En épocas de crisis, el oro, la plata y otros metales preciosos suelen comportarse como los mejores refugios de valor. Sin embargo, en 2020 y 2021 la situación no fue así, ya que las acciones e incluso las criptomonedas y los inmuebles tuvieron un mejor desempeño. Pero esto está a punto de cambiar.
Para John Petrides, administrador de carteras en Tocqueville Asset Management, el 2022 será el año de los bonos de alto rendimiento de corta duración, activos que podrían proteger contra la creciente inflación internacional.
No es frecuente que pensemos en el mercado de bonos de alto rendimiento como el lugar seguro, indicó el especialista en inversiones, pero el crédito no es un problema en este omento y el consumidor estadounidense y las empresas del país están bastante saludables, comentó.
Es importante recordar que, cuanta mayor rentabilidad ofrezcan los bonos, mayor riesgo implícito contendrán, ya sea de impago, reestructuración o pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, muchas empresas cuentan con sólidas situaciones financieras, pero retornan altos intereses para adaptarse a lo que demanda el mercado.
Para el gestor de activos, no solo hay que centrarse en comprar estos bonos de alto rendimiento de forma directa, sino que también se puede optar por adquirir fondos de inversión o fondos cotizados que inviertan en estos activos como el SHYG que está obteniendo un rendimiento cercano al 5%, según detalló.
En ambos casos, hay que enfocarse en los títulos de renta fija de corta duración, ya que los de larga duración se verían fuertemente afectados por la suba de tasas de interés y la inflación, en caso de que no sea temporal.