El oro no es sólo una mercancía, es una idea. Es una idea que se remonta al principio de la historia, cuando nuestros antepasados encontraron una piedra extraña, amarilla y maleable en el fondo de sus ríos y pudieron recogerla y hacer brillantes adornos con ella.
Hubo cantidades razonables de ella hasta unos pocos años antes de Cristo, pero tan rápido como se extraía tendía a perderse de nuevo en la tierra. Los constantes descubrimientos de tesoros atestiguan lo mucho que se perdió en aquellos primeros años, y aún puede adquirirse a precios poco elevados en relación con el contenido de oro si se desea hacerse con uno o dos Stater celtas.
Sólo hay una razón por la que los países atesoran oro y no es porque realmente crean que es dinero, es porque como un tanque, es una de las pocas monedas en la guerra. En resumen, el oro es para la guerra.
El oro es la mejor mercancía para comerciar en la guerra debido a su densidad. Sin embargo, no es más que eso, una mercancía. Su valor depende, como el de cualquier otra mercancía, de la oferta y la demanda. El oro se valora en dólares, no los dólares en oro.
Aparte de eso, hace tiempo que se considera un diversificador de carteras y pocas personas que inviertan en serio tienen el tipo de posición en oro que suele considerarse sensato, es decir, el 2,5% de sus tenencias.
¿Qué pasa con el oro?
Si no te gusta el oro, hay razones para ello. Es incómodo y costoso de poseer, carece de la diversión y la volatilidad de las acciones y es un nicho lleno de arrugas que arrojan dudas sobre lo que compraste, dónde está y cuál es su valor. Se puede navegar por todo esto, pero no es un clic como tomar una acción que acabas de decidir comprar.
Por muchas reservas que pueda tener sobre los metales preciosos, tiene sentido tener algunos y, naturalmente, el oro es en el que la mayoría piensa primero. La plata es otro metal monetario heredado y también tiene un encanto casi mágico. Es el hermano pequeño volátil del oro y a menudo tiene más "chispa" que éste cuando los metales preciosos están de moda.
Los metales preciosos son el oro, la plata y el platino.
En un año normal se extraen 3.000 toneladas de oro, y se puede conseguir una onza por 1.950 dólares.
El precio del platino
Veamos el platino. Cuesta 940 dólares la moneda de 1 onza y, sin embargo, sólo se extraen 190 toneladas al año y tal vez sólo el 5% de la cantidad de platino ya extraído en comparación con las 170.000 toneladas de oro repartidas por los cuellos, los dedos, los dientes, las placas de circuitos y las cámaras acorazadas del mundo.
Cualquiera que crea que los metales preciosos son la moneda del futuro o que se convertirán en el respaldo del sistema monetario mundial debería ver inmediatamente que el platino es el precio equivocado. Mientras tanto, cualquiera que observe la historia del precio del platino frente al del oro se dará cuenta de que el platino fue históricamente más caro que el oro. Ahora está a mitad de precio.
La razón es el cambio en la industria automovilística del motor de combustión interna, donde el platino se utiliza en los catalizadores, a los vehículos eléctricos, que obviamente no los tienen.
En lo que hay que centrarse es en el minúsculo tamaño de la huella del platino como metal precioso. En 2019 el mercado del platino apenas rozaba los 7.000 millones de dólares, una cantidad ínfima en este mundo que ahora habla en billones.
Sin embargo, no hay prisa; el platino no va a subir de la noche a la mañana. Como tal, debería ser, al igual que el oro y la plata, una pequeña parte de una estrategia de cartera diversificada en la que el platino esté en la mezcla y tenga una ponderación más pesada de lo que normalmente podría considerar.
*Con información de Forbes US
