran paso de las finanzas son las CBDCs y la tokenización de activos. Esos dos puntos son el inicio de una revolución en la experiencia de pagos tal como la conocemos desde hace más de 100 años”, comenta al respecto.
En esa línea, Serrano expone que los casos de uso y la sostenibilidad de los proyectos de CBDC varían mucho de país a país. “China, por ejemplo, lleva casi una década dándole vueltas a la idea de una moneda digital, con un desarrollo progresivo que fue ampliando el alcance a las distintas regiones del país de a poco, lo que llevó a una adopción progresiva”, destaca el CEO de Ripio. Y suma: “Mientras que en otros casos, como en Ecuador, el proyecto de Dinero Electrónico nunca logró pasar un pequeño umbral de adopción. Los casos son distintos y dependen de los tiempos y de la seriedad con la que se encara cada proyecto. Por otro lado, no en todos los países se está en el mismo punto del debate: mientras en Europa existe una discusión permanente acerca de un posible Euro Digital, en Estados Unidos avanza una legislación que va contra las CBDC, y en países como Georgia o Kazajstán se están dando actualmente acciones concretas para implementarlas”.
Mientras tanto, Colombo piensa que este debate no debe circunscribirse solamente a las CBDC. “Quienes estamos hace tiempo en el mundo cripto y seguimos con atención la filosofía del bitcoin desde sus primeros momentos vemos cómo esta moneda tiene en su génesis la solución para países con problemas en su política monetaria. Por su cantidad limitada es una moneda deflacionaria, es decir, ayudaría a protegerse contra la inflación y la devaluación”, remarca el CEO de Bitso. “Además, es global, por lo cual tiene una virtud incomparable a la hora de transaccionar a nivel mundial de manera rápida, segura y accesible. Pero también es descentralizada, lo que conlleva la ventaja de que nadie, ni del sector privado ni del público, puede modificar sus condiciones para sacar provecho del contexto. Por todo esto, vemos cómo la idea del bitcoin como moneda digital a nivel global es interesantísima. Dicho esto, sabemos que es difícil que los Estados cedan su política monetaria a un instrumento descentralizado, pero la convivencia de las CBDCs con el bitcoin y otras criptomonedas también debe ser analizado con detenimiento”.
Beaudroit es tajante al indicar que las CBDC funcionan muy bien en regímenes totalitarios como China pero en ningún otro país del mundo podrían hacerlo. “En Estados Unidos y Nigeria votaron que no lo adoptarán. El problema de fondo tiene que ver con la infraestructura financiera, que en Argentina es muy buena y donde el dinero es casi digital. Si no se hace es por la alta presión impositiva y los pocos incentivos para hacerlo. Perseguir un proyecto que es casi Orweliano va a terminar en mal puerto como sucedió con el Petro en Venezuela”, concluye el CEO de Belo.
Finalmente, para Raimondi sería recomendable que una iniciativa de tal importancia involucre activamente a expertos y líderes en el campo de la tecnología financiera y las criptomonedas para garantizar que se respeten principios clave como la libertad, la transparencia y la privacidad. “La colaboración entre el sector público y privado, quizás a través de un proceso legislativo transparente, podría ser un medio para la búsqueda de un equilibrio adecuado. Por lo pronto, en caso de que se desarrolle dicha tecnología, el usuario terminará decidiendo si prefiere usar ese tipo de monedas o la tecnología y criptoactivos para su uso cotidiano”, concluye el CFO de Lemon.