Las restricciones por el COVID-19 y las medidas de prevención adoptadas por la gente en sus operaciones bancarias consolidó el uso de los medios de pago electrónico. Como consecuencia, la Argentina se convirtió en el país donde más aumentó el uso de los agregadores y billeteras virtuales.
Según el X Informe de Tendencias de Medios de Pago de Minsait Payments, el 66% de las personas aumentó el uso de billeteras virtuales. El mayor incremento se dio en la utilización del celular, a través del QR estático, pasando de un 34% a un 54% en el último año.
La perspectiva obtenida en las encuestas a la población es coherente con la opinión de los expertos, de los cuales 8 de cada 10 coinciden en el proceso de desaceleración del uso del dinero en efectivo, aunque 3 de cada 10 ven riesgo de reversibilidad tan pronto finalice la crisis sanitaria.
Argentina es el segundo país latinoamericano, por detrás de Brasil y Chile, que menos aversión tuvo a tocar dinero en efectivo.
Por otro lado, 9 de cada 10 directivos coinciden en que el impacto que la pandemia aceleró la digitalización de los pagos. Sin embargo, 1 de cada 4 señala que aún existe falta de acceso a estos medios de pagos y cobro digitales, una realidad mucho más visible en Latinoamérica, donde está teniendo lugar un significativo crecimiento de la bancarización y donde la población parece ir más rápido que la adaptación a estos sistemas.
El plástico eterno
En este contexto de transición, la tarjeta sigue siendo el medio de pago principal para compras, tanto en Argentina como en el resto de los países, mientras continúa el crecimiento del pago móvil, las billeteras digitales y los pagos desde cuenta online. El informe da cuenta que Argentina es el país donde hay una mayor población multitarjeta, específicamente de crédito.
El último año aumentó el uso de la tarjeta de crédito para compras de bajo importe. El 39% de los argentinos la utiliza para estos casos, mientras que el 57% la utiliza para compras de un coste más elevado. Al mismo tiempo, 6 de cada 10 argentinos prefiere el pago sin interés, aunque implique hacerlo en menos cantidad de cuotas.
Además, los nuevos hábitos de consumo adoptados provocaron que el uso de tarjetas contactless en la mayoría de los países sea superior a aquellas que necesitan insertarse en terminales POS. En esta línea, el 63% de los argentinos usa la tecnología sin contacto para efectuar pagos.
En cuanto a la modalidad de débito, cabe destacar que sigue siendo la gran protagonista en la mayoría de los países. No obstante, Argentina es el único país donde el parque de tarjetas de débito es menor al de tarjetas de crédito. Sin embargo, en el país se presenta el mayor incremento en tenencia de tarjetas de prepago: continúa aumentando desde 2019, de un 28% a un 33% de tenencia entre la población bancarizada internauta.
Ecommerce y protagonismo del celular
Otro de los efectos del COVID-19 es el traslado de las compras al comercio electrónico. El 50 % de los argentinos declara comprar ahora con más frecuencia bajo esta modalidad, por detrás de Colombia (55 %) y Chile (59 %). Si bien el celular cobra impulso para compras por Internet, especialmente en Latinoamérica, en Argentina se utiliza de igual manera la computadora, ambos con un porcentaje muy similar de uso: 61,1% computadora, 61,8% celular.
Además, la tarjeta continúa siendo el medio de pago más habitual en las compras online para el 84% de los argentinos. Le siguen los pagos desde cuenta para el 57% y, luego, el efectivo aún con una importante presencia, en un 40%.
En relación a la aplicación del doble factor de autenticación para el pago on-line, Argentina es el país en el que un mayor porcentaje de población prefiere que se le pregunte por el segundo factor solo en los casos en los que la operación sea poco habitual o parezca sospechosa (35,8%).
Entre los mecanismos de autenticación más elegidos, los argentinos prefieren introducir el código PIN o contraseña más un código vía SMS y abrir las aplicaciones bancarias directamente en el celular introduciendo la huella. Por último, cabe mencionar que Argentina es el país latinoamericano que demuestra menor interés en compartir información bancaria con las Bigtech (12%).