La aparente unanimidad en el festejo por el principio de acuerdo con los grandes acreedores finalmente no fue tal. Aunque sin demasiado entusiasmo, Miguel Kiguel está del lado de los que lo celebran. Mantiene abierta la puerta para el crédito al sector privado, la puerta de los multilaterales, y hace viable la discusión con el FMI, que va a ser difícil ?aclara?. Sin el acuerdo, hubiera sido un parto. A horas de conocerse el acuerdo el 4 de agosto, sin embargo, algunos desestimaron la tarea de Martín Guzmán y arrojaron los nueve meses de negociaciones arduas y final feliz al cajón del relato. Uno de los más críticos fue el exministro de Hacienda y Finanzas Alfonso PratGay, para quien la reestructuración de los bonos ?entre los cuales figuran algunos emitidos durante su gestión? es apenas una postergación.
Para Kiguel, la deuda argentina no es particularmente grande, ni ahora ni dentro de cuatro años. Economista, consultor, reconocido académico, exsecretario de Finanzas, expresidente del Banco Hipotecario y flamante VP del Banco del Sol (la entidad digital del Grupo Sancor Seguros), Kiguel dice que con la deuda hay un error de diagnóstico.
Eso empieza en el propio Gobierno diciendo que la deuda es insostenible. Lo que no es sostenible son las políticas macroeconómicas de Argentina. Sin políticas macroeconómicas sustentables, ninguna deuda es sustentable. ¿Por qué otros países pueden renovar deudas mucho más grandes que la argentina? Brasil, Colombia, y ni hablar de los países industrializados, que tienen deudas de arriba del 100% del producto. ¿Por qué ellos no tienen problema? Porque tienen políticas monetarias, fiscales, cambiarias y de crecimiento razonables. Si vos sos un país que maneja las cosas bien, la gente te presta y te renueva los vencimientos. A cualquier país que le pidan que pague el 100% de su deuda en dos años o tres no lo va a poder hacer. Ni Argentina ni ninguno. Que Argentina tenga vencimientos de US$ 15.000 millones en el 2025 va a ser un problema en la medida en que tenga déficit fiscal, inflación y pocas reservas. Si Argentina está bien, no va a tener ningún inconveniente en conseguir quien le preste.
¿El trato igualitario a los acreedores bajo ley local es una señal positiva en ese camino?
Es una buena decisión. Eso no quiere decir que vayan a valer lo mismo que los otros. Los bonos bajo ley argentina están castigados porque, por ejemplo, el año pasado se los reperfiló con un decreto. En cambio, para los bonos de ley extranjera tenés que negociar con asambleas de bonistas. Pero fue una buena decisión, y creo que en el largo plazo puede ayudar a que la gente siga aceptando deuda en dólares bajo ley argentina.
El otro logro que reconocen en el mercado es la normalización de la deuda en pesos. Al principio, el Gobierno no encontraba la vuelta, y era el sector público el que la refinanciaba, básicamente. Con el tiempo fue mejorando. Hoy está bien, y de hecho creo que la posibilidad de que ese mercado crezca es muy grande. Por suerte no ha habido problemas para refinanciar. Pero obviamente está ayudando un contexto de liquidez y tasas bajas. Me parece bien que estén impulsando la deuda ajustable por CER, y dado que Argentina es una economía tan dolarizada deberían considerar los instrumentos dollar-linked, porque eso es mejor que endeudarse en dólares. A la gente le resolvés su tema para que no se sienta desprotegida pero, en definitiva, se paga en pesos. Pero cuán bien estamos lo vamos a ver más adelante. El test va a venir cuando tengas una licitación donde tengas que pagar tasas más altas. Es muy fácil navegar cuando tenés viento de cola. El tema es cuando tenés viento de frente.
Viento de frente: ¿el día en que los que hoy renuevan se quieran ir al dólar?
Exactamente. Hoy porque tenés un cepo, pero podés tener algo parecido a lo que le pasó a Sturzenegger con las LEBAC. Ese es el verdadero test. Hoy hay un exceso de pesos en el mercado. Algunas empresas no saben qué hacer con los pesos, con lo cual es un contexto favorable para la emisión de títulos en pesos. Y yo creo que hay espacio para colocar más.
Algunos economistas plantean que Argentina debería seguir expandiendo el gasto porque, aun liberando la cuarentena, varios sectores seguirán necesitando el apoyo del Estado. ¿Cuál es tu opinión?
Es lo que ha venido haciendo Argentina hasta ahora, y lamentablemente ya tenemos un déficit fiscal enorme y no tenemos cómo financiarlo. Creo que es ahí donde entra la interacción entre cuarentena y política económica. El principal problema de la cuarentena es que mantenerla implica que desaparezcan más pymes y más empleo de los que ya desaparecieron. Hay sectores a los que obviamente no les alcanza con reabrir: entretenimiento, turismo, gastronomía, cines, teatros, deportes. Tenés un montón de sectores que van a quedar heridos de gravedad por mucho tiempo, pero no sé cuánto va a poder sostenerlos el Estado mientras, por ejemplo, el sistema de salud necesita muchísimos recursos. Hay demandas por todos lados, y el Estado tiene recursos limitados. A alguien hay que decirle que no.
¿A quién le dirías que no?
