Luego de la crisis de desabastecimiento, el Gobierno aceptaría un aumento en los combustibles del 7,6% promedio para todo el país, según anticiparon fuentes oficiales a este medio.
Este miércoles vencía el congelamiento de precios decretado tras las elecciones primarias de agosto y en el sector la incertidumbre era total. Los faltantes de combustible en todo el país habían enturbiado la discusión por el ajuste en el surtidor y, en plena campaña electoral, no había muchas esperanzas de una corrección significativa que compense el inédito atraso.
Finalmente, la decisión del ministro de Economía fue prorrogar hasta febrero el congelamiento impositivo como moneda de cambio para acotar la suba. “En el día de hoy está publicado el decreto que establece el congelamiento del ICL (Impuesto a los Combustibles Líquidos). Un mecanismo por el cual el Estado no aumenta su participación en los impuestos para que la nafta no aumente más. Quiere decir, resignamos recursos del Estado, dejamos de cobrar impuestos a los efectos de que la nafta no aumente más de lo debido”, indicó en un mensaje a primera hora del día.
“En las últimas horas escuchamos pedidos de aumento del 40%, del 20%, del 10%, muy por encima de la realidad que un sector de los grandes ganadores de la economía argentina necesitaba a los efectos de seguir invirtiendo”, agregó en ese sentido.
En concreto, se trata de un impuesto que se debería actualizar cada trimestre en línea con la inflación, algo que no sucede desde hace al menos dos años como mecanismo de ancla antiinflacionaria.
Dado el atraso acumulado en todo este tiempo, el Estado se pierde de recaudar unos 2.500 millones de dólares cada año y, como explicó Forbes, la participación del ICL en la torta impositiva de las naftas pasó del 49% al 15%.
Lo complejo de esta política es que se torna muy difícil salir de esta situación, pero al mismo tiempo es indispensable para poder cumplir con las metas fiscales del FMI. De actualizarse todo el atraso acumulado el 1 de febrero, el precio de los combustibles debería subir alrededor de un 30% sólo por este componente.
Más allá de esta situación que deberá resolver el próximo presidente, el ministro aseguró que “con esta garantía de abastecimiento que han planteado las petroleras, la situación crítica se ha superado. Pero vamos a estar atentos, porque no vamos a permitir que sobre la base de incrementar un poquito más su ganancia exportando, terminen perjudicando a los consumidores argentinos”.
“Yo obviamente me enojé tanto como la mayoría de los argentinos con lo que pasó con la nafta, y espero que no vuelva a pasar. Pero cada vez que tenga que hacer valer el poder del Estado para garantizar que no afecten el bolsillo de los argentinos, lo voy a hacer”, subrayó.