La brecha salarial de género es una realidad. Si bien cada día se cierra más, en algunas industrias aún está más presente que en otras. Uno de los casos donde esta desigualdad todavía es muy significativa, es en la manera en que las mujeres invierten su dinero.
Tomemos como ejemplo a una persona que, desde que cumple los 25 años, ahorra 200 dólares al mes durante 15 años e invierte ese dinero con un interés anual del 5% hasta que cumple los 65.
Ahora pongamos como ejemplo a otra persona que ahorra exactamente la misma cantidad de dinero (200 dólares al mes) a partir de los 40 años y durante 25 años. La primera persona habrá ahorrado en total 36.000 dólares y la segunda, 60.000 dólares. A la edad de jubilación (asumamos que son los 65 años), los ahorros de la primera persona ascenderán a 180.000 dólares, un 50 % más que la segunda persona, cuyos ahorros ascenderán a unos 120.000 dólares.
Esta diferencia se debe al interés acumulado, al que a menudo se alude como la octava maravilla del mundo. En esencia, «acumulado» significa que a medida que pasan los años, se ganan intereses tanto sobre el interés acumulado como sobre el capital invertido inicialmente.
Cuanto más pronto se realice una inversión, más crecerán los ahorros compuestos. ¿A qué se debe esta desigualdad? Puesto que habitualmente son los hombres quienes comienzan a invertir temprano. Las mujeres suelen invertir mucho más tarde, cuando lo hacen.
La brecha de género
Personalmente, no creo en los estereotipos de género, pero me sorprendió mucho ver lo importante que es la brecha de género en lo que respecta a la gestión del dinero. Revisé una serie de encuestas y cifras. Todas cuentan la misma historia: las mujeres tienen expectativas y necesidades distintas a las de los hombres.
A continuación, les presento una lista no exhaustiva de diferencias entre mujeres y hombres inversores. Las mujeres esperan servicios de asesoría de inversión más dirigidos, con el foco en sus objetivos en la vida real. Suelen entender por qué deberían invertir, pero están menos dispuestas en lo referente a cómo hacerlo.
En general, tienen una menor tolerancia al riesgo que los hombres y están más interesadas en opciones de inversión a largo plazo con un enfoque sostenible. También tienden a confiar menos en su conocimiento sobre cómo invertir sus ahorros y sobre los distintos modos de hacer crecer su dinero.
Otra explicación es que la industria financiera está dominada por los hombres, recurre a menudo a la jerga y ciertamente no aborda las necesidades concretas de las mujeres. Es una triste realidad que hoy en día, en 2022, dos de cada tres mujeres sienten que su asesor financiero no las entiende.[1]
Una cuestión de independencia
Asumámoslo, el sector de la gestión de activos lo hace muy mal en su forma de dirigirse a las mujeres. Pero tiene todo el sentido mejorar en este apartado, ya que el poder económico de las mujeres aumenta rápidamente gracias a una creciente fuerza laboral femenina, a que se está cerrando la brecha salarial de género y al hecho de que la esperanza de vida de las mujeres es mayor que la de los hombres.
Los números hablan por sí solos: se prevé que las mujeres controlen el 70 % del patrimonio total de Estados Unidos en los próximos 40 años, frente al 51 % actualmente y que sus rentas globales se incrementen en 5 billones de dólares hasta alcanzar los 18 billones de dólares en los próximos cinco años.[2]
Una de las causas que quiero promover es la concienciación de las mujeres sobre la necesidad de comenzar a ahorrar desde jóvenes. Al hacerlo, podrán beneficiarse del crecimiento acumulado.
También quiero ofrecerles opciones de inversión sencillas y de valor añadido. Por eso hace tres años creé un fondo de inversión diseñado para ser un vehículo de inversión a largo plazo que cubriría notablemente las expectativas de las mujeres y sus necesidades concretas de inversión.
Las mujeres deben tomar mejor el control de su planificación financiera a largo plazo porque es la base de su independencia. De hecho, la independencia financiera de las ahorradoras equivale a una mayor independencia de las mujeres en su conjunto; y la clave para esta independencia financiera es entender cómo invertir.
Esta necesidad es particularmente importante cuando la vida da un giro a peor. Muchas mujeres no se dan cuenta de que su planificación financiera ha sido insuficiente hasta que se divorcian o su esposo fallece y las deja con una montaña de deuda oculta o con ahorros inadecuados que comprometen su estilo de vida.[3]
Las mujeres deben tomar las riendas de su futuro financiero porque de ello depende su independencia. Mejorar la igualdad de género en el mundo laboral es necesario, pero no basta por sí solo. El sector financiero también tiene que hacer más para empoderar a las inversoras, lo que significa redoblar los esfuerzos para su motivación, información y asesoramiento. Mi mensaje a las mujeres es el siguiente: no tengan miedo a comenzar con algo pequeño y empezar a ahorrar e invertir ahora para proteger vuestro futuro financiero. Va en nuestro propio interés.
[1]Mujeres y riqueza: el caso de un enfoque personalizado, EY, 2017; Best of money, ¿por qué las mujeres le temen al mercado de valores?, Financial Times, 2016.
[2]Mujeres y riqueza: el caso de un enfoque personalizado, EY, 2017; Algunos datos sobre las mujeres como inversionistas finales, McKinsey & Co.; Instituto CFA
[3]Sea dueño de su valor: por qué las mujeres deberían tomar el control de su riqueza para lograr el bienestar financiero, UBS Investor Watch, 2019.
*Fuentes: Carmignac, Bloomberg, a 8/04/2022