No estoy en condiciones de responder eso. Pero lo primero que me preguntaría es: ¿qué puedo hacer para estimular la producción y que no cueste plata? Una respuesta es bajar regulaciones. Y claramente la Ley de Teletrabajo va en contra de eso. A una economía que necesita generar trabajo le estás diciendo: si querés emplear tenés que cumplir con todos estos requisitos. Y bien, razonablemente te van a decir: entonces no empleo. Vos tenés que facilitar. E incluso quizás durante un tiempo tengas que bajar cargas sociales.
¿Qué les recomendás a esas empresas que no saben qué hacer con los pesos?
Por empezar, no son tantas. Pero hay algunos ejemplos, como aquellas a las que el Banco Central no les permite comprar los dólares para pagar dividendos, regalías, deudas o importaciones. En algún momento van a querer acceder al dólar oficial, y mientras tanto tienen que buscar instrumentos dollar-linked, que son los que acompañan al tipo de cambio oficial, o usar futuros a través del Rofex, fundamentalmente, para cubrir los pesos que tienen en caso de que haya una devaluación.
¿Qué tan probable es un nuevo salto devaluatorio?
La devaluación viene lenta. Como la inflación, o un poquito más. La mejor indicación es que tenés una brecha. El tipo de cambio que ve el mercado es el de $ 120 del contado con liqui. Eso no quiere decir que sea un equilibrio. $ 120 es altísimo mirado en el largo plazo. Pero en el corto, si vos ves la cantidad de pesos que hay y las preocupaciones que tiene la gente, sucede eso. Si vos abrís el mercado hoy, los dólares a $ 70 se los llevan todos.
La brecha que parece admitir el Gobierno es la del dólar solidario: a $ 100, ¿también se llevarían todos los dólares?
Ahí quizás no. Pero eso depende siempre de cuál sea la inflación y cuál sea la tasa de interés. No es una variable sola. Es una combinación. Hoy, una empresa o gran inversor no puede hacer un plazo fijo de arriba de un millón de pesos. El banco no se lo toma. Los grandes jugadores del mercado hoy están colocando al 18%. ¿Vos querrías estar en pesos al 18%? La verdad que no, lo hacés porque no te queda otra. Al 33%, ahí recién hablamos.
¿Qué puedo hacer para estimular la producción y que no cueste plata? Una respuesta es bajar regulaciones. Y claramente la ley de teletrabajo va en contra de eso. Vos tenés que facilitar.
Está resurgiendo la preocupación por el equilibrio entre precios y subsidios, ¿qué ves ahí?
Hay un problema con los precios. En el caso de petróleo, gas y naftas, el Estado debería acercarse a soluciones de mercado y que los subsidios no sean tan grandes. Hay una ventaja que es que los precios de hoy no son los de 2015, donde había que subir 10 veces el gas o la electricidad a las familias. Seguramente habrá que retocarlos, pero se puede hacer gradualmente. Lo más importante es garantizar precios de mercado a los productores para que haya inversiones.
¿La ecuación para el agro es similar?
El agro está como en el 2015, castigado doblemente con retenciones muy altas y con un tipo de cambio muy lejos del contado con liquidación. Una brecha muy grande. Dentro de ese panorama, lo que tenés son amenazas de todo tipo de impuestos: a la riqueza, a los bienes personales... Si vos tenés un campo, por tenerlo tenés que pagar casi un 4%. Y no hay rentabilidad que te dé eso. El problema es más serio. No es solamente el campo. Se está afectando todo el clima de inversión. En lugar de bajar impuestos se habla de subirlos, y ya hemos visto gente que se está yendo. Y lamentablemente habrá empresarios que van a generar sus negocios en otro lado. Es un tema serio para la Argentina, que se tendrá que preguntar cómo va a hacer para crecer si los empresarios se van.
¿Podrías mencionar algún caso?
El más conocido es el de Galperin. Pero hay otros que se están yendo.
Las dos noticias de negocios más importantes de los últimos días (el arreglo de la deuda y el retiro del DNU de Vicentin), ¿sirven para recrear esa confianza?
Las dos representaron un alivio importante. Sobre todo lo de la deuda. Pero, por ejemplo, con Macri sabías que iba hacia el mercado. Te podía gustar o no, y tuvo millones de errores, pero sabías hacia dónde iba. Acá no hay una visión clara. Un día aparece Vicentin y otro día aparece un decreto que lo da vuelta y no sabés muy bien por qué lo hicieron ni por qué lo sacaron. Después empieza a haber rumores por Edesur, después parece que no, pero nadie lo desmiente. No hay un plan donde te expliquen cómo llegar a los
objetivos que tienen.
¿Ese plan es el que se está empezando a discutir con el FMI?
El Fondo tiene un problema que es que nos prestó US$ 44.000 millones. Esa es su preocupación. El arreglo con los acreedores privados generó un montón de espacio para que el Estado argentino pueda pagar, y lo que va a pedir el Fondo es: explicame cómo me vas a pagar los US$ 44.000 millones. Y le va a decir: si vos tenés una brecha del 70%, no vas a conseguir reservas, y ahí va a pedir revisar el tipo de cambio. Si vos tenés un déficit fiscal primario del 6% o 7% del PBI, no me vas a poder pagar. Mostrame cuál es tu visión. Si tenés tasas de interés que hacen que vos quieras llevarte la plata afuera, eso también le saca dólares al BCRA. Entonces, ¿qué te quiero decir? Pasa por lo fiscal, lo cambiario y lo monetario.