Si quieres aprender a jugar al tenis, antes que ver un video cualquier en YouTube tiene más sentido seguir los consejos de maestros como Roger Federer o Serena Williams. Y si tu intención es aprender a invertir, también tienes que buscar a los mejores.
Warren Buffett es, sin duda, el mejor inversor de todos los tiempos, con un historial auditado que se remonta a varias décadas. ¿Por qué, entonces, tantos aspirantes a inversores eligen otros modelos sin tanto sustento?
Me hice la pregunta muchas veces. De hecho, se las he planteado a mis estudiantes de finanzas de la Universidad de Nueva York durante más de 20 años. Aún así, no encontré una respuesta que me convenciera.
Apenas podía creerlo cuando Bloomberg informó de que Caroline Ellison, de la infamia de Alameda, FTX y las criptomonedas (y antigua novia de Sam Bankman-Fried), había aprendido supuestamente estrategias de inversión del libro Reminiscencias de un Operador de Bolsa, de Edwin Lefèvre, inspirada en la vida de Jesse Livermore, el operador de bolsa que hizo una fortuna vendiendo acciones en corto antes del terremoto de San Francisco de 1906.
Ya he oído a otros jóvenes entusiastas de la bolsa citar el libro. Por ejemplo, en 2021, Business Insider publicó un perfil de 20 ambiciosos traders adolescentes, donde uno de ellos incluso lo mencionó como libro favorito. Pero hay algo que se debe decir: una cosa es leerlo como entretenimiento y otra como un manual de instrucciones. Esto se debe a que el libro se publicó en 1923 y que, además, su historia verdadera tiene un desenlace dramático.
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A los 14 años, el joven Livermore tuvo su primer trabajo publicando cotizaciones de bolsa en la sucursal de Boston de Paine Webber. Su colorida vida es una gran inspiración artística y probablemente Lefèvre no pudo resistirse a su encanto. Livermore hizo y perdió su fortuna muchas veces, lo que no es señal de un buen inversor, sino el claro perfil de un jugador y especulador.
Livermore era un personaje extravagante. Tenía un vagón, un yate y un extravagante apartamento en el Upper West Side. Pertenecía a clubes exclusivos y tenía muchas amantes. En el pánico de 1907, Livermore ganó un millón de dólares en un solo día.
Esto era dinero de verdad en aquella época. Pero en 1915 se declaró en bancarrota, y no por primera vez. Al final, perdió toda su fortuna y se declaró en quiebra por tercera vez.
Fue en 1934, cuando sus activos figuraban en 84.000 dólares y sus deudas en 2,5 millones. Ese fue su último acto empresarial. Más tarde, en 1940, terminaría disparándose en el hotel Sherry Netherland en Manhattan.
En una época en la que la gente se informa a través de TikTok e Instagram, no es de extrañar que adopte el mismo enfoque tonto para aprender a invertir. Pero si alguna vez basas tu técnica de inversión en una novela, asegúrate de conocer primero el final de la historia real.