Pequeñas inversiones, grandes resultados: cómo ganar dinero con las small caps
A diferencia de los actuales gigantes corporativos, estas compañías brindan mayor rentabilidad en el largo plazo.

Cuando la gente piensa en compañías cotizadas de éxito, siempre nos vienen a la cabeza los mismos nombres: Apple, Amazon, Facebook o Alphabet. Estas empresas tecnológicas, cuya posición competitiva no ha parado de consolidarse estos últimos lustros, tienen algo más en común: su tamaño.

Cada una capitaliza más de un billón de dólares. Esto genera una clara oportunidad: las compañías pequeñas o small caps han quedado olvidadas en las carteras de los inversores.

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Qué son las small caps

Las small caps o compañías de pequeño capital son empresas que, como indica su nombre, tienen un valor de mercado comparativamente pequeño frente a los verdaderos gigantes de la industria a la que pertenezcan.

Estas compañías, normalmente, cuentan con un tamaño "pequeño" por haber salido al mercado o haber sido creadas hace poco tiempo. Debido a esto, suelen encontrarse todavía en la etapa de expansión y aún tienen mucho recorrido por delante antes de llegar a la fase de consolidación o madurez.

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Small caps vs. grandes compañías

Si algo podemos sacar en claro de la situación actual es que las bolsas mundiales son ciertamente dispares. Algunas regiones, como Estados Unidos, están cotizando a un PER de Shiller un 100% por encima de su media histórica.

Otras, como es el caso de las de pequeñas capitalizaciones en Europa, presentan valoraciones más razonables en relativo. Pero más allá de un múltiplo del mercado relativo mejor, este nicho de mercado es interesante por un motivo muy sencillo: es más rentable y más ineficiente.

Parecen dos caras de la misma moneda, pero son aspectos diferentes. La rentabilidad es fácil de medir: los índices de small caps obtienen en períodos largos de tiempo más rentabilidad que los de gran capitalización.

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La ineficiencia es algo más complejo de cuantificar, pero hay claros indicios. Es fácil de entender que, si pocos ojos analizan cualquier empresa, sea esta grande o pequeña, será más probable que en ocasiones el mercado valore de forma inadecuada una acción.

En ocasiones, las buenas noticias tardan semanas e incluso meses en verse reflejadas en los precios de las acciones. Esta realidad es, a ojos de muchos inversores, algo que desean evitar. Para un perfil de inversor más paciente y con un foco en el largo plazo, no sólo es irrelevante sino algo deseable. Es el equivalente a pescar en ríos con más probabilidades de encontrar peces al tiempo que resulta más sencilla la pesca.

Otro atractivo de las small caps es una palabra muy de moda en el mundo de la inversión: el crecimiento. Evidentemente, empresas de éxito como Apple o Coca-Cola tienen pocos mercados en los que expandirse. Una small cap suele tener mucho más espacio para crecer y ganar más.

Finanzas personales.

Ahora vayamos con los principales inconvenientes que los críticos suelen aducir. A grandes rasgos, se suele mencionar una elevada volatilidad e iliquidez. Con respecto a la volatilidad, efectivamente la pequeña capitalización es más volátil.

Para los inversores value, esto es una ventaja. ¿No preferirían que hubiese diez veces al año rebajas en vez de dos? Pues la misma lógica deberían aplicar a los mercados, pero no lo hacen porque nuestros innumerables sesgos cognitivos nos impiden tomar siempre buenas decisiones de inversión.

Con respecto a la iliquidez, no hay mucho que objetar. En condiciones de igualdad en todo lo demás, un inversor siempre preferirá la compañía más ilíquida. Lo cierto es que la mayoría de fondos de inversión ya cuenta con una multitud de elementos para gestionar el riesgo de liquidez. Uno de ellos es evitar la excesiva concentración de la cartera en unos pocos valores.

*Nota publicada en Forbes España